Todos somos muertos

Éxodo 12:29-33

29 “Y aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales.

30 Y se levantó aquella noche Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto.

31 E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id, servid a Jehová, como habéis dicho. 

32 Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí.

33 Y los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra; porque decían: Todos somos muertos”.

Todos somos muertos. La muerte es la pérdida irreversible, según el diccionario, de las funciones del organismo humano como un todo; es la pérdida irreversible de la capacidad de respirar y por tanto mantener un latido cardíaco espontáneo. Marco Aurelio decía que la muerte no es otra cosa que cambiar de residencia. Nadie puede escapar de la muerte. La muerte no respeta edad, condición social, ante la muerte somos todos iguales. Recordemos que la vida no es igual para todos, pero la muerte sí es. Muchos prefieren vivir su vida como una hermosa mentira, pero un día tendrán que darse cuenta que la muerte es una dolorosa verdad.

La pandemia del Covid nos recordó que la muerte es segura y que la vida no está asegurada. Dejó lamentos por todo el mundo. En esos momentos, al igual que en el tiempo que vemos aquí en Éxodo, la muerte estaba en todos lugares. Dice el versículo 30 “porque no había casa donde no hubiese un muerto” y quiero tomar esto con mucho respeto porque muchos tuvimos personas cercanas que ya no están con nosotros y son muertos por causa de esta gran enfermedad, pero tenemos que saber que la muerte es segura. Vivir sabiamente significa vivir sabiendo que un día vamos a morir. 

En la historia existieron muchas personas famosas que prentendieron burlarse de Dios y como paga de eso murieron trágicamente. John Lennon, el líder de los Beatles, dijo: “La cristiandad desaparecerá y se acabará”. También dijo: “Los Beatles somos más famosos que Jesucristo”. Tiempo después, uno de sus fanáticos lo mató de un disparo y aún hoy la cristiandad sigue firme en el camino del Señor. Una mujer muy linda y muy famosa Marilyn Monroe recibió a un pastor para hablarle de Jesús y ella groseramente dijo: “Yo no necesito a su Jesús” y una semana apareció sin vida en su departamento y muy probablemente está en el infierno. Hugo Chávez, expresidente de Venezuela, dijo: “Desde el fondo de mi alma y mis vísceras, maldito seas Israel”, y después de unos meses murió de cáncer en sus vísceras, en su estómago. Thomas Andrews, el creador del Titanic dijo que ni aun Dios podía hundir ese barco y de Dios nadie se burla.

La Biblia dice en Isaías 1:14 Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas”. Nuestra mentalidad va pensando solamente en este mundo y no lo que Dios tiene para nuestras vidas y almas. En Proverbios 11:19 dice:Como la justicia conduce a la vida, Así el que sigue el mal lo hace para su muerte”. Dice Proverbios 16:25 Hay camino que parece derecho al hombre, Pero su fin es camino de muerte”. Dios es un Dios tan bueno que sabiendo que irremediablemente moriremos, él no quiere que tú mueres, quiere darte vida. En Deuteronomio 30:15-16 dice: Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella”. Es el deseo de Dios que puedas escapar de la muerte eterna, por eso mandó al Señor Jesucristo en la cruz del calvario porque sin él todos somos muertos. ¡Gracias a Dios por ese gran salvador que tenemos en Cristo! Que al derramar su sangre en la cruz del calvario tú yo podemos tomar de esa sangre para ser bendecidos y tener la seguridad para que cuando partamos de este mundo vayamos a la presencia de Dios, mas no por nuestra sobras, como aquel que dice “yo no sé si vaya al cielo porque depende si soy bueno o malo”. La Biblia dice que todos somos pecadores, todos somos malos y merecemos el infierno, pero él mandó a su Hijo a morir en la cruz del calvario y derramar la sangre preciosa para que tu puedas ser salvo.

Los moradores de Egipto estaban destinados a la muerte, decían: Todos somos muertos. Ante la muerte, estas personas prefirieron regalar su oro y posesiones con tal de alejarse de la muerte. Así, las personas ante la posibilidad de la muerte, son capaces de renunciar a todo para tener la vida. Si yo te dijera, y no es mi deseo, que hoy es el último día de tu vida, ¿A qué estarías dispuesto a renunciar para seguir vivo? O peor aún si la vida de uno de tus familiares o de tus hijos estuviera en tu decisión qué serías capaz de hacer con tal de que ellos no muriesen? La única esperanza verdadera para huir de la muerte está en la sangre de nuestro Señor Jesucristo, él es el Cordero de Dios.

En Éxodo 12:13 dice:Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto”. El Señor dice: Y la sangre os será por señal. La plaga de la mortandad se alejó del pueblo de Israel cuando ellos cubrieron sus puertas con la sangre del cordero inmolado, fue la sangre del cordero que libró la vida de Isaac cuando iba a ser sacrificado; Adán y Eva tuvieron que derramar la sangre de un cordero para quitarle la piel y cubrir su cuerpo, su pecado y su vergüenza, pero tuvo que ser derramada la sangre de un cordero. Los sacerdotes en el Antiguo Testamento derramaban la sangre en el altar para aplacar la ira de Dios y que Dios no los destruyera. Rahab aquella mujer ramera, se arrepintió y colgó un cordón de grana, una tela de color rojo sangre, para que su casa no cayera cuando los muros de Jericó se desplomara ante los gritos de los ejércitos del Dios de Israel. 

Isaías 53:4-7 dice: Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.  Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”. Es Cristo el que derramó su sangre para que tú puedas ser salvo. Es la señal de la sangre la que siempre tiene que ser predicada porque sin esa señal de sangre en nuestra vida irremediablemente todos somos muertos, pero nos alcanzó la gracia del Señor Jesucristo. Todos necesitamos la sangre del Cordero, no importa que la gente demerite lo que él hizo en la cruz, todos necesitamos porque no hay otro camino, el único camino es un camino manchado por la sangre del Señor Jesucristo para tener vida eterna. Tú necesitas a Cristo, necesitas esa sangre y ponerla en tu vida y corazón para ser salvo. Todos necesitamos de la sangre de Cristo porque si no, todos somos muertos.

¿Toda tu familia ya tiene la señal del pacto? ¿Tus familiares son salvos? ¿O será que aun ellos necesitan esa sangre de Cristo en la cruz del calvario? En Éxodo 29:21 dice: Y con la sangre que estará sobre el altar, y el aceite de la unción, rociarás sobre Aarón, sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de estos; y él será santificado, y sus vestiduras, y sus hijos, y las vestiduras de sus hijos con él”. Todos amamos a nuestra familia y nuestra responsabilidad principal es que ellos sean rociados a través de la fe por la sangre de Cristo por la cruz del calvario para escapar de los lazos de la muerte, porque si no, irremediablemente serán muertos. ¿Son tus hijos salvos? ¿Has puesto la sangre del Cordero en la puerta? En Éxodo 12:46-47 lo menciona de esta manera Se comerá en una casa, y no llevarás de aquella carne fuera de ella, ni quebraréis hueso suyo”. El cordero se comía en casa, eso es estar en el camino de Dios. Invitamos a las personas y por su bien para que sean salvos deseamos que vengan a  escuchar de la palabra de Dios. “Forzalos a entrar” decía nuestro Señor Jesucristo. Toda la congregación de Israel lo hará”. Ese es nuestro deseo y obligación poder compartir con las personas de esa sangre que el Cordero derramó la muerte puede sorprendernos cualquier día. Nadie tiene la vida segura. En cualquier momento podemos irnos de este mundo, no importa si es joven, si es niño y si eso no pasara, Cristo puede venir en cualquier momento ¡Y anhelado ese día cuando Cristo venga por su iglesia! pero debemos estar atentos enseñando a otros la palabra de Dios. 

Romanos 3:22-25 dice: la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados”. Cristo dio su sangre para que no se derrame la nuestra. Conozco a varias personas que han rechazado a Cristo y como no aceptaron la sangre que Cristo derramó, después ellos tuvieron que derramar su sangre de una manera trágica, por haber rechazado el pacto. Es por eso que si no queremos ser muertos debemos pedirle: “Señor, con tu sangre cubre mi vida” y aun los que somos salvos deberíamos decirle: “Señor con tu sangre cubre mis pensamientos, cubre mis manos con tus manos para poder servirte, limpia mi vida para servirte de una manera santa”. 

Una persona que va con el pacto en su vida, será una persona que sabe vivir sabiamente en medio de un mundo perverso. Es la fe en Jesucristo la que va a cambiar nuestra vidas para dar testimonio y después dirán: ¿Qué tiene esa persona que es diferente? ¿Por qué Dios lo bendice? ¿Cuál es la diferencia? La sangre del pacto. ¿Están rodeados tus hijos con la sangre de Cristo? Y no me refiero solo a su salvación. Es necesario que la sangre sea aplicada no solo para ser salvos, sino para vivir en santidad en nuestra vidas, que la gente vea una congregación de personas salvas que se aman y que aman a Dios por encima de cualquier cosa, que no importa lo que diga este mundo, lo que importa es lo que dice Dios en su palabra. Eso es lo que va a influenciar nuestro corazón. Este mundo está lleno de tantos “influencers”, pero es la palabra de Dios la que debe influenciar tu vida. “Ay mira como se viste fulanito”, la Biblia dice como te debes vestir. “El chisme de allá”, en la Biblia está el mensaje que debes predicar. “Este lugar está en tendencia”, la iglesia está en tendencia desde que Cristo la edificó. Debemos ser cristianos agradecidos con Dios por su don inefable, por sus grandes misericordias sobre nuestra vidas. Faltar a un servicio de la iglesia, sería faltar a una cita con el Dios que dio su vida por nosotros. Que nunca pase por nuestras mente dejar el camino y la palabra de aquel que nos libró del infierno y de la muerte. 

Aquel que quiera conducirse sabiamente, aquel que quiera tener éxito en su vida y ser una persona por encima de muchas de cosas tiene que someterse a la palabra de Dios porque el Señor Jesucristo con su sangre nos libra de tantas cosas malas que este mundo quiere darnos. La muerte será el paso para que tú y yo despertemos a la verdadera vida plena con Dios, celebrando con él la santa cena en las bodas del Cordero, viendo a nuestro Señor y tomando la cena con él y nuestros hermanos en la fe. 

¿Qué es la muerte para nosotros sino ese momento gozoso para pasar ese umbral de muerte? Pero ya no estamos con el miedo de decir: Tal vez me vaya al infierno. No, nos vamos con Cristo porque él nos limpio y está la sangre del pacto y ya no está esa ansiedad que tienen otras personas. Me gusta lo que dijo un filósofo: “¿Por qué se preocupan por la muerte? Cuando yo estoy, ella no está”. Si no tienes a Cristo, sí te irás al infierno, te irás a ese lugar donde el gusano nunca muere y serás atormentado para siempre. Es por eso que necesitamos que la sangre de Cristo esté en nuestra vida y le aceptemos por fe en nuestros corazones. ¡Gloria a Dios por ese Dios maravilloso que fue capaz de dar a su hijo en la cruz del calvario y abandonarlo ahí para que tú y yo tengamos vida eterna! Cuando Jesucristo decía: “Eli, Eli lama sabactani” algunos decían: “Ay no Dios no lo desamparó”. Dios sí lo desamparó porque Dios es santo y en ese momento Cristo cargaba el pecado de toda la humanidad, por eso lo tuvo que abandonar en la cruz y fue su mayor dolor estar lejos de Dios. Nos podemos dar una idea de lo que sintió Dios el Padre al ver a su Hijo en la cruz del calvario, si para nosotros es una desesperación cuando nuestros hijos entran a una cirugía, quisiéramos meternos al quirófano y decirle al doctor cómo hacerle, pero no está en nuestras manos. Aunque sabía Dios todo lo que se tenía que hacer, Cristo, en obediencia, dio su vida en la cruz del calvario. Es por eso que nuestras vidas deben ir marcadas por ese mensaje del calvario.

Cuando la muerte nos alcance es cuando tendremos la verdadera dicha y entonces en la muerte la verdadera vida llegará a nosotros. Ya no tenemos porqué vivir por la ansiedad que puede producir el día de nuestra muerte, no viviremos preocupados por aquel día, mejor es vivir ocupados en sus sendas para tener esas gavillas que presentarle en aquel día, vivamos en victoria sobre la muerte confiados en la promesa de nuestro Señor Jesucristo.

Dice 1 Corintios 15:20-22 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”. El pueblo de Egipto decía: “Todos somos muertos”. Los versículos 51-57 dicen: He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,  en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.  Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. ¡Qué bueno es Dios! 

Estamos en un funeral viendo a las personas y cuando esa persona no fue salva te puedes imaginar un carbón ardiente en el infierno, qué feo. Pero cuando fue salvo, ese servicio funeral se convierte en algo gozoso, bendecido. Si tú eres salvo la muerte ya no tiene poder sobre ti.

Ya no vivimos para este mundo, vivimos para nuestro Señor Jesucristo, él es la esencia de nuestra vida. Como me encanta la historia de un hombre al que le preguntaron: “¿A qué se dedica?” El dijo que a ganar almas y le dijeron: ¿A poco ahí le dan dinero?” Le respondió: “Yo me dedico a ganar almas y para tener dinero, remiendo zapatos”. Él sabía que la prioridad de su vida era llevar a otros a los pies de Jesucristo. ¿Cuál es la prioridad de nuestras vidas? ¿En donde pasamos más tiempo? ¿Hacia dónde dirigimos nuestras vidas? Ese mundo sin esperanza dice: “Todos somos muertos”. Pero en Cristo todos somos vivificados. 1 Corintios 15:57 dice: Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”.

La sangre os será por señal. Si ya eres salvo, es un buen día para darle gracias a Dios