Un hogar bien unido en amor

Filipenses 2:1-5

1 “Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, 

2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. 

3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 

4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 

5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”.

Pablo está diciendo si es que existe  que en Cristo hay consolación y la respuesta es sí, por supuesto en Cristo hay consuelo suficiente, después dice si algún consuelo de amor; a las esposas les gusta este tipo de consuelo. Cuando nos comparten lo que ellas están pasando, quizás algún momento difícil y muchas veces no somos empáticos con ellas, no las entendemos, pero tenemos que sentarnos con ellas y tratar de entenderlas. Pero estas palabras consuelo de amor es la única vez que se mencionan en la Biblia y significa palabras suaves de amor, y Pablo dice que tenemos de parte de Dios palabras suaves. A veces son duras cuando estamos en pecado, pero si estamos buscando a Dios, él no nos patea, nos da esas palabras suaves y dice: Te amo.

Luego continúa diciendo si hay comunión del Espíritu, en el Espíritu Santo encontramos comunión, si hay alguna misericordia, ¿sabes que? sí la hay. La misericordia es cuando estamos de rodillas clamando al Señor perdón y Dios tiene misericordia de nosotros, Tito 3:5 dice: “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”.

Pablo dice si hay todas estas cosas en Cristo  completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. En este versículo, Pablo menciona la unidad cuatro veces y nos da un ejemplo: Cristo. No hay mejor ejemplo que Cristo. Cuando tú como marido digas: ¿Cómo puedo amar a mi esposa? La respuesta es como Cristo amó a la iglesia. 

En el versículo 3 nos explica algunas cosas: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria”. Pablo dice: “Vive una vida sin estar peleando y sin estar buscando lo tuyo”. En el matrimonio muchas veces así es. Vivimos una vida constantemente peleando y buscando lo propio. “Es que tu no me serviste primero”, “Es que no me hiciste caso”, “Yo soy más importante”. “… antes bien con humildad”. ¡Cuánta humildad necesitamos en nuestras vidas! La falta de humildad en nuestro hogares está dividiendo nuestras vidas. El esposo no quiere perdonar a la esposa y viceversa y es por el orgullo. Pero Pablo dice que hagamos lo contrario: “estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”; cuando el hombre pone a su esposa en un pedestal y dice: Tú eres más importante que yo, nos vamos a evitar muchos problemas.

El versículo 5 dice: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Cristo no hizo nada por vanagloria, nada hizo por contienda, es más cuando Pedro sacó la espada y le cortó la oreja a Malco; Jesús dijo que la guardara. Cuando lo abofetearon, él pudo haber mandado un rayo del cielo, pero él no hizo nada por vanagloria.

¿Qué trae más amor en el hogar? ¿Cómo podemos tener un hogar más unido en amor? 

  1. Su amor nos une

2 Corintios 5:14 dice: “porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron”. El amor de Cristo nos impulsa a hacer más por la obra de Dios, pero esta palabra (constriñe) también quiere decir unir más, eso hace el amor de Cristo. 

Si hay poco amor en nuestra vida, el amor de Cristo une, pero en muchos hogares pareciera que no está ahí. Cuando hay poco amor no estamos tan unidos, pero cuando el amor de Cristo verdaderamente está en nosotros, estamos considerando el amor de Cristo, estamos viviendo el amor de Cristo.

Colosenses 3:14 dice: “Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”. El vínculo del amor nos habla de la unión que hace el amor de Dios en nuestra vida y el amor de Cristo es lo que nos une. Entre más amamos al Señor, más nos da de su amor. El problema es que estamos tan alejados de él, se nos olvida su compasión, no estamos caminando con él, no estamos viendo su ejemplo.

¿Qué tan cerca estás caminando con Jesús? ¿Qué tanto conoces a Jesús? ¿Estás teniendo una buena relación con Jesús o te quedaste con tu religión anterior que veías a Dios como alguien muy lejos? ¿Recuerdas que cuando pasabas por esa iglesia te persignabas? Y era porque sentías que la presencia de Dios estaba ahí y cuando ya pasaba de ese lugar la presencia de Dios ya no estaba y como ya no estaba en la siguiente cuadra había un bar y entrabas ahí porque simplemente Dios se había quedado en la otra cuadra, pero Dios no se queda en la otra cuadra cuando eres cristiano, no se queda en una cruz cuando eres cristiano, Jesús no se quedó en la cruz del calvario, no está en una estampita, no está en un crucifijo, Jesús está en tu corazón si le has aceptado como Señor y Salvador, y porque él está en nosotros, Gálatas 2:20 dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. A veces se nos olvida que Cristo vive en nosotros y en el hogar no hay unidad porque no hay amor.

2. Su reconciliación nos une

2 Corintios 5:17-20 dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Todo lo malo que hecho, toda la basura que eramos en Cristo es borrón y cuenta nueva. “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. El ministerio de la reconciliación es simple. Ahora que somos salvos, nos dice que vayamos y hagamos lo mismo, que vayamos al mundo y le digamos: Reconciliaos con Dios. Dios no va tomar en cuenta sus pecados, si ustedes creen en el nombre de Jesús. Dios quiere que vengan a él. Este es el ministerio de la reconciliación.

Si algo necesitamos en el hogar es la reconciliación en Cristo. Esto nos une dentro de nuestra propia familia. Cuando dos personas se reconcilian ya no están enojadas, ya no están separadas. La reconciliación es hermosa. Pero hay quienes no se han reconciliado. “Ay pastor no sabe lo que él me hizo” ¿Sabes lo que le hicimos a Cristo? ¿Sabes lo que le hemos hecho a Dios? No se compara lo que alguien le haga a otro con lo que nosotros le hemos hecho a Dios. Dice la Biblia: “no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados”. La reconciliación no solo es entre esposo y esposa, también es entre padres e hijos. Hay hijos que no han perdonado a sus padres, hay papás que quizás no han perdonado a sus hijos. Muchas veces también es entre hermanos que no se hablan. Un hermano me estaba comentando que sus hermanos se estaban peleando y él les dijo: “En primer lugar somos hermanos, y si el terreno que me están dejando es causa de todo esto, ahí está, tómenlo, vale más nuestra familia”. ¿Cuantos nos estamos peleando por el terreno, por la herencia, por la casa? Y no hay reconciliación.

Una verdadera reconciliación es cuando queremos hacer las paces. Cuando estamos enojados, cuando no nos hablamos y a veces ya perdonados, pero no le hablamos, esa no es una verdadera reconciliación. Quizás no le hablas a tu papá o a tu mamá, algo pasó. Busca reconciliarte.

Un matrimonio unido es aquel que se reconcilia. Hay unas cosas que impiden la reconciliación: El orgullo, los celos en el hogar, el recuerdo, un corazón amargado. Haz a un lado ese corazón amargado y pide a Dios perdón y que llene tu corazón de amor y que quite toda amargura. ¿Qué más impide la reconciliación? La envidia, principalmente hermanos que están peleando entre sí y falta de perdón.

3. Su perdón nos une

Efesios 4:32 dice: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Muchas veces el que busca la reconciliación está tratando de arreglar las cosas, pero del otro lado no hay perdón y cuando no hay perdón no hay unidad, no hay un mismo sentir, no podemos decir que el amor de Cristo está ahí.

La noche del 6 de septiembre de 2018 una mujer que era policía llegó a su departamento, abrió la puerta y había un hombre y cuando lo vio, sacó su arma, le disparó y lo mató. El problema fue que ella estaba en un piso más del cual debería haber bajado, se equivocó de departamento. Ese departamento era del hermano de Brand, él estaba comiendo helado estaba en un sillón, cuando vio a la mujer se levantó y ella lo mató. Un año después se hizo el juicio, esta mujer fue sentenciada a prisión por varios años. Pero Brand de 18 años, habló con la juez y le pidió si podía darle un abrazo a Amber (la policía) la juez se extrañó, pero dijo que sí, él dijo: “Amber, quiero decirte que te perdono, le quitaste la vida a mi hermano, te perdono en el amor de Cristo, no te deseo nada malo. Mi único deseo es lo mejor para ti y espero que un día puedas conocer a Jesús”. 

A veces el perdonar es difícil, imagínate perdonar a alguien que ha matado a un ser querido. ¿Pudieras tú perdonar? Dios envió a su Hijo unigénito por nosotros, él murió en la cruz por nosotros, todo lo que hicimos en contra de Dios, Dios estuvo dispuesto a perdonarnos.

El misionero Jim Elliot murió en la jungla de Ecuador y años después, su hijo y varios misioneros fueron a esas tribus, volvieron a predicar el evangelio  y encontraron a los asesinos y les dijeron: “Los perdonamos, de la misma manera que Cristo nos perdonó”.

Dice Colosenses 3:13 “soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”. Quizás deberías decir a tu esposo o esposa: “Te perdono”. Quizás alguien te ha hecho daño y está buscando la reconciliación y tú no has dado la reconciliación, quizás necesitas mas del amor de Cristo que te una y constriñe. 

Pablo dijo: Completad mi gozo, lo único que hace falta es que se unan más en amor, de la misma manera que Cristo lo hizo, no buscando lo suyo propio, no peleando, sino con humildad, amor, reconciliación y perdón