¡Tienes permiso para Vencer!

Ester 8:10-11

10 “Y escribió en nombre del rey Asuero, y lo selló con el anillo del rey, y envió cartas por medio de correos montados en caballos veloces procedentes de los repastos reales; 

11 que el rey daba facultad a los judíos que estaban en todas las ciudades, para que se reuniesen y estuviesen a la defensa de su vida, prontos a destruir, y matar, y acabar con toda fuerza armada del pueblo o provincia que viniese contra ellos, y aun sus niños y mujeres, y apoderarse de sus bienes,

Este libro de Ester es un libro muy interesante. Comienza hablándonos del rey Asuero buscando una nueva esposa, porque la esposa que él tenía se había revelado contra él y algunos de los principales le dijeron: “Eso no puede ser aquí en el reino, búsquese una mujer hermosa.” Esa mujer hermosa fue Ester. 

Había otra persona dentro del reino que se llamaba Amán; él era una persona muy especial, odiaba al pueblo judío y a través de unas cosas que suceden, porque había un tío de Ester que se llamaba Mardoqueo, que no se arrodillaba cuando Amán pasaba y entonces, Amán piensa: “Estos judíos ya me caían gordos y ahora me caen más gordos.” Él hace un plan en donde iba a no solamente matar a Mardoqueo, sino a todos los judíos del reino y Ester se da cuenta de ese plan y empieza a hacer unas reuniones junto con el rey y el rey trae a Amán y finalmente Ester le dice al rey: “Este Amán es el que quiere destruir al pueblo judío.” Mientras tanto Amán ya se había salido con la suya porque el rey ya había firmado y sellado un documento en el cual se iba a exterminar al pueblo judío, pero Dios estaba y está con el pueblo judío. El rey le dice a Ester que no podía revocar ese documento que ya había sellado. Una vez que había sido sellado ese documento no se podía hacer nada, pero tenía una idea, iba a hacer otro documento donde el rey daba el permiso, el poder y la autorización de los judíos para defenderse. Era lo único que se necesitaba para que los judíos pudiera no ser aniquilados.

Muchas veces, como cristianos no reconocemos y se nos olvida que tenemos esa autorización, ese poder de parte de Dios para no darnos por vencidos. ¡Tienes permiso para vencer!

Lo que el rey está diciendo es: “Ustedes tienen mi permiso para vencer. Va a venir el pueblo y los ejércitos y ellos tienen esa autorización para matar a los judíos porque así se estableció con Amán, pero con el otro documento les doy permiso para defenderse, para ponerse de pie y para vencer a aquellos que los van a matar.” De tal manera que el rey no dijo: Les voy a mandar mas armas; él dijo: “Se pueden defender” y a veces en nuestra vida cristiana necesitamos escuchar esas palabras de parte de Dios que están plasmadas en Su palabra donde dice: “Te doy permiso para vencer contra el pecado, contra las cosas a las cuales estás cediendo.” ¿Y cuántas cosas hay en las cuales estamos cayendo? Pero Dios nos dice que tenemos permiso para vencer. 

Muchas veces los amarres que hace el diablo son difíciles de quitar, quizás por el pecado, por algún mal hábito en nuestra vidas; quizás estamos amarrado con ciertas actitudes, con ciertas ideologías, pensamos, aún quizás viniendo a la iglesia, que venimos del chango, pensamientos que hemos traído del mundo y pensamos que no hay manera de zafarse, pero lo que dijo el rey al pueblo fue: “Te doy permiso. Tienes mi autorización, te doy el poder.” El pueblo judío dijo: “¿De veras? ¿Tenemos el permiso de parte tuya?” Si hubieran venido a atacar al pueblo judío con permiso o sin permiso podían haberse defendido, pero muchas veces necesitamos de una voz que nos diga: Te doy permiso para vencer.

En ocasiones el esposo dice: ¿Será que comienzo este negocio? Y la esposa dice: Otra vez? ¿No ves que la otra vez fracasaste? Pero si después el esposo está orando y haciendo cuentas y sabe a lo que Dios le está dirigiendo, muchas veces lo que necesita el esposo es: Vamos a hacerlo, vamos a orar. Necesitamos un empujoncito y lo que Dios nos da no es solamente un empujoncito, Dios nos levanta, nos empodera, nos ayuda. Dios nos dice: ¡Tienes permiso para vencer!

Hay algunas áreas en donde no estamos venciendo y estamos amarrados. Efesios 4:28 dice:El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Una de las maneras prácticas para salir de deudas es trabajar. Si sientes que estás atrapado, tienes permiso para vencer. En el área de finanzas puedes vencer. Dios quiere que como cristianos no estemos más atrapados en deudas. Dice Proverbios 22:7 “El rico se enseñorea de los pobres, Y el que toma prestado es siervo del que presta.” Si has pedido prestado y estás endeudado, tienes permiso para vencer, tienes permiso para salir de ese hoyo y empezar a trabajar, dejar de endeudarte y formular un  plan, donde tengas tu presupuesto y no gastar más de lo que ganas. Dice Proverbios 13:23 “En el barbecho de los pobres hay mucho pan; Mas se pierde por falta de juicio.” El juicio y la sabiduría de parte de Dios está en su Palabra y entre más estudiemos su palabra, nos damos cuenta que Dios está buscando vencedores financieramente. ¿El dinero es pecado? No. El amor al dinero es pecado. Tienes permiso para salir de ese hoyo de deudas en el cual estás y quizás lo único que necesitas es que alguien te dé un empujoncito, que te diga: “¡Sí puedes, hermano!” Hemos visto que sí se puede. Hace tiempo un hermano me dijo: “Tengo diez tarjetas de crédito, ciento de miles de pesos en deuda”; y ese día en la escuela dominical, por la gracia de Dios, enseñamos de finanzas y ya solo tenía una. No te endeudes, y si estás endeudado, tienes permiso para vencer.

Hay otra área en donde estamos batallando y es en lo físico. Dice 1 Corintios 3:16¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Tú eres templo de Dios y Dios dice que debes cuidar ese templo que es de Él. Pero no estamos cuidando ese físico que Dios nos ha dado. Estamos comiendo carnitas, estamos comiendo demás, el problema no es comer, sino que a veces exageramos, nos pasamos. Proverbios 23:2 dice: “Y pon cuchillo a tu garganta, Si tienes gran apetito.” ¿Sabías que la gula es pecado? Yo he pecado de gula. No solamente es la comida, sino que le metemos al cuerpo que Dios nos ha dado. “Ay pastor, a mí no me preocupa esas cosas.” Pero entre más sanos estamos, más tiempo podemos servir al Señor. 

Somos el templo de Dios y Dios quiere que este templo que nos ha dado lo tratemos bien. Si tienes un carro y lo prestas y esa persona lo choca y no le cambia el aceite y lo vuelve a chocar y después de tres semanas te lo regresa bien maltratado, ¿qué le vas a decir? Dios nos presta ese cuerpo, trátalo bien, métele cosas que no lo van a terminar y por eso es importante darnos cuenta que hay tantas cosas que estamos ingiriendo, metiendo haciendo, ya sea por lo que consumimos, por lo que vemos, por lo que hacemos y aún a veces por lo que no hacemos. A muchos de nosotros nos hace falta más ejercicio, vivimos una vida muy sedentaria. Tenemos que vencer y Dios nos da el permiso para vencer.

Nos da el permiso para vencer quizás alcohol, cerveza, drogas, cigarros, coca cola; no es pecado tomar coca cola, pero cuando la tomamos todos los días y en grandes cantidades cualquiera que sea, aún agua, ¿Sabías que gente ha muerto por tomar mucha agua? porque es en exageración.

En ocasiones hay tantos problemas familiares a los cuales estamos atados, a los cuales no nos podemos desprender, tenemos cosas que llevamos cargando y la manera en que estamos viviendo con nuestra esposa, con nuestros hijos, no es la manera que Dios manda. Ve lo que dice Génesis 18:19 Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. No está diciendo: “Yo sé que Abraham va a ser un dictador”, sino “Sé que Abraham entiende su posición de autoridad en el hogar y si le digo Abraham: Quiero que tu casa me sirvan. Sé que Abraham lo va a hacer porque ya se ha librado de esas cuerdas.” Quizás la sociedad dice a la mujer: “Tú, ¿qué tienes que estar obedeciendo a tu marido?” Dios no dice nada más que obedezcas, sino respétalo. Nosotros los esposos necesitamos ser respetados y las esposas amadas. Busca ser una mamá triunfadora, Dios dice: ¡Te doy permiso para vencer!” Busca tener un altar familiar. Efesios 5:25 dice:Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, Dios dice: Ámala. El matrimonio cristiano es un lugar que Dios ha formado para que pasen un buen tiempo, comenzando en la relación íntima, un hermoso tiempo que Dios creó más de lo que hay afuera, más de lo que puede disfrutar el mundo. Un hogar cristiano depende de Dios. Un hogar cristiano depende de Dios y Dios lo creó y uno puede pasar un tremendo tiempo en comunicación, con los hijos, pero es cuando estamos siguiendo a Dios. Dios dice: ¡Vence esa esclavitud!

Si dices: “¡Ay pastor! Es que no me quiero casar, la sociedad me ha enseñado unión libre.” Lo que necesitas es un empujoncito de parte de Dios. Quizás estás tirado y no te puedes levantar y ya trataste muchas veces, pero tenemos que estar en el lugar donde le digamos al Señor: “Lo quiero intentar, ayúdame.”

Joven, ¿sabes que puedes vencer con un futuro triunfador? No solamente en las finanzas, en lo físico, en lo familiar, teniendo hijos que se sujeten viniendo a la iglesia dejando esas cosas que nos afectan, pero puedes vencer con tu futuro. 2 Corintios 6:14 dice: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? Dios está diciendo: No te unas en yugo desigual con un incrédulo, con una persona que no cree en Dios, que no es salva, que no viene a la iglesia, que no camina hacia el mismo sentido que tú estás caminando. 

Joven, si estás caminando hacia Cristo, no puedes comenzar una relación con una señorita que es incrédula y si ya estás en esa relación, tienes permiso para vencer, deja a ese joven o señorita. Dile: No eres la única. (Espera la cachetada).

¿Quieres tener un buen hogar, un buen matrimonio, una vida en Cristo llena de bendición? No es malo pensar en el matrimonio. Nosotros infundimos en nuestros hijos que se pueden casar, que el matrimonio no es malo, es algo que honra a Dios, pero no lo vamos a poder hacer si yo camino en una dirección y la persona con la que me caso va en otra dirección. Si a parte de ser cristiano, Dios ha puesto en ti un ministerio para servirle a Él, asegúrate que el ministerio que Dios te ha dado, que la señorita se adapte y se acople a ese ministerio que Dios te ha dado. Si dices que Dios quiere que seas misionero en Corea del Norte y le dices a esa señorita que te gusta, que si se quiere ir a Corea y ella dice que no, pero Dios ya te llamó, entonces dices: ¿Corea del Norte o la señorita que esta bien bonita? y dejas tu ministerio para acoplarte a esa relación, ahí cometes un error. Tienes que asegurarte que si Dios ha puesto un ministerio en tu vida, que la otra persona (que Dios te va a dar) va a ser alguien que va a caminar junto contigo en ese ministerio.

Salmos 20:7-8 dice: “Estos confían en carros, y aquellos en caballos; Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria. Ellos flaquean y caen, Mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie.” Algo en lo que deberíamos vencer diariamente es contra el pecado, contra nuestras flaquezas, y conocemos cuales son nuestras debilidades, pero Dios dice: ¡Tienes permiso para vencer! “Ay Señor no puedo, este pecado no lo puede vencer.” Dios te dice: “¡Tienes permiso para vencer! Te lo estoy diciendo, te estoy dando la autoridad, el permiso, si lo puedes hacer.” No es el pastor, no es alguien más, es el poder de Dios y si Dios dice que puedes contra ese pecado porque Él está de tu lado, que tú lo puedes hacer, tú lo puedes hacer. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” En flaquezas y debilidades, en pecado, tienes permiso para vencer. 

El pueblo judío lo único que necesitaba era el sello del rey que dijera: “Les doy la autorización para que ustedes se defiendan. Dice Ester 8:14-17 “Los correos, pues, montados en caballos veloces, salieron a toda prisa por la orden del rey; y el edicto fue dado en Susa capital del reino.salió Mardoqueo de delante del rey con vestido real de azul y blanco, y una gran corona de oro, y un manto de lino y púrpura. La ciudad de Susa entonces se alegró y regocijó; y los judíos tuvieron luz y alegría, y gozo y honra. Y en cada provincia y en cada ciudad donde llegó el mandamiento del rey, los judíos tuvieron alegría y gozo, banquete y día de placer. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hacían judíos, porque el temor de los judíos había caído sobre ellos.

Ese día fue un día de gozo cuando escucharon que se podían defender, cuando escucharon que tenían esa autorización de parte del rey y ganaron. Cuando Dios dice que tenemos permiso para vencer nos debería dar gozo y alegría.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. (Romanos 8:37)

¡Tienes permiso para vencer!