¿Por qué no damos la promesa de fe?

1 Reyes 17:8-14

8 “Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo:

9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente.

10 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba.

11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano.

12 Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir.

13 Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo.

14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra.”

¿Te gustaría que cada vez que abres tu refrigerador ahí estuvieran: la salsa, la comida, el mole de panza, las verdolagas en una salsa super picosa, el mole, las enchiladas, el pozole listo para comer y que tú nunca tengas que ir a la tienda a comprar porque ahí está la leche, la mantequilla, el yogur? Así es más o menos lo que pasa con el profeta Elías. Él estaba siendo cuidado por unos cuervos en un río y dice la palabra de Dios en el versículo 6 Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo.pero dice el versículo 7 Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra. Si recuerdas no había caído lluvia. Elías había orado a Dios y le había dicho: “Señor, cierra los cielos para que no caiga lluvia” y eso era para que el rey de Samaria se diera cuenta del poder de Dios  y entonces dice la Biblia que no había llovido en esos días y Dios le dijo a Elías que Él lo iba a sustentar “he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente.” 

Quizás Elías había pensado que era una persona importante. Hay otra porción de la palabra de Dios que nos habla de una mujer importante pero aquí no era esa mujer importante, era una señora viuda y no solo era viuda, era pobre porque hay algunas viudas que han recibido una herencia pero aquí no era el caso. Esta mujer estaba recogiendo dos leños para dejarse morir. No había llovido, no había comida y si no había lluvia no habría trigo ni maíz, no había alimento y esa mujer se había resignado.

Es triste cuando una persona llega al punto de la resignación. Es triste cuando ya no queremos seguir adelante, ya no queremos luchar por el matrimonio, por la vida, y nos resignamos y creo que la resignación no es buena porque estamos perdiendo esperanza, le estamos diciendo al Señor que ya no podemos más y nos damos por vencidos.

Esta mujer se había resignado y ya no quería seguir adelante y llega Elías y le dice que le diera un poco de agua y ella dijo: “Voy a buscar agua, no hay agua está escasa pero quizá hayamos reservado un poco por ahí” y tan difícilmente esta mujer va y trae agua y la ofrece al siervo de Dios. 

Este siervo de Dios representa a los misioneros, a aquellos que están yendo a países lejanos llevando el evangelio y este misionero, Elías le dice “dame un poco de agua. Nosotros como iglesia debemos de estar dispuestos a dar ese vaso de agua a aquel que conocemos y también a aquellos que no conocemos. La palabra de Dios nos dice que vamos a dar aún vasos de agua a ángeles del cielo y debemos de estar dispuestos a hacerlo.

Dice el versículo 11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. Pudiera parecer algo exigente, esta mujer pudo pensar “¿Qué no eres varón de Dios? ¿No te das cuenta que estamos a punto de morir?” Y una persona que se ha resignado y ha pasado por hambre por días semanas y meses uno se puede dar cuenta en su apariencia y esta mujer yo creo que se le podía notar los huesos y los labios secos y una preocupación en su rostro, ojos hundidos viendo quizás la desesperación y aún la muerte y pudiéramos decir que Elías se estaba aprovechando de la mujer, ¿cómo era que le estaba pidiendo un poco de pan a la pobre mujer? El versículo 12 dice:Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. Esta era una última comida, era una última cena. ¿Has estado así? Que comes el último bocado y no sabes si vas a comer mañana y de repente Dios provee para el siguiente día. ¡Qué bendición!

Esta mujer estaba a punto de morir y Elías le diceNo tengas temor; ve, haz como has dicho;” y aquí está la diferencia “pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. Pudiéramos pensar ¡qué hombre tan egoísta! ¿Cómo es que este hombre le está pidiendo de comer a esta pobre mujer viuda y que aparte le dice que lo que va a hacer se lo haga a él primero?

Muchas veces Dios nos dice de la misma manera. El nos dice “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia  y todas estas cosas os serán añadidas” Dios dice que nos va a dar bendición tras bendición si buscamos su reino y su justicia. De tal manera que este hombre representa al misionero, esta mujer representa a nosotros y Dios dice: “Antes que te sirvas tú, primero acuérdate de las almas, acuérdate de la obra de Dios, acuérdate de los misioneros que están en otros lados de este mundo y cuando te acuerdas de ellos primero yo voy a cubrir todas tus necesidades.” 

Quiero hablar de ¿por qué no damos la promesa de fe?

1. Por Incredulidad

Somos a veces incrédulos. ¿Qué es la incredulidad? Es el rechazo de una persona para creer en algo. La incredulidad es la falta de fe. En estos días de pandemia muchas veces amanecemos y nos hace falta fe. Qué bueno sería poder tomar un té de fe en vez de un té de tila o hierbabuena para que durante todo el día tengamos una gran fe, que cuando nos encontremos con una persona desanimada le inyectamos un poco de fe y le digamos “No se preocupe, todo va estar bien.” Hay días que amanecemos sin fe y decimos: “y ahora ¿cómo le voy a hacer? ¿cómo vamos a sobrevivir?” Pero podemos levantarnos y leer la Biblia y ese es nuestro té de fe.

Pero a veces la incredulidad gana. Muchas veces no damos a la obra misionera por incredulidad porque no hay fe, por temor, por miedo. Quizás el año pasado prometiste dar cincuenta pesos al mes para los misioneros pero quizás hubo algunos meses que dijiste ¿Qué tal si no me alcanza? y nuestra fe empieza a menguar, pero esta es la respuesta de Elías “No tengas temor.” Esta mujer estaba confesando su miedo, pero Dios tenía un plan. Dios siempre tiene un plan. Dice la Biblia “Dad y se os dará.”

Hace tiempo durante el mes de marzo de 2001 fuimos invitados a una conferencia de misiones y el pastor me preguntó si necesitábamos algo y yo le dije que dos llantas para el carro y un misionero se me acercó y me dijo “Hermano, yo quiero comprarle esas dos llantas. Mañana nos vemos en Costco.” Y al día siguiente nos vimos ahí y le dije: “Pero usted es misionero como yo” y él me dijo que quería que Dios le bendijera y sabía que cuando él era de bendición a alguien Dios lo bendecía. Y esa debería de ser nuestra actitud. Estamos tan acostumbrados a que nos den, que el gobierno nos de, que la gente nos de, pero es tiempo de darle al Señor. Cuando el Señor Jesucristo nació, los hombres del oriente ofrecieron regalos a Jesús porque ellos decían que Dios les estaba dando salvación y lo menos que podían hacer era darle esos regalos. 

Debemos de hacer a un lado nuestro temor, nuestro egoísmos, nuestros planes y decirle a Dios que le vamos a dar primero y dice 1 Reyes 17:15Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. ¿Cuántos días tienen que pasar para que se seque un arroyo? Quizás tres meses y ¿cuantos días no llovió? Tres años y medio. De tal manera que al principio de la sequía esta mujer comió muchos días. Yo quiero pensar que no se acabó este aceite por lo menos durante toda la sequía, por lo menos durante tres años no se tuvo que preocupar. Dice el versículo 16 Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías. Al siguiente día esta mujer sacó un poco de aceite, un poco de harina e hizo un pan y comieron y al siguiente día lo mismo y día tras día y no se acabó. 

¿Qué hubiera pasado si esta mujer le hubiera dicho al varón de Dios : “No puedo hacer eso porque nos vamos a morir, mejor váyase. Yo voy a hacer pan para mí y para mi hijo”? Esa harina y ese aceite se hubieran acabado y hubieran muerto. Ese era el plan de ellos pero el plan de Dios era mucho mejor. Dios multiplicó, bendijo, proveyó, les ayudó en su incredulidad.

2 Corintios 9:6-7 dice: Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Dios ama al dador alegre y Dios dice: “Cuando tú siembras poquito vas a segar poco y cuando tú siembras mucho, mucho también segarás. Vas a recoger mucho.” De tal manera que esta es una promesa de Dios y cuánto nos hace falta confiar en sus promesas, confiar en la Biblia. Confiamos que hay un cielo, creemos que hay un infierno porque la Biblia lo dice, que Dios hizo el universo porque en Génesis 1:1 dice: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. y creemos que Cristo murió en la cruz del calvario, confiamos y creemos que si ponemos nuestra fe en Jesús, no en una religión, no en un bautismo, él nos salva, nos da vida eterna y creemos que si llegamos a morir vamos al cielo. Cuando ponemos nuestra confianza y le decimos a Dios “Señor, toma mi cuerpo, alma y espíritu, pongo mi fe en ti, yo creo que Jesús murió en la cruz por mí.” Eso es fe pero Dios quiere que demos otro paso de fe y que apoyemos la obra misionera pero le decimos “mi salvación sí, pero la obra misionera no” pero en cuanto a nuestra fe no podemos decir en esto sí y en esto no. 

Filipenses 4:19 dice: Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Dios nos puede suplir cada necesidad, pero él nos dice que las almas se están muriendo y ¿qué vamos a hacer?

2. Por indiferencia

La indiferencia es el estado de ánimo en que una persona no siente inclinación ni rechazo hacia otra persona. No es odio. Una de las razones por las que no damos a la obra misionera no es porque odiamos a los rusos, a los chinos, a los venezolanos es porque ni los odiamos ni los amamos, decimos: “Allá ellos, yo ya soy salvo y ellos que se rasquen con sus propias uñas.” Nuestra indiferencia es un problema muy grave porque estamos diciendo “a mí no me importan las almas.”

Dice la palabra de Dios en Lucas 10:30-33 “Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.” El sacerdote era alguien que creía en Dios. Este sacerdote vio al hombre moribundo y dijo a lo mejor se lo buscó y solo lo vio y por su indiferencia pasó de largo y a veces nosotros somos indiferentes con las personas que no tienen a Cristo, con las personas que tienen necesidad no hacemos nada al respecto. Hay gente que necesita de ayuda y tenemos que no ser indiferentes, cuando vemos que podemos ayudar a alguien debemos de extender la mano, debemos de ayudar a esa persona. Quizás hace tiempo estabas en una gran necesidad y alguien se acercó y te ayudó. Tenemos que hacer esa indiferencia a un lado. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; Este samaritano le ayudó.

Los más importantes son los que están afuera, la gente que no tiene a Cristo. Si ya tienes a Cristo dale gracias a Dios pero no seas egoísta ni indiferente. Piensa en la gente que necesita del evangelio. Son más lo que no tienen a Cristo de los que sí. Son 128 millones que están en Nepal; piensa en los 800,000 personas que están en Bután, piensa en los 40 millones que están en Irak, de los 9 millones de personas que hay en Israel, pero a veces se nos olvida que hay países que necesitan de Cristo. 

¿Sabías que México está dentro de los países más grandes del mundo? El primer país es China con 1,406 millones de personas; le sigue India con 1,380 millones de personas; Estados Unidos con 333 millones de personas; Indonesia con 272 millones de personas; Pakistan 227 millones de personas; Nigeria un país en África con 223 millones de personas; En Sudamérica, Brasil con 212 millones de personas; Bangladesh 170 millones de personas; Rusia 146 millones de personas y luego México con 128 millones de personas.

Somos indiferentes a Brasil, a Nigeria, a Indonesia, pero hay misioneros que quieren ir a Indonesia, a Bangladesh, a la India. ¿Nos va a ganar nuestra indiferencia?

¿Sabes que hay países que son de los más pequeños? Groenlandia con 56 mil personas; Islas Marshal con 55 mil personas; San cristóbal y Nieves con 53 mil personas; Mónaco con 38 mil personas; San Marino con 34 mil personas ¿Conoces a un misionero en San Marino?; Palaos con 18 mil personas ¿Quién va a ir allá a hablarles de Cristo? ¿Quién les va a compartir el evangelio? 

Una de las razones por las que no damos es por nuestra indiferencia.

3. Por inactividad

Estábamos dando pero como que poco a poco bajamos. Cuando tú dejas algo y no lo usas, no lo prendes, está inactivo después ya no prende y esta pandemia nos ha hecho inactivos. Hemos dejado de hacer por causa de no hacer, hemos dejado de dar, de ganar almas, de diezmar, de dar a misiones por nuestra inactividad. Llegamos a una complacencia a decir: “¡Qué padre estar en la casa y ya no hacer nada! 

Esdras 3:8 dice: En el año segundo de su venida a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, comenzaron Zorobabel hijo de Salatiel, Jesúa hijo de Josadac y los otros sus hermanos, los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén; y pusieron a los levitas de veinte años arriba para que activasen la obra de la casa de Jehová. Habían comenzado pero dejaron de hacerlo. Cuando dejamos de hacer algo es difícil volver a retomarlo. Nuestra inactividad, el dejar de hacer las cosas es en parte por falta de compromiso. Con Dios es un compromiso quizás hace un año dijiste que ibas a dar a la obra misionera pero por esa inactividad y falta de compromiso te vas atorando y te falta un poco de aceite, un empujoncito. Nos hace falta recordar que hay almas que se están muriendo sin Cristo, que hay un cielo y que Dios quiere que todos procedan al arrepentimiento, que alguien venga y nos active. 

Dice Esdras 3:9 Jesúa también, sus hijos y sus hermanos, Cadmiel y sus hijos, hijos de Judá, como un solo hombre asistían para activar a los que hacían la obra en la casa de Dios, junto con los hijos de Henadad, sus hijos y sus hermanos, levitas. Lo único que faltaba era que alguien viniese y los activase. Dios a través de su palabra nos dice que nos activemos y recordemos lo que hacíamos antes.

Filipenses 4:10 dice: En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. La iglesia de Filipos quizás le mandaba ayuda pero después se fueron apagando y ya no hicieron nada y de repente otra vez comenzaron a mandar y Pablo dice que se gozó en el Señor porque otra vez habían revivido el cuidado de Pablo y ese cuidado era la ofrenda misionera.

4. Por ignorancia

Porque no sabíamos que podíamos dar. 2 Corintios 9:1-5 “Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba; pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría. Pero he enviado a los hermanos, para que nuestro gloriarnos de vosotros no sea vano en esta parte; para que como lo he dicho, estéis preparados; no sea que si vinieren conmigo algunos macedonios, y os hallaren desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de esta nuestra confianza. Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra.” No damos la promesa de fe porque a veces solamente hay una buena voluntad pero nos sabíamos que podíamos prepararnos, darlo y ser de bendición a los misioneros que están predicando en otros países.

La promesa de fe es un compromiso con Dios, es dar a los misioneros que en muchas ocasiones no pueden trabajar en países a lo que están yendo y las iglesias de México y de otros lados puedan apoyar a ese misionero de manera mensual para que ese misionero pueda estar en ese país y pueda predicar el evangelio y ¿quién va a enviar al misionero? El gobierno no lo va a enviar, nosotros somos los responsables de enviar a los misioneros con el evangelio para que vayan y prediquen.

La promesa de fe es de acuerdo a nuestras posibilidades, es una ofrenda no de acuerdo a lo que no tenemos sino a lo que Dios ponga en nuestro corazón y a lo que sí tenemos. Es algo que podemos dar cada semana, cada quincena, cada mes, es de manera voluntaria, el diezmo no es voluntario pero la promesa es algo voluntario.

La promesa de fe es algo que se da después del diezmo, en obediencia primero es el diezmo y luego la promesa de fe. Es una prioridad recordar que este mundo necesita de Cristo y que hay misioneros que están dispuestos, que nosotros como iglesia digamos: “yo quiero ser parte de esto.”

Enviamos misioneros para que lleven el evangelio a otros, les prediquen de Cristo y puedan ser salvos. Animémonos a dar a la obra misionera.