Dando de Gracia

Lucas 6:38

Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

La palabra de Dios nos dice Dad. Este verbo es un verbo imperativo; Dios no dice si quieres, sino que des. Algunos versículos atrás el Señor Jesucristo está diciendo algunas cosas y dice: “Amad a vuestros enemigos.” No es algo normal, pero quiere que ames a tus enemigos. También que bendigas al que te maldice. No es normal bendecir a alguien que nos dice muchas cosas, dice que oremos por los que nos calumnia, y si alguien nos calumnia dice que oremos por esa persona. Dios dice al que te hiera una mejilla dale también la otra y continúa hablando hasta que llega al versículo 38 y dice quiero que des. Pero no solamente da, porque cuando Dios dice que al que te pida dale, al que te maldiga ora por él, no te dice que hay unas cosas buenas y bonitas que te van a pasar, pero en la cuestión de dar, Él dice que te va a bendecir. 

Dios nos bendice cuando oramos por los que nos calumnian, cuando oramos por los que nos maldicen, pero aquí nos está diciendo que si damos se nos dará. ¿Cuánto? Dice ahí, medida buena. De la misma manera que demos, Dios nos dará una buena medida. Pero no solo una buena medida.

Imaginemos un canasto que Dios nos da, ya sea de algún tipo de grano y Dios nos da trigo y el trigo era y es muy importante, (ahora ya no compramos trigo, ya lo compramos hecho), y dice que nos vamos a asegurar que la apretamos, que si a ese contenedor o a esa canasta, seguramente le cabe mas y lo apretamos y luego dice: Remecida. Cuando la agitas y hay cosas que por más que agites ya no entra, pero hay cosas que se acomodan entre más lo agites y remecida, ya que se ha apretado, se va a rebosar, le va a echar más para que en esa canasta tengas rebosando en tu regazo. Regazo es una palabra que literalmente significa como cuando alguien está sentado y significa pierna y en la cultura usaban ropas en donde si ya no podían agarrar mas cosas tenían un rebozo, y era para que llevaran más cosas y cuando uno se sienta ya lo tenía en la pierna y Dios dice en tu regazo, en tus piernas, yo te voy a dar todo esto a ti. 

Pero dar es más que poner dinero en las manos de alguien más; dar es más que suplir una necesidad, es más que estirar la mano para que alguien más lo vea; porque a veces somos así, queremos que alguien más vea que estamos dando algo. Dar es algo que agrada a Dios; dar está en el corazón de Dios, pero para nosotros dar no es muy común. La palabra dar es una palabra que pudiéramos decir: No la quiero escuchar como la palabra trabajo. Muchas veces no nos gusta mucho porque no la hemos experimentado. Durante navidad animo a los hermanos y les digo: Encuentra a alguien por ahí y dale un billete de $100, $200 o $500. Hay gente que pasa por necesidad y durante ese tiempo es tiempo de dar, pero ¿será el único momento en que podemos dar? No, pero podemos aprovechar la ocasión para experimentar qué es el dar. 

1. Para poder dar tienes que amar

Dar es algo que agrada a Dios. Juan 3:16 dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito Tan grande es el amor de Dios que Él dio a Su hijo. De tal manera que el amor es una emoción, pero también es una acción y el amar llevado a la acción es dar y por esa manera Dios amó a nosotros que dio a su Hijo. No pudiéramos decir que Dios es egoísta, que siempre toma de nosotros y nos quita; No, Dios nos ha dado y nos ha dado a su Hijo ¿para qué? “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” ¿Qué debemos hacer para tener vida eterna? ¿Dar mil pesos? No podemos ir al cielo por dar mil pesos, ni por venir a la iglesia; la iglesia bautista no nos salva, ni por portarnos bien, sino por creer en Jesús. 

Dios es un Dios que da, no que quita, pero para poder dar tenemos que amar. Es difícil dar si no amamos. Dar sin amar es fácil cuando estamos buscando un beneficio propio.Pero dar sin recibir nada a cambio es algo muy diferente. 

El amor nos ayuda a dar sin dar nada a cambio. Dice 1 corintios 13:4-5 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia,” Qué interesante. ¿Alguna vez has envidiado a alguien? Ves tu carro y ves el carro del otro ¿y te da envidia? pero Dios dice que si realmente amas no te debe dar envidia. el amor no es jactancioso, El amor verdadero no nos hace caminar con el cuello estirado; no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo” Cuando damos verdaderamente con amor, no lo hacemos con alguna condición: “Te voy a dar mi amor, pero quiero tu amor.” El amor nos va a ayudar a dar sin recibir nada a cambio. No tienes necesariamente que amar a la persona para realmente demostrar que la amas, pero sí tienes que amar a Dios y amando a Dios nos ayuda a amar a las personas. Claro que tenemos que amar al mundo, a nuestros enemigos, pero ¿cómo lo podemos hacer? No lo podemos hacer por lo que ellos son, pero lo podemos hacer por quien es Dios y porque amamos a Dios.

Si amas a Dios, puedes dar. Jim Elliot fue un misionero que intentó evangelizar a la tribu Huaorani en Ecuador. No creo que él realmente amaba a esa tribu, porque no la conocía muy bien y cuando la empezó a conocer bien, sabía que eran salvajes, era gente asesina, él lo sabía, pero él amaba a Dios y porque amaba a Dios, estaba supuesto a dar su vida para alcanzarlos y Jim Elliot junto con otras cuatro personas murieron el 8 de enero de 1956. 

Tenemos que amar a Dios para poder dar, es muy difícil dar si no amamos a Dios.

2. Para poder dar tienes que reconocer que Dios te ha bendecido

No puedes dar si no tienes. Mis hijos constantemente me quitan lo que estoy comiendo, estoy comiendo algo, me lo quitan, pero ¿por qué les puedo dar? Porque tengo, pero si alguien viene y me dice: “Pastor, me gustaría que me diera uno de sus venados que tiene en su casa.” Yo les voy a decir que no tengo venados. Y a veces la gente nos puede exigir que le demos algo que no tenemos y no les podemos dar lo que no tenemos, pero Dios dice: Dad, porque sabe que tenemos. No puedes dar si tienes absolutamente nada, pero creo que todos tenemos algo. Tienes ropa, zapatos, una Biblia, tiempo, fuerzas. Quizás no puedes dar $200, pero tienes dos horas que puedes dar; no tienes $500, pero tienes la fuerza que Dios te ha dado.

Debemos reconocer que hemos sido bendecidos para poder dar. Deuteronomio 16:17 dice:  “cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado.” El fin del versículo 16 dice: “Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías; ”

¿Alguna vez has ido a un cumpleaños y llegas con nada? ¿y cómo te sientes? Te sientes mal, pero ¿cuántas veces llegas a la iglesia con nada y no te sientes mal? Pero dice Dios: Cuando te presentes delante de Jehová no te presentes con tus manos vacías “ada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado.

Debemos reconocer que somos muy bendecidos. “Ay pastor, somos bien pobres aquí en México.” No. Deberías ir a Haití, a lugares donde realmente están pasando tiempos difíciles y en algunos lugares tiempos de guerra y debemos estar orando por aquellos que están pasando guerras y dificultades, pero para poder dar tenemos que reconocer que Dios nos ha bendecido. Tenemos que darle gracias a Dios y decirle: “Señor, por lo menos puedo dar algo” y Dios no nos va a pedir más de lo que podemos dar. Si puedes dar $20 no te va a decir que des 1 millón de dólares, pero para poder dar, tenemos que reconocer la bendición de Dios.

3. Para poder dar, es necesario obedecer

Leímos “Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías.” En Lucas 6:38 dice: “Dad y se os dará.” Pero a veces no queremos obedecer. Como cuando eramos niños y teníamos un dulce y venía el primo y ¿qué decía el papá? Dale y después odiábamos al primo, pero para dar tenemos que hacer caso a Dios y ¿qué pasaba cuando dábamos? Por ejemplo en casa recibíamos más bendición. Papá y mamá nos daban más, pero si lo hacíamos de mala gana, no los quitaba de todas maneras y nos iba mal. Dios dice: Da, te va a ir mejor.

4. Al dar recibimos más de parte de Dios

Ya teníamos algo, pero después tenemos más. Dar no es malo. Estamos acostumbrados a que nos den. Vivimos en tiempos en donde esperamos que el gobierno nos dé educación, porque la educación según es gratis, que nos dé casa, un techo, que nos ampare, que porque nacimos en este país, el gobierno nos tiene que dar. Eso es una mala actitud, y comenzamos a creer que sí, que nos dé. Lo único que merecemos es el infierno, pero Dios en su amor nos da salvación. Dice Proverbios 10:22 “La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.” Es Dios quien a través de sus bendiciones día a día nos enriquece. ¿Tienes trabajo? Dale gracias a Dios. ¿Tienes fuerzas? Dale gracias a Dios. ¿Tienes sabiduría e inteligencia? Dale gracias a Dios. ¿Te levantaste esta mañana? Dale gracias a Dios.

2 Corintios 9:6 dice: “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Dios nos da la oportunidad de escoger cuánto dar. (Ofrenda generosa, no estamos hablando del diezmo.) Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”  No quiere decir que cuando damos, a fuerza tenemos que poner una sonrisa. El dador alegre es aquel que tiene una buena actitud, el que no da triste y llorando, el que no da para recibir algo, sino el que tiene una buena actitud y lo da con corazón alegre. El versículo 8 dice: “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, José fue puesto en la cárcel y halló gracia delante del carcelero y después le fue bien porque Dios le dio toda gracia. Si dices: “Ya llevo 20 años trabajando para Walmart y sigo de cajero, no he sido gerente.” A lo mejor no tienes toda gracia porque no has dado, pero si das, Dios te da toda gracia, te da abundantemente. “a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;” 

Qué bendición cuando damos y Dios nos da toda gracia y aparte nos da todo lo suficiente. A veces, Dios no nos da demasiado porque no sea que se nos suba; no nos da menos, nos da lo que necesitamos, pero cuando aprendemos a dar.