Un hogar bien unido combatiendo por la fe

Filipenses 1:27

Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio”.

En el año 2000 había en México, un aproximado de 8 divorcios por cada 100 matrimonios, no era mucho. En el 2010 subió esa tasa y llegó a 15 divorcios por cada 100 matrimonios. En 2020 tenemos que la tasa de divorcio creció, de cada 100 matrimonios, tenemos 33 divorcios. Lo interesante al ver estas estadísticas es que en cada uno de los estados de nuestro país, la tasa de divorcio es diferente y fluctúa de 10 de cada 100 a 70 de cada 100. Imagínate, ¡10 de cada 100! Hay estados en donde solamente 10 de cada 100 matrimonios terminan en divorcio. Hay otros estados en donde 70 de cada 100 están divorciados. El índice menor es en Oaxaca. En 2017, 10 de cada 100 en Oaxaca terminaron en divorcio; en Chiapas, 12 de cada 100; en Veracruz 13 de cada 100; en Jalisco 13 de cada 100; en Tabasco,15 de cada 100. Esos son los estados con la menor tasa de divorcio en nuestro país. Pero los cinco estados con mayor tasa de divorcio son: Campeche 60 de cada 100 están divorciados; en Aguascalientes 61 de cada 100; en Hidalgo 65 de cada 100; en Chihuahua 67 de cada 100 y el ganador Nuevo León 70 de cada 100. El promedio en nuestro país es de 33.

Para el año 2030 se estima que vamos a llegar a 50% de manera general en nuestro país. ¿Está bien? No. ¿Por qué? porque la palabra de Dios nos enseña la importancia del matrimonio.

Vamos a ver unas cosas que nos pueden ayudar para que nuestros hogares estén más fuertes y más unidos porque una iglesia fuerte debe tener hogares fuertes y unidos. ¿Quién es el enemigo? La Biblia dice en Filipenses combatiendo unánimes, pero ¿junto con quien vamos a combatir? Nuestro combate no es dentro del hogar y dice la Biblia que debemos combatir no unos contra otros, sino combatir unánimes y dentro del hogar debe ser de la misma manera. Si vamos a combatir debemos darnos cuenta primero quién es el enemigo, dónde está el lugar hacia donde debemos lanzar esos dardos. El diablo quiere que pienses que el enemigo es el esposo, la esposa, los hijos, pero la familia no es el enemigo. Efesios 6:12 dice: Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Nuestra lucha no es contra una persona, no es contra un familiar, no es dentro del hogar, sino que nuestro enemigo es el diablo. En ocasiones tenemos que recordarnos que nuestra lucha no es contra la suegra, ni con el vecino, aunque a veces nos hace enojar, no es con algún familiar, no es con algún pariente, mucho menos es en el hogar y si queremos una iglesia fuerte, necesitamos un hogar fuerte.

A veces nuestros hijos piensan que nosotros somos el enemigo, tenemos que decir a nuestros hijos: “No hagas esto”, “pórtate bien”, “hazme caso” y cuando mencionamos estas cosas decimos: “Hijo, yo estoy de tu lado” porque a veces nos ven como si no lo estuviéramos, como si la trajéramos contra ellos. 

Esposa, tu esposo no es tu enemigo. Tú te casaste con él, tú lo escogiste, cuando él te pidió que fueras su novia dijiste que sí, cuando te pidió que te casaras con él, dijiste que sí, es más no te podías aguantar a que él te pidiera matrimonio. Tu esposo no es tu enemigo.

Esposo, tu esposa no es tu enemiga. Tú la viste y ella te cautivó con su hermosura y le dijiste que se casara contigo. Quizás ella te conquistó por la comida; ella no es tu enemiga. El enemigo es el diablo.

Dice la Biblia en Santiago 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. El mundo no es nuestro hogar, es nuestro enemigo, pero es el mundo que nos impulsa, que nos mete en la cabeza: “Si tu matrimonio no está funcionando, déjalo. Olvídate de él o ella”. Y es lo que escuchamos, pero la palabra de Dios dice: “Lo que Dios unió no lo separe el hombre”.

Dice 2 Timoteo 2:4 Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado”. Somos soldados de Cristo y si somos soldados estamos militando y si estamos militando debemos estar listo para combatir y si vamos a combatir dice que no debemos enredarnos en los negocios de la vida, en otras palabras no debemos enredarnos en las cosas de este mundo porque esas cosas nos separan de las cosas más importantes que Dios nos ha dado, entre ellas nuestra familia.

Jueces 13:21 dice: Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová. Manoa era el papá de Sansón. El ángel de Jehová se apareció primero a la esposa de Manoa y le dijo: “Sé que eres estéril, pero te voy a dar un hijo y le vas a hacer así y así”; después ella fue con Manoa y le dijo y él estaba como “Señor, ¿por qué le hablas primero a mi esposa?” Y Manoa se pone a orar que mandara otra vez al ángel de Jehová y Dios lo vuelve a mandar, pero con su esposa y la esposa fue corriendo con Manoa y lo trajo y él ángel habló, pero dice “Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová. Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto”. (Ver. 22). Y esta parte me gusta: “Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto”. A veces la esposa tiene más sentido común, quizás es más espiritual, Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo”.  (Vers. 23-24). Manoa estaba pensando: “Dios nos va a matar, Dios no nos quiere” y sí ciertamente la Biblia dice que no verá el hombre a Dios y vivirá; yo creo que era el Señor Jesús hablando con Manoa, pero sea quien haya sido, la esposa le estaba diciendo: “Dios no es nuestro enemigo, Dios está de nuestro lado y quiere bendecirnos y él dice que nos va a dar un hijo”. Y tuvieron un hijo y Dios lo bendijo y se cumplió lo que Dios les prometió.

Nuestro enemigo es el diablo, es el mundo, no es Dios. Tenemos una batalla que combatir, estamos en una guerra, el diablo está destruyendo nuestra familias y hogares, pero tenemos que combatir unánimes, pero para combatir unánimes tenemos que cambiar nuestro enfoque, recordar quién es el enemigo.

Cuando uno se casa, nuestro enfoque es servir a Dios, vivir el uno para el otro, es pasar un tiempo agradable, pero ese enfoque puede ir cambiando. Una iglesia unida comienza con un hogar bien unido. Creo que muchos tenemos hogares unidos, pero ¿qué de decir: Voy a buscar tener un hogar más unido para luchar y combatir unánimes por la fe? 

En Hechos 5:1-8 había un hogar no solamente unido, pero este hogar estaba bien unido hasta la muerte. El problema de este hogar era que estaban bien unidos, pero mintieron a Dios. 

1 “Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 

2 y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles

3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 

4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios

Pedro le dijo: “Mira, ¿por qué cuando vendiste tu rancho no te quedaste con todo el dinero? No hubiera pasado nada, pero si no lo hubieras vendido el rancho hubiera sido tuyo, pero lo vendiste y quizás lo vendiste por cinco millones de pesos y solo estás trayendo tres y dijiste que lo vendiste en tres y te estás quedando con dos. ¿Por qué Ananías?”

5 “Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.

7 Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. 

8 Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto”.

Quizás unos momentos antes, Ananías y Safira se pusieron de acuerdo: “Cuando vayamos con los apóstoles, esto es lo que vamos a decir”. ¿Estaban unidos? Sí. Estaban tan unidos hasta la muerte. Cuando fueron confrontados él y ella dijeron que sí. No estoy diciendo que hagan mancuerna y hagan algo malo, pero lo que estoy diciendo es que esta mujer y este esposo habían acordado de hacer algo y se habían puesto de acuerdo y cuando se enfrentaron con los apóstoles no cambiaron de opinión porque estaban unidos. En nuestros matrimonios necesitamos un poco más de unidad.

Cuando el esposo le dice a su esposa: “Vamos a la iglesia”, ella dice que no quiere ir o al revés, no hay tanta unión, pero si le dice: “Vamos a la fiesta”, ella dice vamos. Para otras cosas estamos más unidos y para las cosas espirituales no estamos tan unidos. ¿Qué hay en tu hogar en donde te das cuenta que si están más unidos? “Ay pastor, necesitamos cuidar la miscelánea y yo me quedo y la estamos cuidando. Disculpe, no pudimos ir a la iglesia, no estamos leyendo la Biblia ni orando, pero estamos bien unidos cuidando la miscelánea”.

Nuestra lucha y nuestro enemigo no es contra sangre y carne es contra el mundo, no es contra Dios. 2 Corintios 6:14 dice: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? Joven, un día te vas a casar, pero dice la Biblia que no os unáis en yugo desigual con los incrédulos. Para poder combatir por la fe debemos primero tener la misma fe, ¿cuál es esa misma fe? ¿dónde está esa misma fe? ¿Dónde la encontramos? Un matrimonio debe estar fundado sobre una misma fe para poder combatir por la fe. Mateo 7:24-25 dice: Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca”. Van a venir lluvias, vientos, problemas, situaciones que no quieres que vengan y va a haber necesidades y cuando nos casamos uno de los votos que hacemos y decimos: en tristeza, en alegría, en pobreza, en riqueza, en enfermedad y cuando todo está bien y hacemos esos votos pero nunca estamos esperando enfermarnos, a que nos vaya mal, a que haya dificultades, pero van a venir. Dice la Biblia que si esa casa no está fundada sobre la roca no va a permanecer. Un matrimonio para estar unido y combatir unánime debe estar sobre esa roca que es Jesús y cuando los esposos están en esa roca van a poder combatir mejor.

Une tu hogar en una misma fe, une tu hogar en un mismo Dios. Dice 1 Corintios 8:5-6 Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él”. Tenemos un Dios, una fe, una verdad. Filipenses 1:27 dice: Combatiendo unánimes por la fe, no dice combatiendo unánimes con la fe, no dice combatiendo unánimes sin fe, sino que dice combatiendo unánimes por la fe. ¿Que quiere decir combatiendo unánimes por la fe?

Por ejemplo, si dijera que combatiendo unánimes por tu país, entenderíamos que debemos pelear por nuestro país, o combatiendo unánimes por tu iglesia diríamos pues vamos a combatir por nuestra iglesia, pero dice combatiendo unánimes por la fe, para poder pelear por la fe, tenemos que conocer mejor nuestra fe. Lo que Dios está diciendo es que defendamos nuestra fe, y si la vamos a defender, debemos saber qué es nuestra fe. Va a venir el enemigo y se va a querer llevar la fe. Dios nos está diciendo: Te he dado esta fe, júntate muy bien, únete muy bien. Entonces vamos a abrazar y proteger esa fe porque dice la Biblia combatiendo animes por la fe. 

Para conocer mejor nuestra fe, debemos conocer mejor Su palabra. Cuando conocemos su palabra y nuestra fe, va a venir el diablo y nos va a decir que se pierde la salvación, pero vamos a decir: La salvación está en Cristo, él murió por todos nosotros, él es el Hijo de Dios, conozco mi fe y estoy dispuesto a morir y combatir unánimes. Pero si tenemos nuestra fe y la Biblia dice que el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne y viene el enemigo y dice: “Déjala, porque el matrimonio si no funciona mejor cásate con otro o con otra” y decimos: ¡Ay! pues sí, no voy a combatir por esa fe, no me gusta! y eso es porque no conocemos la palabra de Dios.

Hechos 18:24-26 dice: Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan. Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios”. Prisicila y Aquila era un tremendo matrimonio, ellos conocían su fe, conocían que Jesús había muerto en la cruz del calvario, conocían que la muerte y resurrección de Cristo daba vida eterna, conocían que era lo que Dios les había dado y ahora ellos estaban combatiendo unánimes por la fe del evangelio y cuando escuchan de Apolos, quien no era una mala persona, él solamente había conocido del bautismo de Juan, no había conocido el bautismo de Jesús, que es en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y cómo ellos conocían de las Escrituras le dijeron a Apolos cómo debería ser porque ellos conocían la palabra de Dios.

Pelear por la fe es conocer la fe y para conocer la fe tenemos que conocer su Palabra y entre más conocemos su palabra, mejor conocemos la fe y mejor podemos combatir por la fe, pero si no conocemos su palabra y viene el diablo y nos ataca y y dice que le peguemos y ella nos pega y nos estamos peleando, ¿sabes qué? No estamos combatiendo por la fe, y ese hogar va a estar menos unido.

Un hogar que conoce más su fe a través de la palabra va a poder combatir mucho mejor por la fe. ¿Qué podemos hacer entonces? Priscila y Aquila conocían su fe. ¿Cuánto conoces de la Biblia? En el hogar debemos estar estudiando las Escrituras porque para conocer la fe y combatir por la fe debemos conocer las Escrituras.

Que Dios nos ayude a estar más unidos en el hogar conociendo su Palabra. Joven, que Dios te ayude a ser mejor en tu hogar conociendo más su palabra