Tres Cosas Que Se Necesitan Para Construir Una Buena Iglesia

Mateo 16:13-18

13 “Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 

14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. 

15 Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 

16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 

17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 

18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.”

Aquí hay una pregunta que hace el Señor Jesús en un lugar interesante en Cesarea de Filipos, un lugar conocido por su adoración a otros dioses: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Refiriéndose a Él. Los discípulos empiezan a decir: Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros dicen que eres Elías, que eres Jeremías o alguno de los profetas. Jesús les pregunta: Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Y muchas veces no nos gusta que nos hagan preguntas directas, pero Pedro dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. ” Jesús le respondió: Lo que acabas de decir no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.”

A través de esta declaración de parte de Jesús, muchos piensan que Jesús estaba diciendo que Pedro iniciara la iglesia o la fundara, pero él está diciendo: “Eres bienaventurado porque estás declarando que soy el Hijo de Dios y sobre esa verdad de que yo soy el Hijo de Dios, de que yo soy el salvador edificaré mi iglesia.” De tal manera que debemos recordar que una iglesia es como una edificación. Jesús usa la palabra edificaré como algo que se está construyendo.

Nosotros somos importantes como iglesia, como individuos, como miembros y necesitamos edificar una buena iglesia. Una buena iglesia no se edifica simplemente con el deseo de decir: “Me gustaría tener una buena iglesia”; no se edifica si primero no tenemos un buen fundamento y un buen fundamento es recordar que Jesús es la roca. Pedro no era la roca, Jesús es la roca y en él está edificada la iglesia.

1. Una iglesia debe tener buenos cimientos

Para construir una buena iglesia necesitamos tener un buen cimiento. Efesios 2:20 dice: “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,” un profeta recibía palabra de Dios y la declaraba, los apóstoles fueron pilares de la iglesia, los que Jesús mismo entrenó para que de ahí continuara la iglesia. Una iglesia necesita ser bien construida y su fundamento es Cristo, nuestro fundamento no puede ser una persona, un apóstol, una organización, un libro fuera de la Biblia, nuestro fundamento es Cristo.

Pedro dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” ¿Por qué viviente? Porque mientras estaban viendo esa montaña en esas aberturas, sabían que esos dioses de Cesarea no eran vivientes, pero nosotros tenemos un Dios viviente: El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, dándonos a entender que sigue siendo Dios de ellos porque Dios no es Dios de muertos sino de vivos.

1 Corintios 10:4 dice: “y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.” Una iglesia bien construida tiene un buen cimiento, tiene un buen fundamento. Dice Mateo 7:24-25 “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.” La roca debe ser Cristo. Efesios 4:16 dice: “de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” Otra clave de nuestro cimiento, de nuestro fundamento, debe ser el amor. Debemos construir nuestra iglesia asegurándonos que nuestro cimiento es Jesús, pero también asegurándonos que es en amor. Nada puede empezar con odio, con envidias, con pleitos, sino que debe empezar bien, en amor. 1 Corintios 13:3 dice la última parte “y no tengo amor, de nada me sirve.” Debemos estar arraigados y cimentados en amor. La Biblia nos dice “arraigados” como una planta que ha echado raíces está bien arraigada, pero también debe estar cimentado en amor, debe ser como estar en cemento y nada lo puede mover. Una iglesia debe estar cimentada en amor. Cristo es nuestra roca y en su amor podemos permanecer mejor.

2. Una iglesia debe tener buena construcción. 

Necesitamos buenos materiales. No podemos construir una casa hecha de popotes o de gelatina porque se va a caer, vamos a construir una casa con ladrillos, con cemento, con buenos materiales, podemos construir una casa con cemento, pero si solo le echamos el polvo no se va a poder, tenemos que echarle agua, grava, arena y tenemos que saber cómo construir. Efesios 4:11 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,” Los apóstoles eran aquellos que habían sido testigos del Señor Jesús, que había presenciado la resurrección de Cristo, aquellos que habían sido llamados por Cristo directamente, a los cuales Cristo les había dado el poder de hacer milagros. Dios constituyó apóstoles, a los profetas estos son los que reciben la palabra de Dios y la predican. Antes de Jesús había profetas que recibían la palabra y la predicaban, ¿para que constituyen apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros? Dice el versículo 12 “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,” La obra de Dios es como una obra de construcción, una obra que se hace con las manos, Dios está levantando su iglesia. 

La iglesia necesita estar bien construida, no podemos construir una fortaleza con materiales pobres, necesitamos buenos materiales, necesitamos buenos cristianos. El versículo 13 dice: “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios” esta es una obra y va creciendo hasta que lleguemos, hay como una meta y vamos a buscar llegar a esa meta “a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;” Nuestra medida es Cristo. Cuando te desanimas porque quizás un hermano te desilusionó, este hermano no es la medida; quizás un pastor te ofendió, ese pastor no es la medida, Cristo es la medida. Cuando ponemos los ojos en el hombre nos vamos a desanimar. Nuestra medida es Cristo; “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,” En esos tiempos no había tantas religiones como ahora tenemos, podemos entrar a Youtube y vamos a encontrar cientos de perspectivas de un solo tema, de qué es la salvación, pero la palabra de Dios es muy clara. Hay vientos de doctrinas que nos van a llevar de un lado a otro si no estamos bien fundados sobre la roca y si no estamos perfeccionados. Una construcción perfecta no es una construcción que se está cayendo, que está sostenida por un hilito y en cualquier momento está por caer porque no ha sido perfeccionado. 

Hace años en Iguala, Guerrero fui con mi papá a ver una obra y había una pared medio chueca y mi papá vio la pared y mandó a traer a quien estaba encargado de la obra y dijo: “Esta pared no está bien, está imperfecta.” Ya era una pared terminada como de unos cuatro metros de largo y dos de alto. De repente puso sus dos manos en la pared y pensé que iba a probar si aguantaba o no, pero no, la tiró, y todos los que estaban ahí se quedaron admirados, espantados y no sabían qué hacer y comenzó a regañar a quien había hecho esa pared porque esa pared no estaba perfecta, estaba chueca, tenía imperfecciones. Jesús sabe que tenemos imperfecciones, Él sabe nuestras vidas, Pablo decía: “Si alguien es imperfecto, soy yo. Soy el más vil de los pecadores.” Entre más estamos cerca de Dios, más vamos a ver nuestras imperfecciones.

Jesús ha dejado profetas, apóstoles, evangelistas, pastores maestros para perfeccionar a los santos. De tal manera que la iglesia es un lugar en donde estamos siendo construidos y si hay una imperfección en nosotros debemos arreglarla. La Biblia es como un espejo donde nos podemos ver y decir: “No ando bien, Dios, necesito que me ayudes, yo no quiero andar de aquí para allá.” Nosotros somos la iglesia y porque somos la iglesia, Dios busca que la iglesia ande bien. 

“para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” ¿Sabías que somos miembros los unos de los otros y ni una pieza es más que la otra? Todos nos necesitamos, el ojo no le puede decir al pie: ¿tú que haces? Todos nos necesitamos entre sí, debemos estar bien concertados y unidos entre sí por todas las coyunturas que  se ayudan mutuamente.

Estamos para ayudarnos mutuamente, no para echarnos tierra, no para decir al otro: “Hermano, tú no sirves.” Dios no busca que una iglesia se divida, no busca que esté peleada entre sí porque todos somos la iglesia que Dios ha puesto en un lugar, la iglesia local; “de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro” Cada uno de nosotros deberíamos tener una actividad. “Pastor, mi actividad es dormir en el servicio” Si eres parte de la iglesia debes buscar tener una actividad, decir: Yo quiero hacer algo. “según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” (Ver. 16)

Una buena iglesia tiene que tener buenos materiales. 2 Timoteo 2:14 dice: “Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes.” A veces nos la pasamos peleando por cosas insignificantes. Deja de estar peleando de cosas insignificantes y pongámonos a hacer la obra de Dios. El versículo 15 dice: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” Una buena iglesia es una iglesia aprobada. ¿Qué tan bien usas la palabra de verdad?

Dios quiere que crezcamos en su palabra y que aprendamos a usar bien su palabra. ¿Estás creciendo en su palabra? “Ay pastor yo me sé todos los jugadores de México; me sé los cantantes de ahora; me sé los últimos diez hits, me sé la letra; me sé la vida de los artistas” sí, pero ¿Sabes de la palabra de Dios? ¿Sabes de la doctrina de la Biblia? porque si no vas a ser como un niño fluctuante de una lado para otro. “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. ”

3. Una iglesia debe tener una buena coordinación

Dice Efesios 2:21 “en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; ” En la antigua versión dice bien compaginado, es como un libro que está bien encuadernado, no hay una hoja mal puesta, sino que tiene todo bien. La iglesia es como un edificio en donde no solo debe tener un buen fundamento, donde no solo tiene que estar bien edificado y no tambaleándose, pero cada una de sus piezas deben ir bien encajadas y eso nos habla de unidad. Entre más unida está la iglesia en una iglesia que más va a ser para el Señor.

De tal manera que una iglesia que está bien cimentada, bien edificada y bien unida es una iglesia que va a hacer más para el Señor.

Una iglesia debe tener un buen fundamento, estar bien edificada, bien unida, pero ¿para qué?

1 Timoteo 3:14-15 dice: “Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios; Sabemos que la casa de Dio es nuestro corazón y este es un término interesante porque Pablo lo está usando haciendo referencia al tabernáculo, de como este era la casa de Dios, el edificio no es la casa de Dios, nosotros como iglesia somos el lugar en donde Dios nos coordina para ir a la batalla; que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. La iglesia es una columna y  una columna es algo fuerte. Un baluarte son dos cosas: un lugar de defensa  y también representa una fortaleza de soldados; de tal manera que si la iglesia es columna y baluarte de la verdad, quiere decir que la razón de que debe estar bien cimentada y construida es para llevar la verdad a este mundo. La razón de tener una buena iglesia es porque estamos representando la verdad de Cristo y si alguien ve una iglesia tambaleándose, una iglesia con hermanos en el mundo o  que andan de un lugar para otro, van a decir: Esa iglesia no tiene la verdad. Pero si hay una iglesia que está bien cimentada en Cristo, que está bien edificada, bien unida, la gente va a decir: Mira lo que está haciendo Dios con ese hermano, con esa hermana. La iglesia es columna y baluarte de la verdad ¿para qué? Para que la gente conozca de Cristo.

Tenemos la responsabilidad de ser una buena iglesia porque este mundo necesita escuchar el evangelio. La iglesia es como un centro de reclutamiento; un cristiano sin iglesia es como un soldado sin su cuartel militar. Seamos una buena iglesia porque arriba debemos levantar una bandera que es Cristo para predicarles a este mundo de quién es Él y entre más alto más podemos llegar, pero si nada más tenemos dos o tres ladrillos no va a estar tan bien. Seamos una iglesia bien construida para el Señor.