¿Cómo limpiar tu corazón? 

Salmos 119:9-16

9  “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.

10  Con todo mi corazón te he buscado;  No me dejes desviarme de tus mandamientos.

11 En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.

12 Bendito tú, oh Jehová; Enséñame tus estatutos.

13  Con mis labios he contado Todos los juicios de tu boca.

14  Me he gozado en el camino de tus testimonios Más que de toda riqueza.

15 En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos.

16 Me regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras.”

Vivimos en un mundo donde constantemente nos estamos ensuciando. Si usas una prenda y comienzas a hacer tus actividades diarias con el uso la prenda se va a terminar ensuciando y la pregunta que hace el salmista es ¿con qué limpiará el joven su camino? y no solo es aplicado a jóvenes, esto es aplicado a cada uno de nosotros como hijos de Dios, nosotros también nos ensuciamos en nuestro caminar diario. Es interesante como en los últimos años se está levantando una ola de creyentes guiados por redes sociales, que ya no tienen interés en la palabra de Dios, que menosprecian la Biblia. He escuchado a bautistas fundamentales decir: “Es que no todo se resuelve con Biblia”. Yo me pregunto si no conocen a Dios porque cuando amamos a Dios vamos a amar su Palabra porque es lo único que nos puede limpiar.

Dice la Palabra de Dios ¿con qué limpiará el joven su camino? y esa pregunta es interesante. A mí no me gusta andar sucio, andar oliendo feo o traer ropa manchada; y nuestra vida es exactamente igual, el contacto constante con la gente afuera, con gente inconversa, con gente perversa va a terminar contaminando nuestra mente, nuestro corazón e incluso nuestras decisiones. Todo lo que vemos en redes sociales afecta lo que decidimos. Un hermano llegó una vez hablándome de porqué ya no era tan importante congregarse y él había estado viendo a alguien supuestamente de sana doctrina enseñando porque podrías adorar a Dios en donde quiera y todo eso va contaminando nuestra mente y corazón y por lo tanto debemos limpiar nuestros andar diario, debemos estarnos lavando siempre. Una persona que no se baña por algunos días apesta y estar con alguien que huele raro no es grato. Sin embargo, si estás con alguien que se bañó, que se echó perfume y tiene buena apariencia es un poco más sobrellevable la convivencia con esa persona. De la misma manera a nuestra vida espiritual, debemos aprender a limpiar nuestro caminar diario. 

Salmos 119:9-16 nos habla de qué podemos hacer para limpiar nuestros caminos. Dice: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; No me dejes desviarme de tus mandamientos”. Tenía un grupo en la preparatoria para ayudar a los demás jóvenes, yo los lideraba y eramos como diez y llegó una muchacha que era evangélica o pentecostés y nos habían hecho una pregunta: ¿Cuál es tu confesión? Yo le dije a la maestra: Yo soy bautista y luego luego Ángelica empezó a decir: “No empieces a hablar de doctrina porque doctrina divide. Vas a empezar a meter división en el grupo y ahorita tenemos una buena armonía”. Y yo con mi mentalidad de joven, me pareció lógico. Pero la doctrina no divide, la doctrina excluye, limpia y cada hijo de Dios debe saber doctrina bíblica. Por eso es que no nos estamos dando cuenta como falsas doctrinas como el mesianismo o calvinismo está entrando en las iglesia. Tenemos estudiantes en el instituto bíblico creyendo locuras porque no conocen su fe. Constantemente hemos estado siendo bombardeados en nuestra fe y vida y muchos cristianos no se están limpiando porque no se están aferrando a los mandamientos de Dios. 

Dice la palabra de Dios No me dejes desviarme de tus mandamientos”. Guarda la Palabra de Dios en tu corazón porque tenemos la tendencia de desviarnos del camino, de ahí la importancia de que permanezcamos en la Palabra de Dios. Cuando nuestro corazón está contaminado, la desviación es mucho más fácil. Dice Mateo 15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”. ¿Por qué a los jóvenes se les está haciendo más fácil caer en fornicación ahora? Porque están teniendo pláticas con otros muchachos de ese tipo de cosas, hablan de sexualidad, de temas que no deberían estar tocando y todo eso lo tienen guardado en el corazón y nosotros también. Yo trabajaba en una empresa y en la planta eran como 200 hombres, solamente había 2 mujeres y las pláticas entre ellos no eran agradables a Dios y un cristiano expuesto a esas platicas termina asimilando que el comportamiento de ellos es normal cuando no lo es porque dejamos que aquellas conversaciones se guarden en nuestro corazón. En lugar de guardar pláticas perversas o pensamientos inadecuados, guarda la palabra de Dios en tu corazón.

Deuteronomio 6:6-9 dice: Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;  y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Qué triste que nuestros hijos no sepan qué hacer en situaciones donde tienen que tomar una decisión porque no hay papá o mamá que le haya enseñado que hacer conforme a la palabra de Dios. Si no tenemos cuidado y no tenemos atesorado la palabra de Dios en nuestro corazón nuestros hijos van a terminar corrompidos con ideas que hemos agarrado del mundo. Ama la palabra de Dios. Deja de hablar un rato de Peso Pluma, todo lo que platicas en tu casa son chismes de la iglesia, algunos vienen a la iglesia a actualizar su información, deja todo eso por un momento y llévales palabra de Dios a tu hijos, es lo único que los va a preservar en un futuro. “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). 

Ten cuidado con esto. Conozco a padres de familias que no están de acuerdo con algún mensaje de su pastor y luego van a casa hablando de porqué no están de acuerdo; “El pastor habló en contra de mis mallones”, “como que el pastor es muy entrometido en nuestra vida” y luego le muestran los errores del pastor a sus hijos y cuando necesitan la ayuda de ese hombre con sus hijos, ellos no lo van a respetar porque ellos mismos endurecieron su corazón hacia el siervo de Dios. Ten cuidado con lo que platicas. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;  y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”.

¿Cómo limpiar tu camino? Cuenta las justicias de Dios. Dice Salmos 119:13 “Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca”. Habla de tu fe a otros. Cuando empecé a ganar almas tenía como 18 años, pero crecí en iglesias bautistas y conocía historias, pasajes y era de los que ganaba premios en los concursos infantiles, pero mi vida daba mucho que desear como joven. ¿Sabes cuándo comenzó un verdadero proceso de transformación en mi vida? Cuando empecé a hablar de mi fe a otros. 

Habla de tu fe a otros, haz que otros sepan que eres cristiano, que se enteren en quién crees tú, habla de las justicias de Dios a otros, eso aumenta tu fe. Hablar de las justicias de Dios a otros va a aumentar tu amor a Dios. Mucho de que nuestros familiares no quieran nada con Dios es por nuestra culpa porque todo el tiempo estamos llorando de nuestra condición. “Es que me está yendo mal”, “no funciona mi negocio” y la familia lo ve y dice: “Y eso que es cristiano” y luego vas y quieres hablarles de Cristo y te dicen: “¿Me quieres compartir tus desgracias? No, así estoy bien”. Cuando hables con tu familia exalta a Dios y habla de todas las grandes maravillas que Dios ha hecho en tu vida. No hables de tus penas, de tus pesares: “El ujier me maltrató, yo quería quedarme en el estacionamiento de la iglesia, pero me mandó al terreno. ¿Qué no ve mi condición?” Y luego le dices a tu familia que los invitas a tu iglesia y te dicen: “¿En esa iglesia donde te maltratan? Deberías exaltar a Dios. Tu familia ve cuando regresas enojado por la predicación, ve tu actitud con tus hijos y esposa.

Hechos 4:19-20 dice: Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”. ¿Qué ha hecho Dios en tu vida? Medita en una sola cosa que Dios haya hecho en tu vida. Dice Salmos 73:1-3 “Ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón”. Dios es bueno todo el tiempo. “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos”. El problema es que andas comparando tu vida con la de otras. Estás pegado en el Facebook viendo lo que hizo tu comadre, “Mira, ya estrenó casa, ya se fue a París”, “Están comiendo chiles en nogada y yo ni a un chile relleno llego”. Estás sentado en tu casa que Dios te dio porque te ama mirando a tu vecino como ya cambió hasta de carro y eso te hace pensar que Dios no es bueno. A lo mejor no tenemos casa o carro aquí, pero sí algo mejor allá arriba. Somos bendecidos, Dios ha sido más que bueno con nosotros, por eso debemos venir a la iglesia. Dice el versículo 21 “Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas” Te amargaste por andar viendo la vida de otros. “Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y  después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra”. (Vers. 23-25). ¡Tenemos lo mejor! A mí no me importa que el vecino tenga un auto de lujo, yo tengo algo mejor, tengo a Dios en mi corazón. Hablar de tu fe a otros te va a llenar de celo por Dios.

Disfruta de tu vida cristiana. Dice Salmos 119:14 “Me he gozado en el camino de tus testimonios más que de toda riqueza”. Aprende a vivir para Dios, disfruta la vida que Dios te ha dado. Algunos piensan que ser cristiano es traer la cara larga, pero ese mismo que dice: “¿Por qué el pastor se ríe tanto? Es una iglesia” es el que está viendo el partido gritando ¡Gol! ¿Por qué pueden disfrutar las cosas banales que te ofrece esta vida y no pueden disfrutar las cosas que Dios les ha dado? 

Disfruta la vida que Dios te ha dado, disfruta a tus hijos , disfruta que tus hijos quieran servir a Dios. Muchas veces el estorbo más grande para que un joven sirva a Dios eres tú porque quieres lograr tus sueños en la vida de ellos y no dejas que Dios use la vida de los jóvenes. Luego ellos tienen interés, quieren estar involucrados, pero dices: ¿De qué vas a vivir? Están sirviendo al Dios verdadero, al Rey de reyes. Me he topado con padres de familias que han sido un freno en la vida espiritual de sus hijos y a la larga terminan los hijos dándole la espalda a Dios o disfrutando otras cosas.

Disfruta de tu iglesia. Salmo 122:1 dice: “Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos”. Te hablan para saber si mañana vas a ir a la iglesia y dices: “No le contestes”, pero te hablan para una fiesta y hasta gritas de emoción. No estás disfrutando la vida que Dios te ha dado. Dice Salmos 27:4 “Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo”. ¿Entonces por qué le dices a tu hijo: “pues ya mejor vete a vivir a la iglesia”? cuando tus hijos tienen el deseo de servir disfruta de la vida que Dios le ha dado. 

Disfruta servir a Dios. Es un gozo poder servir en los diferentes ministerios de la iglesia desde ser encargado de un ministerio hasta limpiar los baños. Disfrútalo. No hagas de tu servicio una carga pesada, gózate que Dios te da la oportunidad de servir a él. 

Yo no soy digno de servir a Dios, para mí es un privilegio y yo lo disfruto y me gusta. Dentro de las nuevas ideologías estamos enseñando a hacer lo que les gusta y a no disfrutar de lo que ya están haciendo o de lo que ya deben hacer. No los ponemos a meditar en que es lo que le conviene al joven estudiar. Uno debe aprender a amar lo que hace. A mí no me gustaba ganar almas, tuve que aprender a disfrutar ganar almas. Cuando era joven no me gustaba ir a la iglesia, pero tuve que aprender a amar a la iglesia. Aprende a amar lo que debes hacer.

Nunca dejes el consejo de Dios. Dice Salmos 119:15 “En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos”. Proverbios 4:3-6 dice: “Porque yo también fui hijo de mi padre, Delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca. No la dejes, y ella te guardará; Ámala, y te conservará”. Nunca abandones tu fe. Por más problemas que tengas, por más difícil que sea la situación, nunca dejes tu fe.

Un amigo había atravesado por algunos problemas y de alguna manera le fallamos. Quizás él esperaba una atención y respuesta diferente, y tuvo la confianza de contarme algunas cosas y le estaba diciendo que Dios no le había fallado, quienes le fallamos fuimos nosotros y que no dejara su fe. La amargura puede llevarte a darle la espalda a Dios y estoy hablando de amargura con el hombre y eso te puede llevar a hacer todo lo contrario a lo que se te ha enseñado. Algunos están apostatando y siguiendo corrientes diferentes algunos se han vuelto evangélicos y un patrón que ellos tienen es que dicen: “Es que los bautistas me decepcionaron”. Quizás sí, te vamos a decepcionar, pero Dios no te decepciona. No tienes porque dejar lo que se te ha enseñado. El Señor Jesús lo dijo de esta manera. Dice Mateo 23:1-4 Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Jesús dijo: “No hagas lo que ellos hacen, pero lo que te están enseñando está bien”. Aprende a diferenciar cuando es el hombre quien te falla; Dios no es el responsable de que el hombre te falle como para que dejes tu fe.