Hasta que Cristo Sea Formado en Vosotros

Gálatas 4:19

Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

Muchas veces este mundo trata de trabajar en nuestra mente, en nuestro corazón y el mundo nos dice que tenemos que encontrar nuestra propia identidad. Escuchamos los mensajes explícitos y subliminales en donde nos dicen que todos debemos ser diferentes y que cada uno debe encontrar un punto en el cual se pueda expresar lo que de verdad somos y que debemos ser particulares, individuales y originales, pero es curioso que el mundo nos diga eso y que a la vez trate de formar en nosotros un carácter y meternos ideas a través de muchas cosas, de publicidad y trata de formarnos lo más lejano que pueda a lo que sea el carácter de nuestro Señor Jesucristo. Cada vez que uno ve ciertas cosas, uno ve que lo que nos está tratando de hacer este mundo lo más lejos que podamos de lo que es la palabra de Dios. El punto principal de lo que quiere trabajar es destruyendo la familia, la identidad sexual que debemos tener, sobre los jóvenes, sobre niños, y cada vez hay más personas incluso cristianos que dicen “pues yo creo que me merezco mas voy a dejar este hombre o mujer, yo creo que se puede.” Satanás es tan astuto que nos hace ver el pecado como ya no lo que es, como una ofensa a Dios, ahora está tratando de alejarnos de la afinidad con nuestro Señor Jesucristo y está tratando de que seamos capaces que sin importar el rumbo que queramos tomar, le demos la espalda a Dios, que por cierto es una muy buena definición de lo que es pecado.

El apóstol Pablo dice al final hasta que Cristo sea formado en vosotros, tenemos que darnos cuenta de algo: nadie es original, todos estamos formados con base en algo o influenciados por algo o alguien, no existe una persona que sea completamente original, ya que muchas personas influyen en nuestras vidas.

Qué bonito es cuando un hijo es reflejo de su padre, (cuando es un buen padre). Imagina que un papá es muy afín a la lectura y su hijo lo ve leer y leer y de repente también agarra su libro y comienza a leer, fue impactado por el carácter de su padre. O cuando el papá es deportista y el muchacho le sigue en el deporte. Qué bonito es cuando una mamá puede influir en sus hijas y que sigan el ejemplo de esa mujer, cuando disfruta y aprende lo que su  mamá hace. Más bonito será que ese carácter cristiano de un padre se refleje en sus hijos. Cuando venimos a la iglesia es algo que también debe reflejarse en nuestros hijos. No se trata de decir: “Mis hijos también van a la iglesia”, pues que más les queda, son tus hijos. La pregunta no es si vienen sino ¿aman a Dios? Qué bonito es ver cuando ellos aman a Dios, cuando disfrutan cantar a Dios, están motivados a ir a la iglesia porque aman a Dios es algo tan precioso. Así como tú puedes influir en otras personas de muchas maneras, Cristo influye en nuestras vidas. 

Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros, En Dios tenemos un Padre precioso, tenemos el mejor padre de todos con el cual podemos identificarnos. Nos identificamos cuando amamos lo que él ama, cuando aborrecemos lo que Él aborrece. 

Hay dos cosas que yo aborrezco y aprendí a aborrecerlas desde muy pequeño: El alcohol y el cigarro y yo conocí a Cristo a los 17 años. ¿Por qué? Porque mi abuelo paterno murió por el alcohol; mi abuelo materno murió de enfisema pulmonar por el cigarro y saber que esos dos vicios me quitaron a mis abuelos desde muy pequeño aprendí a aborrecer el alcohol y el cigarro.

Cristo debe ser formado en nosotros y aborrecer lo que él aborrece y amar lo que él ama. Cristo debe verse en nosotros, debemos ser aquellos que reflejan la luz. El sol tiene luz propia, la luna no, pero en la noche qué bonito alumbra la luna. La luna refleja la luz del sol. Nosotros somos esa luna y Dios ese sol, tenemos que reflejar esa luz.

Gálatas 4:3-6 dice: Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

Tenemos que reconocer ciertas cosas que Dios ha hecho en nuestras vidas y cómo debemos formar nuestro carácter para ser como el Señor. La primera motivación es que tienes que recordar que espiritualmente nosotros éramos como niños abandonados, pero Cristo nos adoptó.

Se dice que uno de los amores más grandes que se puede observar es el amor de una madre con sus hijos y entiendo que una mamá ame a sus hijos. Pero el amor de adopción es amor contra naturaleza, es un amor tan grande porque toma a alguien que no es de su propia familia y lo toma en la posición como uno de los que son de adentro de la familia.

Imagina a Dios como una familia terrenal. Si Dios estuviese personificado en una familia terrenal ¿cómo te lo imaginarías? Me imagino a un padre fuerte, fiel, muy guapo, muy solvente económicamente, una persona amorosa, una familia que se lleva bien con todos, pero tiene principios bien marcados. Me imagino a una mamá que tiene tantas virtudes como la del libro de Proverbios 31. Sería el ambiente perfecto, el cual creo yo que muchos aquí no tenemos, sería una casa que donde entrarías y amarías, y que esa familia sea capaz de adoptarnos.

¿Qué hay en nuestra vida que motive a Dios a poder adoptarnos? ¿Acaso tenemos algo que Dios no tenga? No había absolutamente nada que motivara a Dios para que nos adoptara, pero Él lo hizo por su pura gracia y misericordia y cuando nadie daba un peso, el Señor nos tomó, levantó y adoptó, somos de Él, ninguno de nosotros puede llegar al cielo por nuestras cualidades, no había nada en nosotros para que nos adoptara, mas Él en su grande misericordia tomó nuestras vidas y ahora ese gran Dios que nos ha tomado quiere formar nuestras vidas, nuestro carácter al carácter de Él. Viles, pobres, menospreciados, adoptados por un Rey. Una historia muy parecida a la de Mefi-Boset, aquel hijo de Saúl que estaba mal de salud, que vivía de una manera tan triste y el rey David tenía una promesa. Mefi-boset que siendo pequeño se le cayó a su nodriza y quedó minusválido, y mandó el rey una embajada para que fueran por él, lo trajeron y David le dijo: “De hoy en adelante tú comerás en mi mesa.” De estar comiendo puros quelites, ahora sentarte en la mesa del rey. Eso se llama misericordia. 

El Señor tomó nuestras vidas y ahora quiere formarlas al punto de que nosotros podamos asemejarnos a él. Por eso dice el apóstol Pablo “hasta que Cristo sea formado en vosotros,” Imagínate la gratitud que debemos tener, que siendo nada, perdidos en tantos pecados, el Señor llega, nos ama, nos toma, nos tiene en su presencia y nos promete un cielo, una vida eterna, nos promete tantas cosas preciosas e imagina la peor tragedia que levantándonos de la calle, nos lleva a su casa, nos enseña, nos forma, nos da tantas promesas y después nos levantemos y digamos: “Pues está bien todo eso, pero mejor me regreso” y que le demos la espalda a aquel hombre que nos amó, a aquel que nos adoptó. ¿Te imaginas tan ingratitud? Dios quiere formar su vida y su carácter en nosotros. Siendo nosotros nada, el Señor nos tomó, entonces vivamos en una gratitud completa y eterna hasta que el Espíritu de Dios se forme en nosotros.

Gálatas 4:3 dice: “Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud” y el 7 dice: “Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” Dice el 9 “mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?” Gálatas 5:1 dice: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” Por la pura obra bondadosa de Dios, Él nos libertó ya no somos esclavos. No seamos tan ingratos con el Señor, no vuelvas a esclavizarte tú solo, no vuelvas a ponerte esas esposas en tus manos que solamente te llevan a una vida completa y llena de dolores, de infelicidad y de destrucción a tu vida, a tu corazón, a tu familia, no olvides el mal que te hizo andar por ese camino. Dios te ama y si Dios te libertó es porque Él te va a llevar y quiere formar tu vida.

En Brasil, un pastor llegó después del culto a su casa y encontró la puerta abierta, se dio cuenta de que alguien había entrado a su casa, inmediatamente llamó a la policía. Había cosas tiradas por varios lados y encontraron a un pequeño que estaba buscando comida solamente, algo para vender y comprar algo para su familia, no lo encontraron con una pistola o navaja sino agachado en su vergüenza y dolor, triste porque le estaba pasando eso en su vida. Lo tomaron los policías y el pastor lo detiene y dice: “Por favor, no procedan contra este muchacho. Quiero que me digan todas las cosas que tengo que hacer para poder adoptar a este pequeño.” Y así fue, fue adoptado por ese pastor, el mismo que le había robado, después él adoptó el carácter de ese siervo de Dios y ese niño acabó siendo un siervo de Dios. Así tomó Dios nuestras vidas ¿cuántas veces le ofendimos? ¿Cuántas veces hicimos cosas en contra de nuestro Señor? Pero Él nos liberó de nuestra esclavitud y ahora tenemos a Cristo en nuestra vida y él nos da tantas cosas preciosas. El amor de Dios es tan grande.

Un hombre chino llamado Fu era muy rico, daba mucho dinero para la obra de Dios, pero él tenía en su corazón una carga por una isla de esclavos y él quiso llegar con aquellos capaces de antes que eran dueños de tierras y de gente y les dijo que les quería hablar de Cristo y le dijeron que no podía entrar y preguntó cómo podía entrar y solamente podía entrar como esclavo. Le dolió mucho en su corazón y se vendió como esclavo y entró en calidad de esclavo y como esclavo empezó a evangelizar, nunca pudo salir de esa isla, pero fueron todos llenos de Dios. Sacrificó su libertad para poder hablarles a esos esclavos y hacerlo verdaderamente libres en Cristo Jesús, ¿Qué acaso no hizo eso Dios al mandar a su Hijo? Él recibiendo la honra de los ángeles y teniendo todo en los cielos, fue capaz de dejar todo eso y venir a este mundo y vivir como una persona que no tenía consideración de nadie, pobre y en lugar de ser recibido como alguien que pudo estar en una cuna de oro, vino a nacer en un lugar llenos de animales y olores malos. La obra que Dios hizo es una obra de amor, lo hizo pensando en nosotros, “porque de tal manera amó Dios al mundo”; no se trataba de Él, estaba pensando en ti y él lo hizo para tomarte. Sin importar cual sea tu pensamiento, cual sea tu estado, Dios te ama y libera de la esclavitud y si el Señor ya te liberó de esa esclavitud el Señor quiere formar tu cárater en ti, entonces, no se te ocurra darle la espalda al Señor Jesucristo.

Gálatas 4:15-16 dice: “¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos. Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?” Aquella persona estaba flaqueando su fe y Dios le dice: No, acuérdate que siendo nada te adopté, que siendo esclavo, te di la libertad.” Nunca olvides lo que Dios ha hecho por ti. En lugar de alejarte, debes acercarte para que el Señor forme su carácter en ti.

Dice Gálatas 4:3 “Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.” Al final del verso 9 dice: “¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?” ¿Qué es un rudimento? Es algo rústico, no acabado, es algo no formado, son unas piedras juntas que pretenden ser una casa, es algo más bajo que lo rústico.

Satanás ronda alrededor de los creyentes y con tantas tentaciones. Imagínate un hombre falto de entendimiento, que se ha tentado por una mujer mala, pecadora, que no tiene temor de Dios y que empiece a alejar el corazón de ese hombre de su esposa, una buena mujer, una cristiana temerosa de Dios y que este hombre en la falta de entendimiento diga: “Ay pues voy a dejar a esta que al cabo me va a ir mejor con la otra.” Qué tonto. ¿Y qué es lo que hace? volver a los pobres y débiles rudimentos y si tienes esas ideas no seas falto de entendimiento, sé fiel a Dios, sé fiel a tu esposa, sé fiel a tu esposo, porque tú no sabes lo que eso puede causar sobre tu vida. ¿Cómo es posible que Dios dándote una familia, dándote algo tan bonito como una iglesia dejes todo por nada? Volviendo a los débiles y pobres rudimentos de la vida que vivíamos, siendo que Dios nos adoptó, poniendo esas cadenas en la manos, sabiendo que Dios nos hizo libres ¿cómo es posible que tengamos ese entendimiento tan falto, tan tardo, tan absurdo? Cuando Dios lo hizo le costó la sangre de su Hijo unigénito para que en un acto de insensatez simplemente le demos la espalda para poder seguir por un camino malo y perverso.

Dios nos tomó en nuestros rudimentos y nos dio forma, ahora nuestra vida es diferente, ya tiene forma, ya parece algo, ya se viste mejor, ahora habla de Cristo, ahora es una persona transformada, ya no es esa cosa sucia, ya no es aquel niño sin hogar, no es esclavo, ahora tiene forma, ahora se parece a alguien .

¿Cómo tomó el Señor Jesucristo al apóstol Pablo? Siendo una persona que estaba apunto de matar a tantos fue uno de sus más grandes predicadores. ¿Cómo tomó el Señor aquella mujer samaritana? ¿Cómo tomó el Señor a Magdalena? ¿Cómo tomó el Señor a Mateo, siendo un publicando haciendo tranzas? ¿Cómo tomó a Zaqueo? ¿Cómo tomó al endemoniado gadareno que andaba como loco y que al final lo encuentran vestido, sentado y en su cabal juicio? 

No volvamos a los débiles rudimentos. Dejemos que Cristo sea formado en nuestra vida, no volvamos a tomar la forma antigua, imitemos el carácter de Dios como hijos adoptados por la misericordia de Dios, como esclavos que han sido liberados, como una obra que antes era rústica e inconclusa pero que Dios ya va formando tu carácter.

Acompañé a mi esposa a hacer unas compras y vi a un señor que vendía vasijas de barro, en un plato tenía piezas de barro quebradas que se llaman tiestos y cuando los vi y vi las otras vasijas dije: De aquí me tomó Dios y después me hizo así, y qué mal haría yo contra mi vida y contra mi familia si yo volviera a los tiestos, a la vida antigua, vacía y seca en la cual no podría haber un rasgo del carácter de Dios en mi vida. Pero gloria a Dios por su misericordia, que algunos hemos caído pero Dios nos dio una segunda oportunidad, Dios tuvo que hacer polvito, pero nos volvió a hacer. 

Te pido en el nombre de Cristo que no seas tan iluso para pensar: “Eso a mí no me va a pasar.” No sabes cuantas personas lo han dicho y cuánto dolor han traído a su corazón. Que el Señor nos ayude a formar nuestro carácter como es el de nuestro Señor.