Una fe que no se rinde

Mateo 15:21-28

21 “Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 

22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 

23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 

24 Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 

25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! 

26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 

27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 

28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora”.

Comienza ahí diciendo saliendo Jesús de ahí, muy posiblemente del área de Galilea, algunos piensan que de Capernaum; él había estado en la región de Tiro y Sidón y si tienes un mapa en la parte atrás de tu Biblia, te vas a dar cuenta que al Norte de Israel comienza Fenicia o lo que es la región de Tiro y Sidón. Esta región fue muy posiblemente lo más al norte que Jesús viajó y la Biblia dice que solamente Jesús va de donde estaba él a la región de Tiro y Sidón, no dice que iba a hacer ahí, pero trata con esta mujer cananea y después de eso regresa al área de Decápolis. Entonces, creo que Jesús, de manera especial, estaba viajando a la región más al Norte que él había ido. Algo interesante es que Tiro y Sidón son ciudades que aún existen y Jesús se acercó a una región de paganos, que no eran judíos, a una región donde él tenía un propósito y encuentra a una mujer.

Esta mujer tenía ciertas características. Dice la Biblia que era cananea, en Marcos dice que era sirofenicia, eso quiere decir que ella no era judía y tenía un problema, su hija estaba endemoniada. Vino a Jesús cuando escuchó que él estaba en esa región y las primeras palabras que dice son: “Señor, Hijo de David” Ella creía que Jesús era el hijo de Dios. Ella había escuchado quién era Jesús, a pesar de tener una distancia considerable, más o menos había 50 km entre Tiro y Capernaúm, de tal manera que Jesús tuvo que viajar dos o tres días para llegar ahí, y ella dijo: “Yo tengo a mi hija que está endemoniada y Jesús puede hacer algo, él es milagroso, él tiene poder” y escuchó que Jesús estaba en esa región, que ni siquiera se había imaginado que Jesús iba a ir. Ella le dijo: “Señor, Hijo de David”. ¿Acaso Jesús no era hijo de José, esposo de María? Entonces ¿por qué dice la Biblia Hijo de David? Porque esta mujer sabía que la descendencia del rey David vendría el Mesías. De David a la deportación de Babilonia fueron 14 generaciones y de la deportación  de Babilonia hasta Jesús otras 14. Había 28 generaciones desde Jesús hasta David. Esta mujer sabía que Jesús era descendiente de David.

De tal manera que su primera confesión fue: “Yo creo que tú eres el Hijo de Dios, que tú eres el Mesías, eres el Ungido de Dios”. ¿Crees que Jesús es el Hijo de Dios? La segunda cosa que dijo esta mujer: Ten misericordia de mí. Cuando alguien  dice eso es una petición corta, humilde, llena de fe, ferviente, modesta, respetuosa, racional, es una petición de desesperación. Su hija estaba enferma, pero ella estaba clamando por ella. Si estás en una tremenda desesperación vas a decir: “Señor, ten misericordia de mí.” Después le habló de su hija: “Mi hija está gravemente atormentada por un demonio”. No hay algo más doloroso para una madre que ver a sus hijos en dificultades, enfermos, el ver a sus hijos sufrir, verlos endemoniados. Ella con suplica le pidió a Jesús: Señor, ten misericordia de mí, pero dice la Biblia en el versículo 23 Pero Jesús no le respondió palabra”.

Jesús estaba probando la fe de esta mujer cananea y la primera prueba es una prueba de ser relegada. Dice la Biblia que Jesús no le respondió palabra. Ella estaba yendo hacia Jesús y encuentra la primera dificultad. ¿Cuál es? Que Jesús la ignoró. ¿No se supone que Dios no nos debe ignorar? ¿No se supone que Dios siempre nos tiene que escuchar? ¿No se supone que tiene que hacer lo que le decimos? No. De tal manera que cuantas veces hemos sentido que Dios no nos escucha, sientes que Dios no te responde, que estás hablando al aire, estás pidiendo al Señor y le dices: “Por favor, tengo esta prueba, por favor, ayúdame”. Esta mujer estaba diciendo eso y dice la Biblia que Jesús no le respondió palabra. Creo que la razón de que Jesús había viajado desde Galilea hasta el área de Tiro y Sidón era para ayudar a esta mujer, pero cuando ella estaba clamando, Jesús la estaba ignorando.

¿Sabes que a veces Dios nos ignora a propósito? Cuando estamos clamando: “Señor, ten misericordia de mí, ayúdame, ya no puedo más, ya no se que hacer, Señor, respóndeme”.  que sentimos? Sentimos que Dios no nos responde y no es que no te quiera responder, sino que Él sabe lo que está haciendo. Salmos 10:1 dice: “¿Por qué estás lejos, oh Jehová, Y te escondes en el tiempo de la tribulación?” A veces sentimos que Él está lejos, que no nos escucha, pero Él no estaba lejos, Él estaba ahí, simplemente no le estaba respondiendo porque no era el tiempo. Muchas veces Dios no nos responde inmediatamente porque no es el tiempo. Tienes que ser más paciente, tienes que aprender a saber que Jesús está probando tu fe y está probado si tienes fe en Dios, si vas a doblegarte, si vas a dejar las cosas de Dios simplemente porque Jesús sí estaba ahí, pero no le había respondido. Ella posiblemente hubiera dicho: “Ya vi que me ignoró, me voy a otro lugar, voy a confiar en alguien más”. Jesús no quiere que confíes en alguien más, él quiere que pongas tu fe en Él, Jesús está probando su fe. Pero simplemente no era el tiempo.

Dice Salmos 55:1-6 “Escucha, oh Dios, mi oración, Y no te escondas de mi súplica”. A veces sentimos que Él se esconde, pero está ahí, simplemente no es el tiempo. “Está atento, y respóndeme; Clamo en mi oración, y me conmuevo, A causa de la voz del enemigo, Por la opresión del impío; Porque sobre mí echaron iniquidad, Y con furor me persiguen”. David está diciendo: Mi corazón está dolorido dentro de mí, ¿Cuántas veces te has sentido con un corazón que te duele hasta el alma y es algo físico, no solamente mental;Y terrores de muerte sobre mí han caído. Temor y temblor vinieron sobre mí, Y terror me ha cubierto. Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría”.

No solamente fue ignorada, Mateo 15:22 dice: Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros”. La segunda prueba fue que fue rechazada. Los mismos discípulos hablaron con Jesús y le dijeron: “Correla, dile que se vaya, no es israelita, no se merece que le hagas este milagro”. ¿No se supone que debemos amarnos unos a otros? ¿No se supone que los discípulos deberían tener el amor de Cristo y decirle: ¡Oh, Jesús! está tan afligida, haz algo por ella”. Ellos estaban diciendo: “Esa mujer está grite y grite, despidela”.

¿Qué hubieras hecho si Jesús te dijera: Vine a verte, pero no te vine a ver? Él toca tu puerta y dice: Eres cananeo , entonces no, porque yo vine a los judíos. ¿Cómo te sentirías? Jesús vino a esa región para ayudar a esa mujer, pero ella fue relegada, rechazada y retada. Jesús le dijo: “No fui enviado a tu nación, sino a otro. A otros quiero más”.

Esta mujer fue despreciada, ella pudo haberse alejado. Dice en Mateo 15:25-26 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos”. Ahora fue reprendida, había una prueba más. Le estaba diciendo: “No está bien. Tú quieres llevarte la bendición. No está bien tomar el pan de los hijos”. Pero la fe de esta mujer no se rindió y dice el versículo 26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos”. Estaba recibiendo una ofensa de Jesús. Como diciendo: Ustedes no son tan importantes. ¿Qué harías tú cuando estás orando a Dios y encuentras una prueba, una dificultad y luego otro, y luego otro, dirías ya me doy por vencido, ya no voy a seguir adelante. Pero dice: Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora”.

¿Sabes que en toda la Biblia esta es la única ocasión en donde Jesús reconoce la fe de alguien que era grande? Jesús se quedó sorprendido, Él estaba probando la fe de esta mujer, Jesús había venido desde Capernaúm a la región de Tiro y Sidón para sanar a la hija de esta mujer que estaba siendo gravemente atormentada, pero primero tuvo que pasar por una prueba, después por otra y por otra y ella pasa y supera cinco pruebas y Jesús dijo: “Oh mujer.” La palabra grande en griego es la palabra mega “hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora”.

Porque para eso Jesús fue a esa área, para sanar a la hija de esa mujer, pero Jesús quería ver la fe de ella, si se iba a detener a la primera, a la segunda, a la tercera. ¿Cuándo se detiene tu fe? ¿Se detiene tu fe después de una semana? ¿Después de un mes? Jesús está ahí, Él quiere bendecirte, quiere ayudarte. No dejes que tu fe se rinda, no dejes que tu fe se detenga.

Alguien dijo: “No te rindas antes de ver el milagro”. Winston Churchil dijo: “Nunca te rindas”. Alguien más dijo: “El único fracaso es rendirse y no seguir tratando”. Esta mujer no se rindió, fue rechazada, pero siguió adelante; fue retada, pero siguió adelante, porque Jesús tenía algo preparado para ella. Jesús le dijo a ella: “Grande es tu fe” y con otra persona que era un centurión romano dijo: “Ni aun Israel he visto tanta fe”.

Qué interesante que las dos ocasiones que Jesús dijo esto no eran ni siquiera judíos, eran personas gentiles. Jesús está más interesado en nuestra vida espiritual que en resolver nuestros problemas inmediatamente. Si nuestros problemas fueran resueltos inmediatamente diríamos: ¿Para que oro tanto a Dios? ¿Para qué me acerco tanto a Dios? Debemos acercarnos más a Dios. Dice la Biblia que se arrodilló y le dijo: Socórreme y cuando dijo esto ella, Jesús dijo: Oh mujer, grande es tu fe”.

¿Te rindes fácilmente? ¿Dices: Ya no voy a seguir adelante? Quizás alguien te ofende. Mira, a esta mujer Jesús le dijo: Ni aun a los perrillos se les echa ese pan, y ella no se ofendió, ella dijo me está probando Dios, y dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Ella estaba diciendo: No me des todo el pan, estoy contenta con que me des poquito de tu bendición. A veces queremos toda la bendición y ¿por qué no te contentas con poquito? y con lo poco que tienes dale gracias a Dios. 

Jesús dijo: “Oh mujer grande es tu fe” y en ese momento la hija de esta mujer fue sanada. Después Jesús dejó esa región y se fue a Decápolis. Jesús viene, te visita y te quiere bendecir, pero tienes que ser paciente, tienes que aguantar. Que tu fe no se rinda