Sectas:
Testigos de Jehová
Parte 3

Hechos 5:3

“3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?

Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.”

Continuamos viendo enseñanzas bíblicas que niegan los Testigos de Jehová.

1.-Niegan que el Espíritu Santo es Dios.

En lugar de esto enseñan que el Espíritu Santo es una fuerza activa e impersonal, de acuerdo al libro “Razonamiento”, página 323. Pero como vemos en los versículos, la Biblia nos enseña claramente que el Espíritu Santo es Dios.

Juan 14:16-17, 20

“16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:

17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.”

Antes del Señor Jesucristo, la Biblia nos enseña que el Espíritu Santo de Dios estaba por ejemplo con David, o con Saúl, o Sansón, de tal manera que estaba con la persona Pero después de que el Señor Jesucristo resucitó y fue glorificado, mandó al Espíritu Santo para que esté en nosotros.

Juan 7:39

“39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”

En el momento en que el Señor Jesucristo es glorificado, el Espíritu Santo puede vivir en nosotros. ¿Cuándo recibimos el Espíritu Santo? En el momento en que creemos en el Señor Jesucristo y ponemos nuestra fe en él.

Juan 16:13-15

“13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.

15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.”

Aquí está el Hijo, mencionando al Padre y al Espíritu Santo, diciendo que el Espíritu Santo, el Espíritu de verdad, nos guiará a toda la verdad. Dios es quien nos revela quién es Jesús, y el Espíritu Santo nos revela quién es Jesús, porque Dios Padre y Dios hijo son la misma persona. El Espíritu Santo nos convence a nosotros, y siempre está tratando de convencer a todo el mundo. Esa es su función en este mundo. Y como vemos en el versículo, se habla simultáneamente del Espíritu Santo y de Dios, porque son la misma persona.

Romanos 8:26-31

“26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”

Como dice aquí, el Espíritu Santo intercede por nosotros, es decir, el Espíritu Santo intercede cuando nosotros no sabemos cómo pedir, o pedimos mal. Pero no debemos tomar esta intercesión como excusa para no orar constantemente.

1 Juan 2:1

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.”

Entonces, tenemos que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo están constantemente intercediendo por nosotros.

2 Corintios 3:5-6, 17-18

“5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,

el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”

Sabemos que en el Nuevo Testamento, cuando leemos la palabra “Señor” se está refiriendo al Señor Jesucristo, como dice Romanos 10:9, “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor”.

Entonces, ciertamente Cristo mora en mí, pero el Espíritu Santo también mora en mí, y Dios mismo también mora en mí. Lo que nos resulta más difícil de entender es que Dios more en nosotros, porque Dios es el creador del Universo entero. Pero como nos dice la Biblia, Dios, Cristo y el Espíritu Santo moran en mí.

Efesios 4:30

“30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.”

Efesios 1:13-16

“13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,

14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

15 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos,

16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,”

Aquí nos está hablando más que nada acerca de que hemos sido sellados por el Espíritu Santo para el día de la redención. Él está diciendo “esta persona es mía”, y en el momento en el que somos salvos, nos sella, y ya sea que muramos o Jesucristo nos lleve en la segunda venida, nosotros somos guardados, casi “etiquetados” porque pertenecemos a Dios. Él ya nos compró, y somos de él hasta que él nos adquiera.

2.-Niegan que la salvación es el don gratuito de Dios.

Revista “El Atalaya”, 1985. Enseñan que para escapar del Juicio Final una persona debe unirse a la organización de los Testigos de Jehová y trabajar para ella.

La Biblia enseña claramente que la salvación no puede ser ganada, sino que se recibe solamente como un regalo de Dios.

Efesios 2:8-9

“8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

no por obras, para que nadie se gloríe.”

La salvación ha sido una donación de Dios. Nadie puede vivir una vida perfecta. Las buenas obras no valen ni para alcanzar ni para mantener la salvación. Pero tampoco se trata de que una vez creyendo en Cristo hay que portarse mal y hacer lo que uno quiera, porque como dice Gálatas 5:21, “…los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. Entonces si Dios me ha dado un corazón distinto y el Espíritu Santo me ha traído convicción de pecado y de juicio, y a través de Jesucristo obtuve la salvación por fe, si hago algo malo el Espíritu Santo de Dios trae convicción a mi corazón y me hace ver cuando algo está mal. Entonces nos arrepentimos, y sabemos que “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9. De tal manera que si contristamos al Espíritu Santo de Dios tenemos que ir con él y pedir perdón, aceptando que hicimos mal. ¿Y quién nos está diciendo que hicimos mal? El Espíritu Santo de Dios. Pero si después de ser “salvo” no me importa si peco, no me importa si ofendo a Dios, el Espíritu Santo de Dios no me dice nada y vivo una vida mundana igual que antes, ¿significará eso que soy salvo? No. ¿Pero quiénes somos nosotros para juzgar? Dice Romanos 2:1 “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.” De lo que sí me puedo asegurar es que yo tengo a Cristo en mi corazón, que la salvación es por gracia y la obtengo simplemente poniendo mi fe en Cristo, por que por gracia somos salvos.

Tito 3:5

“5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,”

 

¿Me salvó por mis obras? No.

 

Gálatas 2:16

“16 sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.”

No podemos nosotros, guardando los más de 550 mandamientos que están en la ley, ser salvos. Quien infringe la ley en un punto se hace culpable de toda la ley. Es como una cadenita: imagina una cadena de 550 eslabones. En el extremo superior está Dios sujetando la cadena, y en el extremo inferior estoy yo colgando de la cadena. Entonces, por ejemplo, codicio la propiedad de alguna otra persona. Supongamos que esto rompe el eslabón #10 de la cadenita. ¿Entonces qué va a pasar? ¿Voy a caer o seguiré sujeto a Dios? Voy a caer, por haber roto un solo eslabón.

Como Dios sabía que no podíamos guardar todos los días todos los mandatos de la ley, Jesús muere por nosotros. Vive una vida perfecta por mí, para salvarme y darme vida eterna, solamente poniendo mi fe en él, porque es un don, un regalo de parte de Dios. De tal manera que si Dios me salvó sería muy malagradecido de mi parte pecar, yendo en contra de los mandamientos de Dios, siento un apóstata. Eso querría decir que nunca fui en realidad hijo de Dios.