¡Peligro! No hagas amistad con el mundo

Santiago 4:1-4

1 “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 

2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 

3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 

4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

Santiago nos habla aquí de algo importante. Él está diciendo que cuando oramos y pedimos a Dios, muchas veces pedimos mal por causa de que lo que estamos pidiendo no es para gastar en algo espiritual, sino para gastar en nuestros deleites. Estamos tan metidos en el mundo que a veces no vemos las cosas espirituales o las cosas que realmente necesitamos, pero le podemos pedir a Dios de acuerdo a su voluntad.

El versículo 4 dice: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? ¿Qué significa ser un amigo? Yo creo que sabemos que significa ser amigo, un amigo es una persona con quien se mantiene una amistad. Una amistad es una relación afectiva y recíproca entre dos personas en donde hay lealtad, solidaridad, entendimiento, amor, sinceridad y compromiso. La amistad es un vínculo muy fuerte. La Biblia dice que es tan fuerte que amigo hay más unido que un hermano. En otras palabras, en una familia podemos tener varios hermanos, pero pueden ser nuestros enemigos; no quiere decir que por ser nuestros hermanos nos llevamos muy bien, pero se entiende en este versículo que si tenemos un amigo, esa amistad puede llegar a ser muy fuerte que el vínculo familiar. La amistad es un vínculo muy fuerte que nos puede ayudar o nos puede destruir; es un lazo que nos puede jalar hasta el fondo del mar o es un lazo que nos puede sacar del más profundo pozo.

Dios es muy claro aquí. Él dice: No hagas amistad con el mundo. Pero, ¿qué es el mundo? Es el sistema de cosas que usa el diablo que nos aparta de la voluntad de Dios. Cuando encontramos la palabra mundo en la Biblia, se está refiriendo a tres cosas. La primera se refiere a la humanidad. Juan 3:16 dice: Porque de tal manera amó Dios al mundoNo quiere decir que Dios amó al planeta Tierra en sí, pero Dios amó a la humanidad. Número dos es cuando habla del planeta Tierra. Juan 16:33 nos está hablando acerca de que en esta Tierra vamos a tener aflicción, pero también nos dice: No améis las cosas que están en el mundo y nos habla acerca de la corriente de este mundo, lo que quiere nuestra carne, lo que el pecado nos atrae, las cosas que no son de Dios.

Mateo 6:24 dice:Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. No podemos servir al mundo y a Dios al mismo tiempo. Dios dice: “O haces amistad con el mundo o haces amistad con Dios, pero si haces amistad con el mundo, me estás diciendo que no quieres hacer amistad conmigo.”

Tenemos dos direcciones. Dios dice: “O me amas a mí o amas al mundo.” No podemos estar en medio y decir: Yo quiero ser amigo del mundo, pero al mismo tiempo ser amigo de Dios. La Biblia dice: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” Y lo dice con palabras fuertes: ¡Oh almas adúlteras! Un adúltero es una persona que tiene una relación extramarital con alguien que no es su esposo o esposa. El cristiano es la esposa del mundo, Dios nos ha comprado, nos ha redimido, somos de Él y Dios no nos quiere compartir con el mundo y dice: Si te haces amigo del mundo te constituyes mi enemigo.

Pero, ¿cómo nos hacemos amigos del mundo?

  1.  Cuando andamos con el mundo 

Nos hacemos amigos del mundo cuando lo frecuentamos y estamos más tiempo con él. Si tienes un amigo vas a pasar tiempo con el amigo, vas a andar con él y Dios dice: “No te hagas amigo del mundo, quiero que seas mi amigo. No pases tiempo con el mundo.”

Dice la Biblia en Efesios 2:1-5 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, De tal manera que cuando no éramos salvos, estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, andábamos tras el mundo, siguiendo la corriente de este mundo. ¿Quién está encargado de este mundo? El diablo. El príncipe de este mundo es el diablo, “entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Un hijo de ira es aquel que aun no es salvo, es aquella persona que no ha recibido a Cristo en su corazón como su salvador personal. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,  aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”.

Nos hacemos amigos del mundo cuando andamos tras el mundo, cuando estamos siguiendo la corriente de este mundo. Por ejemplo cuando estamos en un río podemos dejarnos llevar por la corriente, podemos nadar contra corriente. Si esa corriente no es muy fuerte, sí vamos a poder, pero si no, no podremos; o si la corriente nos está arrastrando y como en las caricaturas hay una cascada y alguien se sube a un tronco y estira su mano y lo salva, pero si nos está arrastrando esa corriente podemos estirar nuestra mano y pedirle a Jesús que nos ayude a salir de esa corriente. 

Al principio, cuando estamos en el mundo no vamos a sentir esa corriente. Jesús nos ha sacado, pero seguimos nuestros pensamientos, a nuestra carne, el diablo viene y dice: “¿No te acuerdas cómo hacías esto? Cuando ibas al baile y te echabas tu cervecita, de lo que te estás perdiendo. El mundo ofrece tantas cosas y ahora te hiciste cristiano y Dios no quiere que vivas la vida, no quiere que la disfrutes, qué malo es Dios”, y esa es una corriente fuerte. Seguir la corriente es seguir la moda de este mundo. Sale un nuevo peinado y es lo que queremos, vemos una foto de Instagram y así queremos parecer porque queremos seguir la corriente de este mundo, seguir la moda de este mundo. Las maneras de vestir de ahora no son algo que agrada a Dios. 

¿Será todo lo que tiene el mundo malo? No, pero debemos aprender a distinguir qué es lo que desagrada a Dios, el tipo de música que nos está arrastrando, una vida pecaminosa no agrada a Dios. El mundo va ir en contra de Dios, dice: “Puedes vivir en adulterio, puedes vivir en fornicación, puedes cambiar tu genero, puedes hablar como tú quieres; si tienes algún problema, eres cleptómano, es una enfermedad, tienes la enfermedad del alcoholismo.” Cualquier cosa que está totalmente en contra de los principios de Dios eso no le agrada a Dios.

Sale una nueva película y ahí vas a verla, ni sabes de qué se trata, ya estás detrás de esa música; esa corriente te está empujando y cuando menos te des cuenta, vas a caer. No todo lo que hay en el mundo es malo, pero tenemos que distinguir y tener discernimiento para saber si le agrada a Dios o no.

   2. Cuando amamos al mundo

1 Juan 2:15 dice:No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.No está hablando acerca del planeta Tierra sino de las cosas mundanas y pecaminosas que no agradan a Dios. Debemos amar a Dios, pero en el momento en que estamos amando al mundo nos estamos olvidando del amor de Dios. Estamos pensando que el mundo nos ama más, que el pecado nos trae algo bueno y es equivocado porque estamos llamando a lo malo, bueno y eso hace el mundo, dicen que Dios es el malo. “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, si más le damos de comer a nuestra carne más vamos a querer amar al mundo. Si le damos de comer más al espíritu vamos a recordar más el amor de Dios, si estamos leyendo la Biblia vamos a recordar el amor de Dios, los deseos de los ojos, ¿Sabes que hay mucha vanidad en nuestro mundo? Y no está mal vernos bien, pero llegamos a un punto de exageración y nos guíamos por lo que hay afuera, y no solamente en cómo nos queramos ver, sino que también los deseos pecaminosos de nuestros ojos, lo que vemos en el mundo, la perversidad que hay en este mundo, lo que ves en Internet. Dice la Palabra de Dios: No ames al mundo, no desees lo que el mundo quiere. 

Vivimos en este mundo, pero no somos de este mundo. Hay un corito que dice: “Este mundo no es mi hogar, soy peregrino aquí.” Solamente estamos de paso por este mundo. No te conformes a este mundo, no vivas como este mundo; y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. En Eclesiastés dice el predicador que todo es vanidad. El versículo 17 dice: Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Este mundo va a pasar, se va a acabar. Dios quiere que pongamos nuestra mirada en las cosas de arriba, no en lo que está sucediendo. Los deseos de la carne, los deseos de los ojos, la vanagloria de la vida nos lleva a una ruina, pero dice la Biblia que el mundo va a pasar. ¡Un día vamos a estar con el Señor! Y vamos a decir: “¿Puedes creer cómo estaban tan preocupados por cosas que no eran eternas? Estábamos más preocupados por los zapatos, por el peinado pero eso ya no importa. Estábamos más preocupados por las cosas materiales que por las espirituales.” Y el dinero no es malo, pero el amor al dinero sí y cuando tenemos esa avaricia en nuestro corazón y lo único que nos importa es el dinero, estando en el cielo decimos: No me traje nada, todo se quedó. Y es entonces cuando viendo las cosas desde esa perspectiva, podemos entender un poco mejor que tanta influencia tiene el mundo en nuestra vida y podemos decir: ¿Estoy amando al mundo? Y si estamos amando al mundo, Dios dice que dejemos de hacerlo y que nos acerquemos a Él

Génesis 19:17 dice: “Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas. Lot con su familia habían sido llevados afuera de la ciudad y le dijo Dios que no viera tras él. Versículo 24 dice: Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; Estas dos ciudades eran pecaminosas y perversas. Uno de los términos de sodomita viene por causa de Sodoma porque estaba lleno de homosexualidad  y Dios estaba juzgando a estas ciudad y Lot y su familia estaban bien metidos ahí. y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra. Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.(Vers. 25)

Iban saliendo de esa ciudad huyendo del fuego, de la destrucción, pero ¿qué habrá pasado por la mente de la esposa de Lot? ¿Qué estaba pensando? Quizás estaba pensando en sus pertenencias, en sus zapatos Andrea, en sus amistades que tenía, en los CD ́ s de los Tigres del Norte, de Juan Gabriel, de Bad Bunny y de toda la música que tenía, estaba pensando en las revistas que tenía, en todas las joyas, todo lo que quizás no solamente tenía posesión, pero lo que la hacía caer. Estaba pensando en el bar, en el antro a donde iba. No sabemos qué estaba pensando, pero sí miró atrás y se convirtió en una estatua de sal.

La esposa de Lot miró una vez, pero a ti y a mí continuamente el diablo nos quiere hacer que veamos hacia atrás; constantemente nos dice: “Mira, de lo que te estas perdiendo” pero tenemos que decirle al diablo: “No, todo eso no era mejor. Lo que me espera mejor.” Cristo nos ha redimido, nos ha transformado, ya no somos las personas que eramos antes, ¡Gloria a Dios! Él ha restaurado nuestra vida, a nuestra familia. ¡Dale gloria a Dios de donde Él te sacó y no mires atrás como la esposa de Lot!

La Biblia dice en 2 Timoteo 4:10 porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia. Él amó este mundo, ¿cuántos dejan la iglesia porque comienzan a amar este mundo? ¿Cuántos dejan las cosas de Dios cuando Él ya ha hecho un cambio en sus vidas, ya los ha bendecido y restaurado? pero comienzan a voltear como la esposa de Lot y empiezan a extrañar. El pueblo de Israel salió de Egipto con mano fuerte y poderosa, estaba en esclavitud y sufrimiento, pero estando en el desierto y en su preparación para tener una vida victoriosa, comenzó a recordar los puerros, las cebollas, la comida que tenía en Egipto y por esa causa vino la destrucción. La razón que Demas regresó es porque empezó a amar al mundo.

¿Cuándo nos hacemos amigos de este mundo? Cuando comenzamos a andar con el mundo y cuando comenzamos a amar al mundo y Dios dice: No ames al mundo. 1 Timoteo 6:7 dice: “porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.

   3. Cuando actuamos como el mundo

2 Crónicas 28:19 dice: Porque Jehová había humillado a Judá por causa de Acaz rey de Israel, por cuanto él había actuado desenfrenadamente en Judá, y había prevaricado gravemente contra Jehová. Acaz fue uno de los reyes más malvados de Israel. Acaz ya no solamente caminaba con el mundo ahora ya era parte del mundo, vivía una vida desenfrenada, se había convertido en un enemigo de Dios, estaba levantando su banderita diciendo: “Amo al mundo, sigo al mundo y ahora voy a vivir como el mundo. Ya  no importan las cosas de Dios.” Eso pasó con Demas cuando se apartó de las cosas de Dios. Los versículos 22 y 23 dicen: Además el rey Acaz en el tiempo que aquel le apuraba, añadió mayor pecado contra Jehová; porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, y dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también ofreceré sacrificios a ellos para que me ayuden; bien que fueron estos su ruina, y la de todo Israel.

Dios nos dice: No hagas amistad con el mundo, no ames al mundo, pero el problema con actuar, vivir y ser el mundo es que muy posiblemente tú ni siquiera has sido rescatado de parte de Dios, ni siquiera has reconocido el amor de Dios. Él dice: “¡Peligro! No hagas amistad con el mundo” y debemos atender a lo que Él nos dice, pero si estamos en el mundo y si no nos importa lo que Dios nos manda, tenemos que hacer un chequeo en el corazón y decir: ¿Soy realmente de Dios?

Juan 15:18-19 dice: Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Jesús dice: Tú no eres del mundo. Los versículos 14 al 16 dicen: Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

Dios dice: “No ames al mundo, no hagas amistad con el mundo. Si eres mi amigo no te va a costar o doler lo que yo te digo.” Si nuestro amigo nos dice que hagamos algo por él, normalmente vamos a querer hacer eso por el amigo y muchas veces aún más por el amigo. Jesús no solamente es nuestro salvador, es nuestro amigo y nos dice: “Mis mandamientos no son gravosos. He dado mi vida por ti, ¿puedes hacer esto por mí? Quiero ser tu amigo.” En el momento que comprendemos qué tan bueno amigo es Jesús, vamos a querer apartarnos más del mundo y estar más con Jesús. Él va a ser fiel y no nos va a dar la espalda.

¿Algún amigo te ha dado la espalda? Yo creo que a todos. Cuando un enemigo lo hace no duele tanto, pero cuando lo hace un amigo cómo duele porque pensamos que era nuestro amigo. Jesús nunca va a hacer eso. Pero cuando reconocemos qué tipo de amigo es Jesús vamos a decir: El mundo no nos conviene, nos conviene más la amistad con Jesús. Pero tenemos que buscar más su amistad y su amor y pedirle perdón porque pensamos que esa otra amistad era mucho mejor, que nos iba a dar más beneficios, pero estábamos equivocados.

Dios nunca paga mal. Acércate a Él y dile: “Yo no estaba siendo un buen amigo, ayúdame a reconocer tu amistad y a tener una mejor amistad contigo y apartarme del mundo porque el mundo no me trae nada bueno.”

¿Eres amigo del mundo o eres amigo de Dios?