La torpeza de la comparación

Salmos 73:1-3

1 “Ciertamente es bueno Dios para con Israel, Para con los limpios de corazón.

2  En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos.

3 Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos.”

 

El autor del Salmo 73 es Asaf. Asaf era un levita cuyo nombre significa unir y en este nombre encontramos muchos significado porque Asaf se encargaba de unir al pueblo para que en conjunto alabara a  Dios. Él tenía un puesto de suma importancia en Israel porque él se encargaba de la adoración de Dios, de la música. Por eso, es que no es un papel cualquiera dirigir, tocar, o servir en el ministerio de la música. Aun Dios en su palabra,  pone estándares de aquellos que se encargan de los instrumentos, de la dirección musical dentro de la iglesia, no cualquiera puede estar en el ministerio de la música, no es que a mí se me da el tocar la guitarra”, qué bueno que tienes el talento y disposición, pero hay estándares y normas aun para los que tocan en la iglesia. 

Asaf compuso este salmo, fue designado con sus hermanos en el tiempo de David para participar de los cantos en el servicio del Señor, fue de los encargados para que ministrasen de continuo delante del arca y dice en 1 Crónicas 6:31-32Estos son los que David puso sobre el servicio de canto en la casa de Jehová, después que el arca tuvo reposo, los cuales servían delante de la tienda del tabernáculo de reunión en el canto, hasta que Salomón edificó la casa de Jehová en Jerusalén; después estuvieron en su ministerio según su costumbre. Asaf tenía ese alto cargo espiritual y era líder de la adoración en el coro de David. 1 Crónicas 16:4-5 habla acerca de eso.

Vemos como Asaf muestra un pecado que ha afectado a varios hijos de Dios, uno de los pecados que ha hecho alejarse a muchos hijos de Dios y ha hecho apartarse a muchos de las cosas del Señor, de la iglesia, de su palabra, de su fidelidad y es el pecado de la comparación.

Se entiende por comparación a la acción de cotejar dos o más cosas para dar con sus posibles semejanzas o diferencias. Las comparaciones son perjudiciales, no sirven y es una torpeza compararnos, son perjudiciales. Cada uno de nosotros contamos con virtudes y defectos. Dios nos hizo diferentes, aun siendo gemelos no son iguales, tienen diferentes anhelos, diferentes habilidades y sería una torpeza compararnos. Cuando nos comparamos con alguien más, nos vamos a encontrar con problemas de autoestima. Dios no te hizo igual que zutano y perengano, te hizo como Él quiso y cuando Él te creó, sabía que cabello te iba a dar, te dio la nariz que tienes. Aun las concursantes de miss universo no están contentos con su apariencia y Dios en la Biblia, no da un modelo físico, lo que sí nos dice es sobre el corazón. El hombre ve lo de afuera, lo que Dios ve es el corazón.

Ahí están las hermanas echándose un montón de cosas en la cara, y  no hay problema, no digo que te vengas greñuda a la iglesia, no digo que sea malo, nada más no te afanes en eso. Unas dicen: “A mí me van los de Mary Kay.” A ti lo que te va bien es lo que dice la palabra de Dios. El corazón alegre hermosea el rostro. Están bien pintarrajeadas, pero con su cara de amargura. 

No te compares. Dios nos ha hecho diferentes. Tampoco podemos compararnos con aquellos a los que en apariencias les va mejor que a nosotros. Las circunstancias y facetas son diferentes “¿por qué a mi vecino le va bien? Él tiene un montón de negocios y yo no avanzo.” Cálmate, haz lo que sabes que tienes que hacer, según Dios. No trates de imitar a alguien más, a los modos de alguien más, haz lo que tienes que hacer según la voluntad de Dios, pero andamos tan perdidos comparándonos con los demás porque no sabemos lo que Dios tiene para nosotros.

Un joven me dijo: “Ore por mí, yo quiero hacer algo, y le pido a Dios que me muestre la voluntad que él tiene para mí en adelante.” Le dije ¿estás haciendo la voluntad de Dios ahorita? Me dijo que no y le dije ¿cómo pretendes que Dios te revele el futuro cuando lo revelado del presente no lo estás haciendo? y hay muchos cristianos que así son, “Yo quisiera que Dios me mostrara cómo me va a ir.” Te va a ir en el futuro cómo te estás conduciendo en el presente, y unos quieren dar saltos cuando no están caminando con Dios. No te compares con los demás

Dice la Palabra de Dios en 1 Corintios 12:27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Somos particulares. ¿Te gusta tu cabello? Dios te hizo especial, muy particular. ¿Tienes una mano? ¿Tus dedos son iguales? ¿o dices Quiero tener otro dedo gordo acá? Es como si te comparas con alguien más. Cada dedo es diferente. Dios te hizo particularmente diferente a los demás. No tienes que estarte quejando.

Hay muchos jóvenes que quieren ser como los del mugroso mundo porque no se aceptan tal y como Dios los ha hecho. Andan con su pelo pintado. ¿A quién se quieren parecer?

Asaf nos va a hablar retrospectivamente de algo que le pasó, pero también cómo lo solucionó. Hay dos hechos fundamentales que debemos considerar cuando nos comparamos.

Salmos 73:22 dice: “Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti.” El compararse es una torpeza. Tú te comparas y eres un torpe. “Ay yo quisiera tener el pelo de la hermana…” “¡Ay ya no se que ponerme para la iglesia! ¡Siempre voy con lo mismo!”  “Ya no tengo falda, la hermana está estrenando.” ¿A qué vienes a la iglesia? ¿A modelar? Vienes a alabar a Dios. Dios no se va fijar si traes ropa nueva, Dios se va fijar si traes un corazón correcto para alabar a Dios.

Compararse es una torpeza y también muestra falta de entendimiento. “Tan torpe era yo, que no entendía; Era como una bestia delante de ti.

Los jóvenes dicen: “Mamá, ya vamos a entrar a clases y ve qué tenis, quiero unos de marca.” Si quiere unos de marca, ponle una marca. Dicen: “Todos tienen Nike, Reebok, Adidas y Puma.” Las marcas no importan. No te compares. 

Dios te ha hecho especial y tiene un plan para ti. La comparación no es buena y es una torpeza. Dios no te hizo igual a alguien. Dios tiene un propósito para tu vida, no te compares con los demás.

A menudo los cristianos se desaniman cuando se comparan con los demás, comparando  sus dones, sus talentos, sus logros, sus vidas. No te compares. Sé lo que Dios quiere que seas y haz la voluntad de Dios. Compararnos con los demás es una torpeza, todos somos diferentes y por eso es una torpeza compararnos con los demás.

Asaf estaba comparándose con el impío, con el que no creía en el Dios de Israel y Asaf se empieza a quejar y decir: ¿por qué ellos sí prosperan? ¿por qué si avanzan? ¿por qué se mofan de Dios y no les pasa nada? ¿por qué ellos hurtan y tranzan y todo les sale bien y haciendo maldad les progresan sus empresas? ¿por qué ellos hacen lo incorrecto y no sufren de parte de Dios? ¿por qué ellos haciendo engaños parece que Dios no los castiga? ¿por qué pueden gritarle a Dios y burlarse de Él y Dios no hace nada con ellos? 

Dice el en el verso 2 En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos ¿Por qué razón? “Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos.”

¿Qué causa la comparación en tu vida?

Cuando te comparas y dices:¿Por que le va bien a mi vecino y adora a la muerte? ¿Qué es lo que causa? Dice el versículo 2 “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos.” Quiere decir que él andaba inestable. Cuando nos comparamos con los demás, vamos a estar en inestabilidad, siempre pensando y considerando a los demás y comparándolos con nosotros. ¿Por qué yo no tengo y ellos sí? ¿por qué me va mal? El estar dudando de Dios te hace estar inestable. No vas a tener firmeza si dudas del amor de Dios en tu vida. No te puedes comparar porque a fulano de tal que no cree en Dios le va así, Dios tiene un plan para ti y quiere enseñarte algo. A veces decimos: “Me pasó algo malo.” Para el cristiano no hay cosas malas, hay aparentemente malas con un propósito divino, pero a veces pensamos que nos pasan muchas cosas malas en comparación con otros. Si te comparas vas a vivir una vida inestable, estarás dudando de Dios y de sus planes, te va a traer inestabilidad.

La comparación te hará desestimar tu salvación en Dios. Dice el versículo 13 “Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia;” ¿Cuántos hijos de Dios se han apartado de Dios por su comparación con el inconverso? Dicen: “Es que de nada sirve que yo ore, que lea mi Biblia, que vaya a la iglesia, que sirva al Señor, que sacrifique, que me esté apartando del mundo, que sea fiel.” Dice el salmista: “Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón,” y cuando te comparas con los demás vas a pensar que es en vano vivir la vida cristiana, vas a decir: “En vano acepte a Jesucristo, me va mal, mis hijos se están enfermando, el negocio no anda bien” y vas a menospreciar tu salvación. 

Compararte con el inconverso hará que desestimes tu salvación. Nada de lo que haces para el Señor, haciéndolo de corazón, es en vano. 1 Corintios 15:58 dice: Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. Cuando te comparas con los demás vas a decir como Asaf: en vano he limpiado mi corazón, en vano he encontrado a Jesucristo. Isaias 3:10 dice:Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos. ” 

La comparación te va a traer amargura. Dice Salmos 73:21 “Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas.” Andar inestable, andar dudando de Dios, andar desestimando su salvación y la obra redentora de Cristo en nuestra vida hará que vivamos en amargura. ¿Crees que hay cristianos en la iglesia amargados?

El mundo se está robando  a los jóvenes y ellos están siguiendo la corriente del mundo, las modas y proceder del mundo y si no viven amargados. “Es que pastor, no me aceptan en la escuela.” Si te aceptó Cristo, ¡Gloria a Dios! ¡Es el más importante! “Ay pastor, me tengo que vestir así porque si no no entro en su círculo.” Con que estés en el círculo del Señor es suficiente. Pero ahí estás vistiendo igual que el mundo para que el mundo no te diga nada , para que no te critique, ¡No! ¡Vive para el Señor! Compárate con Cristo.

La comparación va a traer amargura, ver que los inconversos prosperan y triunfan, ver que al inconverso le va bien ¿y por qué Dios no me da lo que yo quiero? ¿por qué Dios no me bendice si hago lo que su palabra dice? y por esas cuestiones y comparaciones nuestra alma se llena de amargura y empezamos a amargarnos contra Dios, y a decir: “Es que Dios es injusto y no es fiel, no provee, no me ama, no quiere que sea feliz, no ve todo lo que yo hago y sufro.” Él sí ve y dice la palabra de Dios que Él no es injusto para olvidar. Lo que tú haces para Dios, por Dios o por su obra, Dios te va a bendecir.

¿Qué causa la comparación? Hace que caigas en desánimo. cuando dudas de alguien y menosprecias lo que hizo por ti, cuando tienes amargura con esa persona, lo más probable es que andes desanimado y es por eso que los hijos de Dios están así, sufren esa consecuencias de la comparación, se cansaron de dudar de Dios, de vivir en vano, de vivir con amargura hasta que se deslizaron. Ellos se tropezaron y se deslizaron. Dice el Salmos 73:2 En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Cuando nos comparamos podemos llegar a desanimarnos y no querer nada con el Señor, todo por una torpe y necia comparación.

¿Cómo estás tú? ¿Cómo vives tu vida? ¿Vives comparándote con los demás? ¿Has dejado tu relación con Dios por compararte? ¿Vives con amargura por andar comparándote?

¿Qué hacer para no comparse? ¿Qué considerar para no compararse? Asaf muestra lo que vivió en el pasado, pero también la forma en que él puedo tener victoria en esta situación. Asaf era un encargado del templo de Dios, en la dirección de la música. Asaf estaba todo el día metido en el templo y él se comparó. Si él se comparó, ¿qué de ti y mí que vivimos en fricción constante con el mundo? en el trabajo, los jóvenes en la escuela, pero ¿qué considerar?

Vuelve al santuario de Dios. Salmos 73:17 dice: “Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos.” No hay nada más dulce que servir a Dios y ver cómo Dios Santo, Santo, Santo tomará sus rotos y lo usa para su obra. Nadie puede decir que es moralmente perfecto. Hemos pecado en pensamiento, en vista, en acción, pero aun así, la bendición es que un Dios amoroso, perdonador, te use para su gloria. Dice Asaf: “Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos.” Entendió lo privilegiado que era por servir a un Dios vivo, de tener participación de adorar a un Dios santo, que no había más hermoso que darle la gloria a Dios.

Este mundo se burla de ti, este mundo al que tú quieres imitar y te comparas se burla de Dios, pero Dios jamas se va a burlar de ti, Él te hace tal y como eres. Dios no tiene estándares físicos, te hizo perfecto, no quieras imitar a un mundo que te menosprecia.

1 Crónicas 25:5-6 dice:Todos estos fueron hijos de Hemán, vidente del rey en las cosas de Dios, para exaltar su poder; y Dios dio a Hemán catorce hijos y tres hijas. Y todos estos estaban bajo la dirección de su padre en la música, en la casa de Jehová, con címbalos, salterios y arpas, para el ministerio del templo de Dios. Asaf, Jedutún y Hemán estaban por disposición del rey.” 1 Crónicas 16:37 dice: Y dejó allí, delante del arca del pacto de Jehová, a Asaf y a sus hermanos, para que ministrasen de continuo delante del arca, cada cosa en su día. Asaf ministraba delante de la tienda del tabernáculo y estaba continuamente alabando al Señor.

Tú y yo no vemos el todo, tenemos ojos limitados, no podemos ver el plan de Dios que tiene para nosotros, no te compares con el mundo, con el aparente éxito que el inconverso tiene, Dios tiene un plan para ti y nuestros ojos no nos permiten ver el perfecto plan que Dios tiene, pero lo que nos toca es concentrarnos en lo que Dios quiere que hagamos y disfrutar lo que Dios quiere que hagamos. Mejor concéntrate en tu relación con Dios. Ve lo que Dios te ha dado, ve la bendición que tienes por ser un hijo de Dios, por servirle, de saber que oras y él inclina su oído para responder tu oración.

Entra en el santuario y mira la gloria de Dios y percibe la presencia fresca del Señor, experimenta su bendito poder, alábale con sacrificio, ve la gloria de Dios, pero nos hace falta que tan privilegiado somos por ser hijos de Dios. No te compares.

Reconoce su bondad. Dice el versículo 1 “Ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón.” ¿Qué hacer para no compararte? Sirve a Dios, involúcrate en la obra de Dios, sírvele al Señor. Hay mucho en la iglesia en lo cual te puedes involucrar. Hay baños que limpiar, hay pisos que limpiar. Unos piensan que estar arriba es servir, pero servir es acomodar sillas, tú la quieres arriba, empieza desde abajo.

Reconoce su bondad. Cómo se nos olvida que Dios es bueno. Muchas veces nos comparamos y decimos ¿por qué me pasa esto? Hay otros que están pasandola peor que tú y aun ellos dicen: Dios es bueno.

Unos hermanos tienen una hija con parálisis y tienen que llevarla en sillas de ruedas, hay que ayudarla a comer y hace algunos meses una hermana me dijo que oraramos por ellos porque no sabían que le había pasado a su otra hija que había quedado sin moverse. Sus dos hijas sin moverse, y tú y yo nos quejamos por cosas tan banales. Dios es más que bueno.

Dice Asaf: “Ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón.” Deja de compararte y dale gracias a Dios por lo bueno que Él es contigo, dale gracias a Dios porque Él te ha dado la salvación, dale gracias a Dios porque Él te ha dado el privilegio de tener su palabra y en momentos de dificultad ir a ella y encontrar consuelo. Dale gracias a Dios que aun siendo imperfectos te permite servirle en su obra, dale gracias a Dios porque Él es bueno porque sabemos que somos pecadores y lo único que merecemos es la muerte pero Él en su infinita bondad nos tiene paciencia y todavía somos desvergonzados y decimos que Dios nos es bueno, porque a ellos le va bien. ¡Dios es más que bueno! No te olvides de su bondad. Dios es más que bueno. Sales a trabajar y gracias a Dios regresas con bien y aun si algo malo pasara, Dios sigue siendo bueno.

¿Cómo evitar la comparación? Entra en su santuario, reconoce su voluntad y también alabale por su presencia. Dice Salmos 73:23 “Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha.”

 A Pesar de la duda que tenía sobre Dios, Asaf a pesar de la amargura, de que él estaba desanimado, dice: “yo siempre estuve contigo;” No importa cuanto tiempo vivamos dándole la espalda a Dios, Bendito Dios, siempre está contigo, no te deja, no importa cuanto reniegues, no importa si en tu desánimo hablas mal de él, de su obra de su amor, Él sigue siempre contigo. Reconoce su presencia en tu vida. Dale gracias a Dios porque dice la Palabra de Dios que Él nunca nos desamparará, ni nos dejará. “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.”

Cuando nos comparamos somos torpes, nos estamos olvidando de la bondad de Dios. Qué sería de nuestra vida sin la presencia de Dios en nosotros. Qué torpe es compararse y muestra falta de entendimiento. Dale Gracias a Dios por lo que eres y no te compares y espera que Dios te esté revelando más de su voluntad. No te canses, no te compares no eres igual, no son iguales los tiempos, ni las etapas, espera en Dios, Él es bueno y su presencia está contigo. Pero ¿qué tienes que hacer? Entra en el santuario y ve lo privilegiado que eres en ser parte de su pueblo.

En una ocasión un joven me dijo: “Pastor, Dios me ha llamado a predicar” y yo conocí a ese joven y dentro de mi dije: No la vas a hacer. Pero si Dios le llamó, yo lo iba a apoyar. El siempre callado llegaba del instituto y decía: “Pastor, ya traje mis visitas, están atrás.” Y en sus vacaciones él regresaba y yo dudaba de lo que Dios fuera hacer en él. Estando en Puebla recibí una llamada y me dijo: “Soy Fulano de tal. Pastor, no le molesto, solo le llamé para decirle una cosa, yo dije que cuando tuviera mi iglesia, iba a ser el día que le iba a marcarle a usted para darle la nueva noticia, y le llamo para decirle, ya me casé y ya tengo mi iglesia.”

El hombre compara y está limitado a ver lo de afuera, pero Dios ve el corazón. Y cuando él me dijo eso, yo me sentí tan avergonzado y tan humillado y dije: Gracias a Dios porque nosotros vemos lo de afuera, pero Dios ve el corazón.

No te compares. Sirve al Señor, reconoce su voluntad y reconoce su bendita presencia, compararse es una insensatez y una torpeza. No te compares