Jehová No es un Amuleto

1 Samuel 4:1-3

1 “Y Samuel habló a todo Israel.

Por aquel tiempo salió Israel a encontrar en batalla a los filisteos, y acampó junto a Eben-ezer, y los filisteos acamparon en Afec. 

2 Y los filisteos presentaron la batalla a Israel; y trabándose el combate, Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en la batalla en el campo como a cuatro mil hombres. 

3 Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos”

Dice la Biblia “Y Samuel habló a todo Israel.” Después de este punto dice “Por aquel tiempo salió Israel a encontrar en batalla a los filisteos” como que no hay mucha relación en lo que está pasando, que Samuel está predicando y ahora el pueblo de Israel va a la batalla. Recordamos que Samuel era profeta de Jehová en Israel, él predicaba a todo Israel, de hecho él fue el último juez de Israel. 

Si vamos al capítulo 3 y leemos los últimos versículos nos damos cuenta que Jehová estaba con él. Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.  todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová. (Vers. 19-20)

Israel sabía que Samuel era fiel, que era profeta, que era su profeta, sabían que Jehová estaba con Samuel. Pero regresando al capítulo 4:1 encontramos que el pueblo de Israel sale a batalla contra los filisteos, vemos que de pronto salen ellos. No tenemos alguna referencia de que Dios les dijera que salieran a pelear. Se juntan en Eben-ezer, en este lugar dijo Samuel en el capítulo 7:12 “Hasta aquí nos ayudó Jehová.” De tal manera, que el nombre de Eben-ezer no había sido dado en el capítulo 4, es más, la batalla que habían perdido los cuatro mil hombres que habían muerto había sucedido en Eben-ezer si le hubieran dado nombre en ese momento hubieran dicho: ¿Por qué nos ha traído este estrago Jehová? ¿Por qué no nos ayudó Jehová?

Dice  Samuel 4:1 que se reúnen en Afec y han salido muy posiblemente desde Silo, que está a unos 50 km de Afec o Ebenezer. El campo de batalla estaba en medio y están a punto de ir a esa batalla, y dice la Palabra de Dios que pelean y que Israel fue vencido. Como vemos las cosas de cómo Dios estaba con Samuel podemos notar algo en lo que está sucediendo, pero el hecho de que Jehová estaba con Samuel no tiene nada que ver con la vida espiritual del pueblo. 

Muchas veces podemos llegar a basar nuestra vida espiritual en alguien más. El pueblo de Israel dijo: “Vamos a la batalla” y podemos ver un poco de orgullo porque Dios no les dijo, Samuel no les dijo que fueran a pelear. Ellos están más confiados en la vida espiritual de su profeta, de su pastor, de cómo Samuel estaba caminando. No bases tus victorias en la vida de alguien más. A veces confiamos en eso: “Mi iglesia es una tremenda iglesia y a mí no me puede pasar nada; mi pastor anda bien con Dios no me va a pasar nada. No voy a perder ni una victoria, la puedo ganar.” En nuestra vida puede haber ese poco de orgullo espiritual, de pensar que podemos ganar todas las batallas, de que podemos salir y ganarle al diablo. Ellos dijeron: “Si Dios está con Samuel, ya la hicimos.” Y fueron contra los filisteos y pierden la batalla, cuatro mil del pueblo mueren. Ellos dijeron: “Samuel es nuestro amuleto de la buena suerte.”

Quiero hablar acerca de que Jehová no es un amuleto. ¿Qué es un amuleto? Es un objeto portátil al que se le atribuye un poder mágico, capaz de dar salud o suerte a la persona que lo tiene en su poder y lo lleva puesto. Ellos dijeron: “Si Dios está con Samuel, entonces vamos a ganar.” “Si salimos y nos enfrentamos al chanclas, vamos a ganar.” “Si salgo con la bendición de mi pastor, voy a vencer cualquier pecado.” “Si salgo y no leo mi Biblia, no hay problema, tengo a mi pastor.” Para vencer las batallas espirituales no puedes confiar en tu iglesia, en tu religión, en la versión de tu Biblia, en la fe de tu pastor, tienes que confiar en tu Dios y en tu relación que tienes con tu Dios. Jehová no es un amuleto para andarlo trayendo y pensar que Él nos va a dar buena suerte.

Dice el versículo 3 Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos.

Después de que ellos perdieron, regresaron llorando y quejándose contra Dios, dijeron: “¿Por qué nos ha herido Jehová?” No dijeron que perdieron por su orgullo, porque no estaban caminando con Dios; no dijeron: “Perdimos porque no tenemos una relación con Dios, ¿qué pecado habrá en nuestra vida que perdimos en esta batalla?” Cuando salimos en nuestras fuerzas y en nuestro orgullo y diciendo que podemos enfrentarnos contra cualquier cosa y ya tenemos nuestros amuletos y caemos, no le echemos la culpa a Dios porque no es la culpa de Dios. En eso tuvieron una gran idea. Dijeron: “Nos va mal porque el arca de Jehová no está aquí.” Entonces le chiflaron a algunos y les dijeron: “Vayan hasta Silo y busquen unos hombres.” Eran doce horas de camino y no podían traer el arca en cualquier cosa, tenían que traerlo los levitas y llegaron con el arca del pacto y dijeron: “Quizá ahora que esté cerca de nosotros nos va a dar buena suerte. Lo queremos cerca de nosotros, en el cuello, en la cartera.” Quizás todavía traes tu estampita en la cartera. Jehová no es un amuleto. No digas: “Si lo pongo en un cuadro, me va a dar buena suerte. Lo voy a poner en mi altar de día de muertos para que me dé buena suerte.”

“…para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos.¿Cuántas veces pensamos que ese es el trabajo de Dios? Que él nos salve de nuestros enemigos, pensamos que es el trabajo de Dios que haga algo, que nos den aumento, que nos saque de nuestros problemas en que nos hemos metido; no leemos la Biblia, no oramos, no vamos a la iglesia, no tenemos una relación personal con Dios, pero como lo hemos “comprado”, entonces su trabajo es que nos salve de todos nuestros problemas. Dios no es para andarlo trayendo. Cristiano, ¿dónde está tu trabajo? ¿Dónde está tu fe? ¿Dónde está tu amor por Dios? ¿Dónde está tu caminar con Dios? ¿Dónde está tu pasión para vivir para Él? ¿Dónde está tu fidelidad, ¿Dónde está tu dedicación? ¿Dónde está tu santificación? “Pónganlo aquí porque su trabajo es que nos saque de los problemas en que nos hemos metido.” Te tengo noticias cristiano: Dios no es un amuleto para andarlo trayendo. Dios no es para darle besitos: “Ay Señor, ahora sí”; no es para guardarlo mientras te empinas la botella; no es para esconderlo mientras ves pornografía; no es para decirle: “¡Ay diosito!” porque Dios no es un diosito, no es alguien para que estemos mencionando el nombre de Dios en vano. Dios no es un diosito. Él es el Dios de dioses. No es para comprarte otro porque ya lo perdiste y vas a tratar de conseguir otro, no es para ponerlo en un nicho, en un rincón. A Jehová hay que adorarlo, honrarlo, temerlo, amarlo porque Jehová no es un amuleto. Es para que cada vez que estamos en su presencia nos humillemos, le pidamos perdón, le demos gracias por todo lo que ha hecho, en vez de decirle: “Tu trabajo es salvarme de esto.” Dios no es un amuleto. Te puedes olvidar de tu cartera, de tus lentes, olvidas todo, pero a Dios no hay que olvidarlo porque no lo estamos trayendo de aquí para allá porque Dios está en todo lugar. Jehová no es un amuleto. 

1 Samuel 4:4 dice: Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que moraba entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el arca del pacto de Dios.Ofni y Finees eran unos borrachos, adúlteros, fornicarios, hijos del pastor de la Primera Iglesia Bautista de Silo y ellos fueron los que traen el arca y el versículo 5 dice: Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló. Dice la Biblia que tuvieron gran júbilo y júbilo no es la palabra gozo, gritaron con gran clamor, estaban gritando fuera de control, estaban eufóricos, estaban diciendo: “¡Aquí está Dios¡ ¡Hemos traído a Dios!” Si hay algo que debemos hacer es animarnos más, sabiendo que Dios está aquí, pero el otro extremo, creo que deberíamos cambiar esa euforia que antes teníamos en el mundo y cambiarla por el gozo que ahora tenemos en el Señor porque realmente creo que muchas veces el mundo está más eufórico por las cosas del mundo que lo que nosotros estamos por las cosas de Dios.

Este pueblo había perdido el control. Cuando hay fiestas puedes ver que la gente se sale de control. Te acuerdas cuando cantabas la de los Tigres del Norte y te salías de control y ahora vienes a la iglesia y ya no te acuerdas cómo le hacías, nos salíamos de control y le decíamos al compadre: “Cántale a la piedra, a la licuadora, a la vaca voladora, a la puerta de Alcalá, a todo mundo” y estábamos todos eufóricos y ahora que somos cristianos decimos: “Es que me da pena”; “No sé cantar.” ¡Gózate, canta al Señor, alégrate en Él porque Él no es un amuleto! ¡Es de verdad! ¡Tenemos un Dios real! Un Dios que quiere escucharnos que le amamos, quiere que vayamos a él y le clamemos y digamos: “Sé que tú no eres un amuleto, sé que no eres como un esclavo para hacer lo que yo quiero, sino para que te honre y te alabe.”

Dice 1 Samuel 4:6-9Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! pues antes de ahora no fue así.¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto. Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed hombres, y pelead.  Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.  No solo fueron vencidos, bueno fuera; no solamente treinta mil murieron, bueno fuera; no solo murió Ofni y Finees, le dicen a Elí que sus hijos murieron y que tomaron el arca de Jehová  y cuando oyó eso, dice la Biblia que Elí cae hacia atrás porque era un hombre muy robusto y se desnucó y murió. No solamente murió Elí, pero después versículos más adelante dice la Palabra de Dios Y su nuera la mujer de Finees, que estaba encinta, cercana al alumbramiento, oyendo el rumor que el arca de Dios había sido tomada, y muertos su suegro y su marido, se inclinó y dio a luz; porque le sobrevinieron sus dolores de repente.  al tiempo que moría, le decían las que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni se dio por entendida. Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! 

Ellos dijeron: “Somos invencibles con el arca de Jehová.” Ese es muchas veces nuestro problema. Cuando pensamos que somos invencibles, nos topamos con esta palabra: Icabod. Cuando pensamos que no nos va a pasar, Icabod; cuando dices: “Ya tengo cinco años en la iglesia”, Icabod; “ya tengo casado diez años y ya nada puede acabar mi matrimonio”, Icabod; cuando haces de Dios un amuleto, Icabod; es entonces que has traspaso la gloria de Jehová y has puesto a Dios en algo y le has dicho que es tu amuleto.

Dios permitió que el arca de Jehová fuera traspasada. Fue traspasada la gloria de Dios a alguien más. Dios dice: “Tú no quieres pasar tiempo conmigo, no quieres reconocer que yo soy Jehová, vives una vida común y llegas el domingo y dices: Tengo a Jehová en un amuleto; y si no me vas a poner atención, no vas a caminar conmigo: Icabod. Me voy a ir con alguien más.” Dios dejó que el arca fuera tomada y los filisteos se la llevaron y el pueblo estaba lamentando. 

El arca de Jehová estuvo fuera siete meses. Después de estos meses Dios empezó a hacer estragos con los filisteos. Pusiera el arca de Jehová cerca de su ídolo Dagón, al siguiente día vieron que Dagón estaba postrado hacia Dios, porque Dios no es un amuleto. Pusieron a Dagón de pie y al siguiente día no solamente había caído, sino que sus manos y cabeza estaban cortadas y lo volvieron a rehacer y dijeron: “Hay algo aquí, la presencia de Dios” y empezaron a llevarla de un lado a otro y ellos tuvieron tumores y llegaron a una conclusión: “Tenemos que regresar el arca de Jehová.”

1 Samuel 6:12-14,19-20 

12 “Y las vacas se encaminaron por el camino de Bet-semes, y seguían camino recto, andando y bramando, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda; y los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta el límite de Bet-semes. 

13 Y los de Bet-semes segaban el trigo en el valle; y alzando los ojos vieron el arca, y se regocijaron cuando la vieron. 

14 Y el carro vino al campo de Josué de Bet-semes, y paró allí donde había una gran piedra; y ellos cortaron la madera del carro, y ofrecieron las vacas en holocausto a Jehová.

19 Entonces Dios hizo morir a los hombres de Bet-semes, porque habían mirado dentro del arca de Jehová; hizo morir del pueblo a cincuenta mil setenta hombres. Y lloró el pueblo, porque Jehová lo había herido con tan gran mortandad. 

20 Y dijeron los de Bet-semes: ¿Quién podrá estar delante de Jehová el Dios santo? ¿A quién subirá desde nosotros?”

1 Samuel 7:1-3 dice: 

1 Vinieron los de Quiriat-jearim y llevaron el arca de Jehová, y la pusieron en casa de Abinadab, situada en el collado; y santificaron a Eleazar su hijo para que guardase el arca de Jehová. 

2 Desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron muchos días, veinte años; Regresaron el arca de Jehová, pero la mandaron con alguien. 

3 Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y solo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos.

Esa es la manera en que puedes traer victorias en tu vida cristiana. No es por traer un amuleto, no es por traer el arca, lo que tienes que hacer es hacer un lado los ídolos y servir solamente a Jehová de todo tu corazón y dice:

6 “Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa. 

7 Cuando oyeron los filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en Mizpa, subieron los príncipes de los filisteos contra Israel; y al oír esto los hijos de Israel, tuvieron temor de los filisteos. 

8 Entonces dijeron los hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios, para que nos guarde de la mano de los filisteos. 

9 Y Samuel tomó un cordero de leche y lo sacrificó entero en holocausto a Jehová; y clamó Samuel a Jehová por Israel, y Jehová le oyó. 

10 Y aconteció que mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. Mas Jehová tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, y los atemorizó, y fueron vencidos delante de Israel. 

11 Y saliendo los hijos de Israel de Mizpa, siguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta abajo de Bet-car.

12 Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová.”

Después de servir a los dioses ajenos, regresan a Dios y dicen: “Oh Señor, pensábamos que tú eras un amuleto, pero ahora nos arrepentimos y te pedimos que nos libres y que nos ayudes.” Tuvieron que pasar 20 años para Israel, ¿Cuánto va  a pasar en tu vida para que regreses a Dios?

Proverbios 3:5-6 dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.” A veces nuestra prudencia y sabiduría es nuestro amuleto “Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.” Dice Jeremías 9.23-24 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.” 

Dios dice: “Quiero que me conozcas, quiero pasar tiempo contigo. No te alabes en tu fuerza, en tu riqueza, en tu sabiduría, en un amuleto, en tu orgullo, no pienses que las puedes todas. Alábate en que me conoces.” Dile al Señor: “Señor, que tan contento estoy porque te conozco. Perdóname, gracias porque quieres tener una relación conmigo, soy pecador y merezco el infierno, pero tú me amas. Ayúdame a conocerte cada día más.” Porque Jehová no es un amuleto.