Ciertas Batallas que tu no Puedes Ganar

Quiero hablar acerca de ciertas batallas que tú no puedes ganar. Hay ciertas cosas, batallas, problemas, dificultades y circunstancias en nuestra vida de las cuales muchas veces nos acostumbramos pero que no podemos ganar. El diablo quiere que cada uno de nosotros nos sintamos convencidos que sin Dios, sin el Espíritu Santo de Dios, sin Jesús, sin el poder de su Palabra, sin la oración podamos ganar ciertos pecados y batallas. 

Quizás pudimos haber ganado una batalla de levantarnos en la mañana, pudimos llegar a la iglesia y ni siquiera leímos la Biblia, ni oramos, ni reconocimos que hay un Dios en el cielo al cual debemos de pedir perdón todos los días y llegamos a este lugar y decimos que ganamos la batalla.

Hay batallas sencillas de ganar, personalmente pienso que el ir a ganar almas es más difícil que diezmar. Porque diezmar simplemente escribes un cheque o traes el dinero, haces el cálculo ganaste mil y traes cien y es una batalla porque debemos de poner nuestra fe en Dios pero cuando venimos a ganar almas a veces este cuerpo no quiere levantarse, y no nos queremos parar y hacer la voluntad de Dios. 

Existen ciertas batallas que ni tu ni yo podemos ganar. Batallas que son más poderosas que nosotros. Batallas en las cuales quizás ya llevas días o meses o aun años que no has podido ganar. Has hecho todo lo que puedes, te has esforzado, has resistido y luchado, has sido tenaz y no te has rendido, y que bueno. Sigues adelante, sigues viniendo a la iglesia pero simplemente hay batallas que no puedes ganar. Quizás es una batalla contra el alcoholismo, lo has tratado de dejar, te has esforzado y rendido al Señor y le has pedido su ayuda y le has dicho, “Señor por favor ayudame con esta batalla.” Y pasan días o semanas y no has tomado pero de repente te vuelves a juntar con esos amigos y te comienzan a invitar y una de las cosas de esta cuarentena es que se han cerrado los antros, esos lugares de pecado y de contaminación en los cuales regresabas y te hacían pecar y dale gracias a Dios por eso, pero sigues luchando con ese alcoholismo una y otra vez caes en las garras del alcohol y no puedes salir. 

Quizás es una batalla de la música que no agrada al Señor. Música rock, música pop, metal, rock pesado, reguetón, baladas, hip hop, salsa, cumbia, lambada y un montón de otras músicas que hay afuera en las cuales no puedes ganar, te has esforzado, has resistido pero de repente te subes a tu carro, a la combi o al camión y ahí está la estación La Caliente, la estación Romántica, la estación que todo mundo escucha y entonces vuelves a caer y vuelves a escuchar y esa música aunque algunos digan que no es tan mala, la música seduce, cambia y te hace aun pensar cosas que no deberías de pensar, cosas abominables y aun cosas contra nuestro Dios.

Quizás es algún pecado o una batalla como la pornografía. Tienes internet en tu celular, en tu laptop y en tu cuarto. Tu papá y tu mamá te tienen bien consentido. Dicen que confían en ti y ellos dicen, “¡No! Mi hijito no va a caer en este pecado.” Creen en ti y confían en ti pero no saben lo que estás haciendo. Papá y mamá dices eso pero aun estas haciendo lo mismo. Tú sabes que no puedes contra eso. Es un problema que no puedes vencer, es una batalla que no puedes ganar. Llevas años y no la has podido ganar. Estas cansado y te averguenzas de tu pecado, caes y pides a Dios perdón y suplicas y le dices a Dios,” Señor, perdoname porque ya te había pedido hace una semana, hace un mes, que no volviera a caer y volví a caer.” Tú sabes lo que te hace caer, tu sabes las aplicaciones que tienes que te hacen caer, tú sabes los programas que ves y te hacen caer, tú sabes las circunstancias que te hacen caer. 

Hay batallas que no puedes ganar. Vuelves a levantarte, vuelves a pedir perdón y Dios te perdona porque tenemos un Dios misericordioso y gracias a Dios por eso, pero es una batalla que no has podido ganar. Te has esforzado, has resistido, has luchado pero vuelves a caer una y otra vez. 

Quizás es una batalla contra las drogas, una batalla que piensas que es difícil salir de ahí. Es una batalla en donde tu vas y clamas a Dios y le pides de ayuda de Dios pero vuelves a caer. Una batalla en donde se pierden vidas. En donde jóvenes llegan a las drogas de manera tan fácil. Antes para conseguir yo me imagino que era difícil ahora para conseguir una droga es fácil, llega rápido y entonces es una batalla la cual no has podido ganar porque hay ciertas batallas que tú no puedes ganar.

Quizás es una batalla contra la mentira. Hay gente que dicen mentiras tras mentira y por esas mentiras que tu dices el Señor Jesús murió, pero tienes que reconocer que una mentira viene desde lo más profundo del infierno. Una mentira es un pecado. Mis primas me decían, “Primo, no le creas a nuestro papá porque 1% de lo que dice es verdad”. Sus hijas ya lo conocían. ¿para qué mentir? solo te estas dañando a ti mismo. A lo mejor es la ira. Dices, “Otra vez me volvi a enojar, otra vez volví a golpear, otra vez volví a ofender.” Dice la Palabra de Dios que él que fácilmente se enoja hará locuras y cometes una locura y ofendes a alguien y dices cosas que no querias decir y es una batalla que no has podido ganar. Quizás es el orgullo y el orgullo nos hace a veces pensar que todo está bien, nos hace pensar que no estamos tan mal. El orgullo nos hace elevarnos y el diablo viene y nos aplaude él sabe por donde flaqueamos, sabe de qué pie cojeamos y él ve nuestro orgullo  y nos dice que no estamos tan mal, que estamos bien. Pero dice la Palabra de Dios que Dios detesta a una persona que es orgullosa y si hay orgullo tienes que ponerlo a un lado, tienes que humillarte ante un Dios vivo y verdadero. 

Quizás es que no has podido ser un buen esposo o una buena esposa y es una batalla contra la cual estás luchando. Te levantas en la mañana y dices ahora si voy a ser un buen esposo, voy a ser una buena esposa pero ya llevas una semana, llevas un mes llevas muchos días y vuelves a caer. Quizás no estás mostrando el respeto que tu marido se merece. Quizás esposo, no estás amando a tu esposa como debe de ser amada y eso nos hace darnos cuenta de que hay batallas que no podemos ganar. Quizás es la infidelidad y somos infieles a Dios cuando ponemos a otra cosa antes que a Dios y a Dios no le gusta que pongamos el dinero antes que a él, a él no le gusta que pongamos nuestras cosas materiales antes que a él. Y esa es una batalla que no has podido ganar. Pero también la fidelidad en el hogar, en el matrimonio. A lo mejor fuiste infiel pero ahora estás coqueteando con una muchacha afuera, con una señora, con la vecina, yo no sé. Tienes que ir a Dios porque es el único que te puede ayudar a ganar esas batallas.

Hay otras batallas que a los jóvenes hoy en día les está pegando que es el pecado de la depresión. Quieren aparentar ser algo más de lo que son y ahora con las redes sociales y el estar en casa todo el tiempo, quieren impresionar a alguien y a veces no pueden. Joven, quizás alguien se esta burlando de ti, estás en un hogar en donde papá y mamá se están separando, alguien se está aprovechando de ti, quizas es un problema de que no estas conforme con tu físico y el diablo dice, “No sirves, mírate cómo estás, lo que tienes, lo que haces, no sirves para nada, quedate en cama.” Y esa es una batalla que no pueden ganar.

Dice 1 Samuel 17:1-11 

1 “Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim.

2 También Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en orden de batalla contra los filisteos.

3 Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle entre ellos.

4 Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo.

5 Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce.

6 Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros.

7 El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.

8 Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí.

9 Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis.

10 Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo.

11 Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo.”

El pueblo de Israel representa a cada uno de nosotros. Goliat representa el pecado, los problemas que llegan a nuestra vida y esas batallas que no podemos ganar. Estaba ahí el pueblo de Israel y estaban a punto de entrar y no entrar a la guerra. Dice la Biblia que ya llevaban 40 días. Entonces el papá de David le dijo que fuera a ver a sus hermanos para saber cómo estaban y que les llevara comido a ellos y al rey. Llegó David y salió Goliat de 3 metros de altura, era imposible que alguien pudiera contra él. Imaginate a David quizás de 1.75 metros y Saúl que era más alto como de unos 2 metros, ni Saúl se atrevía a ir contra este gigante. Saúl y el pueblo de Israel tenían miedo y eso representa a cada uno de nosotros. No podemos contra el pecado. El diablo está aprovechándose porque él sabe bien tu pecado, él sabe lo que más te gusta.

David representa a Jesús y en el mejor momento llega. Si hubiera llegado el primer día hubiera sido muy fácil. A veces Dios quiere que pases 40 días y ver si tu puedes hacer algo y que tu llegues al momento en tu vida en que tú reconozcas y digas ya han pasado 40 días y no he hecho nada y sigo mintiendo, sigo con mi orgullo, sigo con mi ira, sigo con la música, sigo con el alcohol, sigo con el cigarro, sigo viendo lo que no debo de ver y lo que quiere Dios es que pase cierto tiempò para ver si tu puedes y te des cuenta de que tu no puedes. 

Llegó David y se dio cuenta de lo que estaba diciendo Goliat. Y él simplemente dijo, “¿Por qué no están haciendo algo? Este hombre está hablando contra nuestro Dios y Dios es más poderoso. Hay que hacer algo.”

1. Jesús conoce lo que tu estas pasando

Él llega en el momento preciso en tu vida y él te quiere ayudar porque sabe que tu no vas a poder contra esa batalla o contra ese pecado. Él sabe que no has podido ya van 40 días, 40 años o 40 minutos y vuelves a caer.

Jesús conoce lo que estamos pasando. Cuando unos hombres bajaban a su amigo desde el techo de una casa, dice la palabra de Dios que estaban los fariseos cavilando en sus pensamientos y el Señor Jesucristo les dice, “¿por qué están pensando eso?” El conoce nuestros pensamientos. Conoce nuestro camino. Dice en Job 23:10Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro. Dios conoce cada paso que das, conoce cuantos cabellos tienes en tu cabeza, él conoce tu vida porque él es nuestro creador, él es nuestro Salvador, él es quien vive en nuestra vida y por eso conoce nuestro camino. 

Salmos 103:14 dice, Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo. No solamente él conoce nuestro camino sino también nuestra condición y nuestra condición es pecaminosa. El conoce que somos débiles, que no podemos, él sabe cómo es nuestra vida, él quiere que le pidamos ayuda. Es como aquel niño que quiere levantar una caja que es muy pesada y la levanta un poco y la va arrastrando y papá está a un lado y simplemente está viendo que su hijo no puede porque su condición es débil. Y así estamos nosotros, tratando de llevar esas cargas y dice el Señor Jesucristo que debemos de poner nuestras cargas en él, porque él tiene cuidado de nosotros y entonces el niño se da cuenta de que allí está papá y le pide ayuda y el papá toma esa carga con una sola mano y le sonríe a su hijo y su hijo dice ¿por que no le dije antes a mi papá que me ayudara? El papá la lleva sin ningún problema. ¿Sabes quién hace eso? Nuestro Dios lo puede todo, nuestro Dios conoce nuestro camino y nuestras condición. Somos débiles y no podemos contra el pecado.

Yo he salido sin leer mi Biblia y sin orar, y llega el día sábado voy a ganar almas le hablo a alguien y esa persona cierra sus ojos y confiesa a Cristo como su Salvador y entonces el diablo me comienza a aplaudir y dice, “no oraste, no leiste la Biblia y sigues teniendo resultados” (porque podemos tener resultados en la carne) pero Dios dice que no nos confiemos. No te confíes por lo que puedes hacer para Dios, por lo que tu carne puede hacer para Dios porque si vas a poder hacer unas cosas pero cuando venga ese pecado y esa batalla no la vas a poder ganar porque el diablo te conoce bien y se ríe de ti. El diablo sabía el problema de Sansón. Y por eso cuando cuando Sansón quedó como juguete, le sacaron los ojos y lo pusieron en medio de ese teatro, la gente se burló de Sansón y le decían que esa batalla no la podía ganar. Sansón era un mujeriego. El diablo sabía de qué pie cojeaba sansón. Sansón quedó sin su ojos pero él oró al Dios de los cielos y le pidió de su ayuda y él le ayudó.

Cuando llegó David a ese lugar se dio cuenta por lo que Israel estaba pasando y sus hermanos se enojaron contra David y le dijeron que era un chismoso y su hermano mayor se encendió en ira. David pudo haberse regresado a la casa de su padre, y en ocasiones viene Jesús y nos quiere ayudar pero nosotros estamos tan metidos en este mundo y le decimos que nos deje en paz y corremos a nuestro Salvador y Jesús se pudo haber ido. David dijo no me importa que me estén criticando yo puedo contra ese filisteo. 

Dice Salmos 139:23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Dios conoce nuestra vida y nuestros pensamientos pero el diablo también nos conoce y cuando nos ve por lo que estamos pasando y nos dice que no valemos, y no servimos para nada. Cuando llegó David les dio ánimos, les dijo que tenían un Salvador, a Jehová de los ejércitos.

2. Jesús combate por nosotros

Jesús pelea por nosotros. Él llega y él gana la batalla. 1 Samuel 17:45-47 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos. Tenían los filisteos a Goliat pero el pueblo de Israel no sabía que tenían un arma secreta que era David. Imagínate cómo estaban los ojos de todo el pueblo de Israel. Quizás sus hermanos diciendo está loco. Y del otro lado los filisteos escuchando a David diciendo, no te metas con nuestro Dios.

No has podido ganar tus batallas porque nos has reconocido que de Jehová es la batalla. ¿Sabes por qué está ese pecado en tu vida? porque no le has dado ese pecado a Dios. David le dijo al gigante “De Jehová es la batalla” y debemos de decirle a ese diablo, a ese pecado: Yo no puedo contra ti, pero tengo un Dios que si puede, tengo un Dios que me ayuda, me protege, que me salva, un Dios que es más fuerte que cualquier cosa y no importa lo que tu lances, yo no puedo pero hay un Dios que si puede. De Jehová es la victoria y la batalla.

David creía en Dios y nuevamente David representa a Jesús y cuando Jesús estaba en la cruz del calvario y el diablo estaba burlándose de él pero Jesús estaba rindiéndose al Padre Celestial. El estaba dando su vida para darnos la victoria en él. Él estaba en ese momento venciendo con su muerte al diablo, él nos estaba dando salvación, a través de su humillación y obediencia dándonos vida eterna y por eso David podía decir de Jehová es la victoria. Jehová te entregará en mis manos, porque cuando Jesús estaba muriendo en la cruz, él estaba diciendo lo mismo, de Jehová es la batalla y la victoria a través de mi muerte ellos tendrán salvación.

¡Cómo un chaparrito como David iba a poder contra Goliat! Tú y yo no podemos contra Goliat necesitamos a Jesús. Deuteronomio 3:22 dice, No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros. Jesús peleó por nosotros y él pelea por nosotros .

3. Jesús cambia nuestras vidas

Dice 1 Samuel 17:48 Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo. Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.” Normalmente cuando a mi me han dado pedradas rebotan no se quedan incrustadas. De tal manera que David debió haber lanzado esa piedra como una bala. Cuando a alguien le dan un balazo caen hacia atrás porque va muy fuerte ese balazo y entonces Goliat a pesar de esa fuerza cae postrado hacia adelante. Eso significa que es el diablo reconociendo que Jesús es Salvador, es el diablo reconociendo que él no puede contra Dios, es el pecado reconociendo que no hay nada que pueda contra Jesús.

No hay nada que pueda contra nuestro Salvador. Manasés era un hombre pecador y muy perverso y aun este rey se rinde a lo pies de Jesús porque no hay ningún pecador que pueda contra la sangre salvadora de nuestro Jesús. No hay nada que se pueda oponer a él. Por eso es tan importante orar por aquella persona y pedir por su salvación quizás es tu hermano, tu padre, tu mamá, pero pensamos que Dios no va a poder salvarnos pero Dios puede salvar a cualquier persona porque él tiene todo poder, él puede ayudarte en cualquier pecado. No importa que tan grande sea el pecado, clama a Jesús y dile que tú no puedes ganar esa batalla solo él puede hacerlo y eso es lo que hizo David.

David ganó la batalla y dicen los versículos 50-52 Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano. Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron. Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón. Ya no estaban gritando de miedo, sino de júbilo. Cuando vieron a David matar al gigante levantaron las manos y empezaron a correr.

David cambió la vida del pueblo de Israel. Ese pueblo estaba a punto de ser esclavo de los filisteos, llevaban 40 días y no podían ganar pero llegó David y peleó contra el filisteo, le ganó y cambió la vida del pueblo, les dio libertad. El único que puede cambiar vidas es Jesús, el único que puede ayudarte es Jesús, el único que puede ayudarte contra ese pecado que tú no puedes es Jesús. No importa que tan grande sea tu pecado o que tan grande sea tu necesidad, si se puede. Dios te puede ayudar, Jesús ha peleado la batalla y el gana cada batalla, lo único que debes de hacer es decirle a Jesús, “Señor cambia mi vida. Yo ya trate pero no puedo, vuelvo a caer.”

Dice la Biblia en 1 Corintios 6:9-11 “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” Quizás no puedes dejar tu avaricia, tu borrachera pero hay alguien que te ha lavado que te ha santificado, hay alguien que ha dado su vida por ti para que ya no seas así y él es Jesús.

1 Pedro 1:17-19 dice, Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, Vivíamos una vida vana, pero Jesús ha cambiado nuestras vidas. Jesús es el único que nos puede cambiar. Y si él tiene el poder para salvarte, él tiene el poder para ayudarte a vivir una vida victoriosa. El problema es que estamos ahí en el barco y estamos manejando nuestro propio barco, estamos en el timón y no estamos dejando que Jesús sea el capitán de nuestra vida. Y cuando estamos en un problema y nos enfrentamos con ese pecado, Jesús viene y nos toca el hombro y nos dice que nos puede ayudar pero nosotros le decimos, “No te preocupes, yo puedo.” Pero llevas 40 días, deja que Jesús te ayude a ganar las batallas que no has podido ganar y recuerda que no hay batalla por más grande que sea, que Cristo no pueda ganar por ti.