Israel, el Reloj de Dios

Isaías 46:9-10

9 “Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, 

10 que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;”

Hace 4000 años, el Señor en su gran fidelidad y gracia hizo una promesa a una pareja de ancianos, a un hombre de 75 años de edad, Abraham y a su dulce, pero estéril esposa Saraí, su cuerpo era débil, pero ellos eran fuertes en fe. Dios prometió un hijo y no al otro día, ni al otro año, sino 25 años después de que le había pasado las costumbres de la mujeres, en su seno se sentó el que iba a ser una simiente de las naciones, Isaac, bendecido en el Dios que los escogió y lo podemos leer en el libro de Génesis. Esa familia iba a ser una gran nación, ese hijo Isaac tuvo un hijo llamado Jacob, y él tuvo doce hijos y esos hijos en el libro de Éxodo llegaron a ser 600,000 fuertes hombres y Dios los sacó de Egipto donde está destinado por la muerte y los llevó a un desierto para ser sostenidos por Dios, por maná en la mañana y por codornices en la tarde. Gracias a Dios, Dios les fue fiel por esas cuatro décadas largas y entraron después, siguiendo el liderazgo de Josué, oficialmente tomar el terreno que Dios les había provisto, establecerse como una nación oficial. Eso encontramos en el libro de Josué. 

Dios era fiel, siempre era fiel a Israel, les sacó agua de una peña para apagar su sed, movió un mar y un río para que ellos pudieran pasar en el camino de Dios. Dios les llama la nación que es la niña de su ojo. Su pueblo querido por siempre y decimos son pecadores; qué bueno que Dios ama a pecadores porque todos estaríamos en problemas si no fuera por el amor de Dios para con gente pecadores. 

800 años antes del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, es el mismo grupo de israelitas, después sus hijos se han alejado del Dios que les colocó en su lugar. De hecho, llenaron la tierra prometida de ídolos y pecado y Babilonia y Asiria no viene para jugar, sino para deportarlos y removerlos, mucha humillación. Dios inspira al profeta Isaías para consolar sus corazones con la promesa del versículo 10 y esa es una gran lección. Yo no puedo decidir por todos, pero sí por mí. En un mundo que rechaza la palabra de Dios, yo sí puedo decidir seguir a Dios. 

Dios está diciendo: que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;

Nuestro Dios está envuelto en el mundo, no está lejano, no está al otro lado del sol nada más observando lo que pasa en el universo, Él viene y hace con su palabra miles de gloriosas cosas.

Quisiera predicar para aumentar nuestra fe, un sermón titulado: Israel, el reloj de Dios y es para que podamos checar nuestro reloj y decir que Dios es fiel y su segunda venida está cerca y hay que no solamente tener el reloj, sino movernos sabiendo que el tiempo es breve. Hay promesas de Dios acerca de Israel.

¿Qué fue prometido?

  1. La vuelta de los judíos a su tierra en los últimos tiempos

Como cristianos, nuestra mentalidad sobre Dios es un poco diferente que la de los judíos del Antiguo Testamento. El hecho de que Dios los sacó con mano fuerte de Egipto y los colocó en la tierra de Canaán, siempre asociaban la presencia de Dios con Israel, en específico con la ciudad de Jerusalén. Tenemos la promesa de Cristo: “He aquí yo yo estoy con vosotros todos los días (dondequiera) hasta el fin del mundo.” Ellos entendian que Dios estaba en todas partes, pero su enfoque era la tierra de Israel y aunque fueron deportados, su corazón estaba dentro de Israel, y gracias a Dios, hizo una promesa acerca de la vuelta de miles de judíos en tiempos posteriores.

Isaías 11:11-12 dice: Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra.” 

Uno de los castigos más grandes que Dios pudo haber hecho con Israel era quitarlos de su tierra. De hecho, Él hablo de eso en Deuteronomio 28:63-67 Así como Jehová se gozaba en haceros bien y en multiplicaros, así se gozará Jehová en arruinaros y en destruiros; y seréis arrancados de sobre la tierra a la cual entráis para tomar posesión de ella. Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra. Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma; y tendrás tu vida como algo que pende delante de ti, y estarás temeroso de noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida. Por la mañana dirás: ¡Quién diera que fuese la tarde! y a la tarde dirás: ¡Quién diera que fuese la mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que verán tus ojos.

Tenemos la promesa de Dios que si los israelitas pecaban en esa tierra sagrada y santa, Dios les dijo: “Yo soy Dios, igual que me gocé en llevarlos ahí, me voy a gozar en mostrar mi ira y mi justicia y quitarlos de ahí.” Pero cuando el cautiverio vino, era Daniel quien oraba hacia Jerusalén; Nehemías estaba en el palacio en Persia, pero su corazón en la ciudad de Jerusalén. Siempre el lugar fue especial para el judío, pero tenlo por cierto, Dios lo había castigado con muchas deportaciones. Ningún otro pueblo ha sido más esparcido que los judíos. La Biblia habla que los asirios y babilonios los quitaron con mucha violencia y crueldad, regresaban a veces por un tiempo, tenemos eso en el Nuevo testamento, estaban bajo el control de Roma. Los judíos como polvo delante del viento han sido esparcidos. Gente los han atacado, han enfrentado guerras, enfermedades, pero hasta la fecha una de las grandes promesas de Dios es esta: El pueblo todavía existe. El hecho de que haya un Israel es la prueba de que la Biblia es cierta. Un hombre ateo vino con un cristiano y le dijo: “Pruébame que tu Biblia es cierta en una sola palabra”; Israel