El Llamado De Dios

2 Reyes 18:29-30

29 “Así ha dicho el rey: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar de mi mano. 

30 Y no os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente nos librará Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.

Esta misma historia la podemos encontrar en Isaias, lo interesante de la historia del rey Ezequias es lo que dice el versículo 30 “ Y no os haga Ezequías confiar en Jehová” Es algo interesante ver que el rey Ezequías rompe una maldición con el rey de Asiria. El abuelo y el padre de Ezequías servían con fidelidad al rey de Asiria, pero el rey Ezequías decide poner un alto y decide solamente confiar en Jehová. Cuando el rey de Asiria comienza a conquistar y a abarcar el territorio y se empieza a llevar en cautiverio a Samaria y a otras ciudades le manda mensajeros al rey Ezequías y le dice especialmente al pueblo de Israel: “No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar de mi mano. Y no os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente nos librará Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.” Palabras tremendas y profundas del rey Ezequías de confiar plenamente en Jehová. Vemos que al final de cuentas cuando en el capítulo 19 entra al templo el rey Ezequías y agarra las cartas que el rey Senquerib le lleva, dice la Biblia que entrando al templo de Jehová con cartas en manos se postra ante Jehová y le extiende esas mismas cartas. Isaías le dice al rey Ezequías: “Ve y dile que así como vino por el mismo camino, regresará.” Después vemos que sus hijos mismos mataron al rey de Asiria dentro del templo de su dios en Nínive. 

Una conferencia de misiones no es para ver cuanto uno saca, sino es para que usted pueda confiar en Jehová. Cada año que pasa deberíamos confiar más en Jehová, no solo aumentando nuestra promesa de fe, sino entregándonos más para poder hacer algo más para Dios. Cada año deberíamos decir: Creo que esta vez no di tantos frutos como debería dar; voy a aumentar mis frutos.

Génesis 3 nos habla de la caída del hombre. Muchos dicen que la mujer fue la culpable, pero creo que el hombre no tenía los pantalones suficientes para detener a la mujer o enseñar a la mujer los planes que Dios tenía para la humanidad. Dios le habla al hombre y le dice las instrucción es en Génesis 2, “De todos los árboles del huerto podrás comer, menos de uno.” Esa enseñanza se tenía que dar a la mujer y a los hijos según Deuteronomio, pero no lo hizo y el hombre cae en pecado y lo interesante es que Dios le dice al hombre en el versículo 22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. ¿Por qué el diablo no le dijo a la mujer: “Mira, ven, este árbol es el árbol de la vida, cómelo”? Porque en primer lugar es que la mujer y el hombre eran perfectos delante de Dios y si hubieran comido el árbol de la vid hubieran vivido en la perfección de Dios pero el diablo quiso voltear la jugada: Come del árbol de la ciencia del bien y del mal y ahora que estás bajo mi poder, come del árbol de la vida y vivirás para siempre. Eso quiere decir: Dominaré el mundo para siempre porque ya eres eterno bajo el pecado. 

Los versículos 23 y 24 dicen: Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. cuando el hombre decide caer en pecado, decide seguir a la maldad, Dios dice. Tendrás que salir de mi presencia. El huerto del Edén representaba la presencia de Dios. Dice la Biblia en el versículo 8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Lo que no habían hecho antes, ahora lo estaban haciendo: Esconderse de la presencia de Jehová.

¿Qué pasa cuando de repente haces algo malo y te llama el pastor? ¿Cómo te sientes? Dices ¿quién le dijo al pastor? ¿se habrá enterado? y el pastor te dice: “Quiero hablar con usted, puede venir a mi oficina, quiero encargarle algo” y tú piensas: “¡Ah! Creí que se había enterado.” Quiero que pienses en esto, cuando Dios bajaba al huerto del Edén, el hombre se sentía contento porque al final iba a platicar con Dios, iba a ver que Dios le decía y enseñaba, pero cuando cayó en pecado, en vez de sentirse contento, se esconde de la presencia de Dios. Dios lo sacó del huerto y en ese momento mueren como Dios había dicho. Romanos 3:23 dice: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Eso es lo que ha provocado el pecado, tanto en la vida de un cristiano, perder la comunión con Dios; tanto en la vida de un perdido, estar separado de la gloria de Dios. 

Nuestras buenas obras no nos van a salvar, ni mucho menos lo bonito que somos o lo importante que somos. La Biblia dice que todo ser humano está perdido en pecado, estamos muertos en pecado, pero la pregunta que Dios hace es lo que dice Isaías 6:8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. La pregunta es ¿A quién enviaré? 

A través del tiempo,Dios ha buscado gente dispuesta a ir, para obedecer, a ser enviado por Dios ¿Para que? Para llevar el mensaje del evangelio, para anunciar el pecado a la gente, Génesis 3 nos habla de la condición del hombre. Alguien tomó de su tiempo para hablarte del evangelio, de ir a tu casa y hablarte o de invitarte a la iglesia. Quizás muchos como yo hemos nacido en un lugar cristiano, pero alguien obedeció el mandato de Dios de ir y predicar el evangelio, de invitarte, de animarte, alguien escuchó esta voz. ¿Cuál es nuestra respuesta?

Dice Jeremías 1:4-7 Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. Le decimos a Dios: “Oh Señor, apenas tengo 10 años” Pasan los años, “Ah Señor, es que mira estoy joven. Tú sabes que no he ido a campamentos, no he disfrutado mi juventud, quisiera vivir mi juventud” y el pretexto de muchos: “A parte no estoy casado y para poder servir a Dios, tengo que tener mi pareja.” Te casas y Dios dice: Ahora es el tiempo y decimos: “¿Cómo le hago? Necesito trabajar, aguantame un poco, sí te voy a servir. Nacen los niños “Deja que mis hijos se vayan de la casa y te sirvo” Pasan los años y Eclesiastés 12:1 dice  “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; Cuando ya están casi para colgar los tenis vienen con Dios y dice: Ahora sí quiero servirte. 

Conocí a dos hermanos y tenían casi 65 años, estaban en segundo año de colegio y decían vamos a servir a Dios, queremos ser misioneros” y está bien, y yo digo ¿cuánto tiempo pueden durar en el ministerio? Unos añitos, pero no como un joven. 

¿Cuál es la excusa de Jeremías? Soy niño. Dios sigue diciendo: ¿A quién enviaré? y la iglesia responde: No sé hablar apenas soy niño; “Señor, llevo dos años en la iglesia nada más deja que me prepare más.” Necesitamos entender que Dios quiere a gente dispuesta a ver la necesidad en que nos encontramos.

Otra respuesta que damos está en Mateo 8:18-22 Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado. Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza. Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos. ¿Qué pretexto pones para no servir a Dios? ¿La familia? ¿Los hijos? Necesitamos entender que Dios quiere gente con un corazón dispuesto. El mundo sigue perdido, necesitamos gente dispuesta para ir, para poder enseñar; “Yo predico en mi iglesia”, “yo salgo a ganar almas los sábados” qué bueno, pero no solamente es ganar almas en nuestra colonia, sino Dios quiere gente dispuesta a entregar su vida al ministerio, a eso me estoy refiriendo. Gente que esté dispuesta a dejar todo y servir a Dios de tiempo completo. 

Lucas 9:59 dice: Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.No quiere decir que el papá ya había muerto, estaba vivo, pero estaba diciendo: “Deja que mi padre sea grande, se muera, no tenga responsabilidad y ahora sí te voy a seguir.”

El hermano Oscar Pedroza tiene un hijo en Morelos que está muy enfermo, pero el hermano está en Belice. La última vez que vino a Morelos dijo: “Yo no sé si voy a ver a mi hijo morir, yo me voy y no sé si lo volveré a ver con vida.” Pero él decidió irse a Belice, y ¿su hijo? “El que no dejaré casa, mujer o hijos por causa de mí” dijo el Señor Jesucristo.

Yo le digo a mi esposa que tengo una carga en mi corazón, como hombre me siento fracasado porque no tengo un lugar propio donde llevar a mi familia y le dije que si yo muero, ella queda desamparada. Mi esposa me dice que lo material va y viene, lo que importa es el evangelio.

El versículo 61 dice: Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. “Señor, déjame poner en orden las cosas, primero déjame construir una casa, dejar un patrimonio a mi familia, después te voy a seguir y si me llamas a tu presencia, dejo algo seguro para mi familia.” Son pretextos que uno pone. Dios no quiere esas respuestas. Dios dice: Sígueme. Y ¿qué dice el hombre? Déjame tener lo mío.

La respuesta que Dios quiere está en Isaías 6:8 Heme aquí, envíame a mí. Yo quiero seguirte y predicar. 

Génesis 12:1 dice:Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. ¿Qué fue lo que hizo Abram? No pensó que iba a ser de su patrimonio, salió sin saber a dónde iba. Dice Mateo 4:19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.Fue al instante, no esperaron, no hubo preparación. Dios no quiere gente con talentos, sino dispuesta; no gente con una buena voz, sino gente que esté dispuesta a dejar todo para servir a Dios.

La promesa de Dios es: “No te dejaré ni te desampararé” (Josué 1:5) “y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:20) “…sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. (1 Cor 15:58). Dios no es deudor de nadie. Dios solo busca gente dispuesta para el ministerio.

Mi propósito en las iglesia no es llenar las iglesias de gente y es una buena meta, pero sacar gente para el ministerio. En Guerrero sacamos tres y por la gracia de Dios, animé a tres pastores a estar en el ministerio y tomaron iglesias que no tenían pastores. ¿Quién se levantará para el ministerio? ¿Quién se va a ir a preparar a un colegio bíblico? Quizás estás batallando con un llamado, no te resistas; Dios quiere gente dispuesta.

¿A quién enviaré? ¿Quién dirá: Heme aquí, envíame a mí?