Dos Reyes pero solo un Trono

2 Samuel 15:1-10

1 “Aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros y caballos, y cincuenta hombres que corriesen delante de él. 

2 Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino junto a la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel. 

3 Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga de parte del rey. 

4 Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia! 

5 Y acontecía que cuando alguno se acercaba para inclinarse a él, él extendía la mano y lo tomaba, y lo besaba. 

6 De esta manera hacía con todos los israelitas que venían al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón de los de Israel.

7 Al cabo de cuatro años, aconteció que Absalón dijo al rey: Yo te ruego me permitas que vaya a Hebrón, a pagar mi voto que he prometido a Jehová. 

8 Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Gesur en Siria, diciendo: Si Jehová me hiciere volver a Jerusalén, yo serviré a Jehová.

9 Y el rey le dijo: Ve en paz. Y él se levantó, y fue a Hebrón. 

10 Entonces envió Absalón mensajeros por todas las tribus de Israel, diciendo: Cuando oigáis el sonido de la trompeta diréis: Absalón reina en Hebrón.”

En España, el domingo 5 de julio de 2020, Sara iba manejando por la noche hasta cierto destino. Una vez que había llegado se estacionó. Ella iba con su hija de cuatro años que estaba en la parte de atrás del coche. En un lapso de segundos, llegaron tres personas y abrieron el vehículo para poder robarlo, inmediatamente a Sara la aventaron al suelo. La llave estaba aún en el coche, así que estos hombres arrancaron el coche para poder escapar, pero como cualquier madre, su reacción inmediata fue no dudar en ponerse en riesgo para poder rescatar lo más valioso, su hija. Sara tomó el volante y empezó a forcejear, los ladrones estaban arrancando y arrastraron a Sara aproximadamente 80 metros. Por supuesto ella se estaba lastimando y estuvo a punto de ser atropellada por la llanta trasera del coche, pero debido al forcejeo, chocaron. Un testigo pasando se detuvo a ayudar a Sara y mientras él la ayudaba los ladrones aprovecharon para poder robar el vehículo del testigo. Se dieron a la fuga, después de una persecución fueron detenidos por las autoridades y fueron encarcelados. Sara cuenta que a pesar del peligro no estaba dispuesta a soltar el volante, porque sabía que si lo hacía perdería el control y probablemente nunca nada en su vida volvería a ser igual.

En esta historia estamos leyendo la historia del rey David y Absalón, dos reyes pero solo un trono. Así como un vehículo puede ser conducido por un ladrón o por su dueño, un reino puede ser gobernado por un rey conforme al corazón de Dios o por un rey perverso y de la misma manera, nuestra vida puede ser controlada por el Señor o por nosotros. Solamente hay un trono, pero hay dos que quieren sentarse en ese lugar.

Hay cosas que nos muestran quién nos está controlando. Quiero hablar de dos cosas muy importantes para que nosotros podamos ceder ese asiento para que Dios nos gobierne. Quiero hablar de la separación y de la santidad. No puede haber santidad sin separación, pero sí puede haber separación sin santidad.

Dice Mateo 12:1-2 En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer. Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. 

Cuando empezamos a vivir una vida en separación sin santidad nos convertimos en cristianos religiosos. A lo mejor antes no sabíamos nada de las cosas de Dios, pero llegamos a la iglesia, empezó a haber cambio y quizás hermana, ya no usas pantalones, vas a la iglesia con falda, pero en tu casa tienes guardado los pantalones ‘por si acaso’. Ya no oyes música mundana, pero oyes “pop cristiano”, “rock cristiano” y nos volvemos religiosos. Ya no dices groserías, pero en tu corazón maldices a la gente; no eres un adultero físicamente, no has abandonado a tu esposa para irte con otra, pero estas viendo pornografía; no golpeas a tus hijos, no los maltratas pero no les estorbas en su pecado, dejas que hagan lo que desagrada a Dios; vas a la iglesia, pero no te importa la predicación. Ya no tomas alcohol, pero no eres lleno del Espíritu Santo; ya no vas al cine, pero llevas el cine a tu casa. Ya no vives en unión libre, pero tu matrimonio está lejos de agradar a Dios. Ya no van tus hijos a la escuela pública, pero no estás orando por su vida espiritual. Y si hay separación sin santidad nos convertimos en cristianos religiosos. Es más fácil que nos convirtamos en esto y le desagrademos a Dios. 

Estas personas llegaban con Jesús y le decían: “Tus discípulos están haciendo lo que está en contra de la ley” Pero Jesus veía el corazón de ellos. En Mateo 23:1-3 nos encontramos con una confrontación. Dice la Biblia Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardé is, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Y dice el versículo 27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Cuando estamos viviendo en separación sin santidad nos hacemos unos fariseos hipócritas, nos transformamos en todo lo que Cristo estaba reprobando. Estas personas pensaban que estaban agradando a Dios, pero Dios les reprobaba. Jesús les decía que estaban hablando tan bien de guardar la ley, pero ni con un dedo querían hacer el esfuerzo.

Así nos convertimos en fariseos cuando estamos separados del mundo pero no acercados a Dios. Somos cristianos frustrados, cristianos que estamos aparentando ser algo que no somos, buscamos la exaltación del hombre y no la aprobación de Dios. Aquellas personas ya reciben su recompensa, porque ellos ayunaban para ser vistos de los hombres, se ponían a orar por mucho tiempo, daban grandes cantidades de dinero a la iglesia para que la gente les aplaudiera y Jesús dijo que ellos ya tienen su recompensa. Si estamos haciendo con el motivo incorrecto, Dios lo reprueba. No pensemos que vamos a agradar por el simple hecho de separarnos de las cosas del mundo, pero si estamos separados de Dios estamos equivocados. Somos aborrecidos de parte de Dios.

1 Samuel 15:22-23 dice:Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.El rey Saúl siempre estaba buscando el favor de la gente, quería que la gente le aplaudiera cuando Samuel le dijo: “Tu pecado te ha desechado, tu pecado es haber despreciado la palabra de Dios.”

¿Cómo podemos saber que Dios está gobernando nuestra vida? Una de las cosas más claras es que tú estás obedeciendo. Él pensaba “Voy a hacer esto y aquello” pero en desobediencia, le estaba fallando a Dios y Dios no se complace de nuestras obras. Cuando Dios no está gobernando nuestras vidas, el resultado siempre va a ser el mismo: Cristianos desobedientes, cristianos que estamos fallando a la palabra de Dios. 

Estamos en tiempos en los cuales son más peligrosos porque vemos menos cristianos fieles a la palabra de Dios. Cada vez más están levantando iglesias, predicadores, incluso graduados de colegios bíblicos bautistas fundamentales independientes que ya no están predicando contra el pecado, que predican mas alivianado y menos contra el pecado y están siendo más desobedientes, y debemos tener cuidado porque a veces estamos así y lo peor es que nos engañamos y pensamos que tenemos la razón. Creemos que somos más sabios que Dios, no lo decimos, pero lo estamos expresando en nuestra manera de vivir, oímos predicación y decimos: “Eso es muy exagerado, no lo voy a cumplir.” Eso es una muestra clara que el que está gobernando tu vida eres tú y no Dios, es tu carne, tu egoísmo el que está gobernando y no Dios. Menospreciamos muchas veces cuando alguien nos llama la atención cuando estamos haciendo mal.

Algo interesante de la historia de David, es que él había perdido el reino y pudiéramos haber pensado que cualquier de sus enemigos se levantó contra él, pero el que le había quitado el reino era su propio hijo. Era Absalón quien se ponía a la puerta  y hablaba con la gente y decía: “Oh si yo fuera el rey, las cosas serían diferentes” y empezaba a cambiar la actitud de la gente hacia el rey David. Y como cualquier hombre sabio que sabía que había perdido el respeto y el liderazgo él decidió salir de ese lugar. ¿Qué hubiera pasado si ellos dos se hubieran quedado en el mismo lugar? Inevitablemente se habría suscitado una lucha y probablemente David hubiera perdido, pero él en su sabiduría sabía que tenía que salir de ese lugar.

Muchas veces estamos permitiendo que nuestro corazón esté gobernado por ciertas emociones, por ciertas cosas que hemos anidado en nuestra vida y están gobernando todo lo que hacemos, ya no es el Espíritu Santo ya es nuestro pecado. David había perdido el reino por causa de descuidos que había tenido en su vida. 

No puede haber santidad sin separación, pero si puede haber separación sin santidad. Hay nada más un trono pero dos reyes que quieren ocupar ese lugar.

Hebreos 12:14 dice:Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Si vivimos en santidad, Dios va a estar con nosotros, su presencia va a ser algo palpable en nuestras vidas, pero solo se puede hacer esto con santidad, cuando decidimos vivir una vida agradable a Dios. El detalle es que este mundo nos pone las cosas más cómodas, más fáciles, el pecado está a la puerta. Necesitamos más cristianos que se paren firmes por la palabra de Dios, que decidan que no vamos a dejar llevarnos por la corriente de este mundo. Desgraciadamente jóvenes cristianos están diciendo : “No pasa nada si hay unión libre, si hay homosexuales, hay que respetarlos, es una clase de amor.” Hay jóvenes que están aceptando todo ese pecado, hay padres de familias que ya no les está afectando y doliendo que los hijos tengan su corazón menos en Dios. Elí sabía lo que estaba pasando con sus hijos pero solo les decía: “No hagas esto, está mal” y los dejaba y ellos seguían en su pecado hasta que fueron cortados de este mundo. Necesitamos más padres en santidad, y a propósito ser llenos del Espíritu Santo no es algo que solo el pastor necesita; padres, hijos, jóvenes, ujieres, maestros de escuela dominical, los de las cunas necesitamos estar llenos del Espíritu Santo. No debemos cansarnos de pelear esta batalla por la santidad porque el día que nos rindamos, las iglesias van a empezar a morir, la frialdad llegará a nuestro corazones y familias enteras serán destruidas por Satanás. 

Hay un modelo que debemos seguir. Dice 1 Pedro 1:15-16 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. La medida es la santidad de  Cristo Jesús. No pretendamos llegar a una medida de santidad en la que estemos contentos, conformes, de pensar: “Bueno, yo ya no fumo, ya no tomo, ya con eso ya la hice.” No te conformes con esa clase de santidad porque simplemente es una separación, pero la santidad que debemos estar buscando es la santidad de Cristo Jesús. Él decía: “En la ley está escrito: No matarás. Pero cualquiera que en su corazón se enoja contra su hermano ya es culpable de homicidio.” Él nos hizo ver que en nuestro corazón estamos fallando a Dios. La medida de santidad es Cristo Jesús.

Efesios 1:3-4 dice: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, Nadie de nosotros va a una tienda a comprar un aparato que no sirve, lo compramos porque tiene una función. Así, dice la palabra de Dios que él nos ha rescatado con un propósito, con una función que seamos santos y sin mancha delante de él, pero me temo que a veces somos como ese aparato que no sirve, que no tiene la función para la que Dios nos ha rescatado, que vivamos en santidad para Él. Estamos viviendo el cristianismo sin ninguna utilidad, no estamos cumpliendo con el propósito que Dios nos ha puesto en nuestras vidas: Ser santos, sin mancha para ser luz en este mundo.

A veces la gente no quiere abrirnos las puertas porque ya tiene malas experiencias con iglesias cristianas. Necesitamos una generación de cristianos que se levante firmes por la santidad de Cristo.

Dice Gálatas 5:22-25 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.  Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. El resultado de un cristiano que está viviendo en santidad es el fruto del Espíritu Santo. Cualquiera que ha plantado un árbol, sabe esto: ¿Se esfuerza el árbol en dar el fruto? No, es algo natural. Es un resultado. Muchas veces el cristiano se está esforzando por dar un fruto que no está naturalmente saliendo de él y el problema es que no estamos creciendo en santidad para que sea el resultado natural. No estamos creciendo en esa santidad y por eso no tenemos el fruto del Espíritu Santo y si estamos batallando para tener ese resultado es que Dios no nos está gobernando, quien está en el trono somos nosotros, estamos estorbando al Señor.

En una ocasión estaban predicando el evangelista John R. Rice y el pastor Jack Hyles y había uno de esos aguaceros que ni siquiera se podía escuchar. Tocaba predicar al pastor Jack Hyles y el evangelista empezó a orar y le dijo al pastor: Voy a orar por ti para que cuando prediques, no llueva.” Empezó a predicar el pastor Hyles y durante toda la predicación no hubo lluvia y dijo amén y empezó a llover bien fuerte y el evangelista le dijo: “Ahora te toca orar a ti.” El pastor Hyles empezó a orar y la lluvia se detuvo y durante toda la predicación no hubo lluvia. Esto no es una casualidad. Es el resultado de hombres que vivieron en santidad para Dios, pero ¿Cuándo fue la última vez que vimos la mano de Dios en nuestra vida? Dice la palabra de Dios que a veces nuestras oraciones tienen estorbos y no estamos viendo la mano de Dios porque hace falta santidad en nuestras vidas.

Hay varios ministerios: Maestros de escuela dominical, cunas, etc y hay requisitos. Algunos de ellos son fáciles: ser salvos, bautizados; pero hay otros: diezmar, ganar almas, ser fieles a la iglesia y me temo que hay hermanos que están sirviendo en la iglesia y no están diezmando, no están ganando almas y si eres uno de esos eres un sinvergüenza porque estás sirviendo a Dios y estás sin santidad, estás en desobediencia a Dios y si de veras nos doliera diríamos: Yo no puedo estar sirviendo, estoy pecando. Pero a veces nos hace falta santidad, que nos duela el pecado, que estemos incómodos porque estamos desagradando a Dios en nuestra manera de vivir. Como decía el apóstol Pablo: “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Miserable de mí.” A veces ya nos acostumbramos a que somos así y son excusas para no vivir en santidad, para que Dios no tome control de nuestras vidas.

Si decides tomar el control de tu vida, las cosas no van a salir bien. Puedes terminar siendo un cristiano religioso, un cristiano fariseo, un cristiano hipócrita, pero vas a andar en la carne. No habrá fruto, no habrá recompensa de parte de Dios. Dios expresa de la iglesia de Laodicea que no era ni fría ni caliente y porque era tibia la vomitaría de su boca. Dios no está contento con el cristiano que vive con un pie en las cosas de Dios y otro en las cosas de este mundo. 

Si decimos  tomar ese puesto, el sentarnos en el lugar que le corresponde a Dios vamos a fallar como padres, como esposos, o como joven, porque nadie puede tomar el lugar que a Dios le corresponde. Sería absurdo pensar si por ejemplo tienes una camioneta y le dices a tu hijo de cuatro años y le das la llaves y le dices que los lleve a algún lugar, es algo absurdo, no va a poder, nadie lo haría. Pero con las cosas de Dios así estamos, se nos hace inteligente decir:  “Yo tomo el control.” A Dios le corresponde ese lugar, no a ti. 

Si dejamos que Dios tome el control, que se siente en el trono de nuestra vida, tendremos una bendición de lo alto. Dios nos va a dar de su gracia. Dios suplirá todas las necesidades que tengamos.

El apóstol Pablo, humanamente hablando, es el mejor ejemplo de un siervo que estaba viviendo entregado al Señor, pero él mismo escribió que la voluntad de Dios es buena agradable y perfecta y así nos gusta pensar. Pero él fue apedreado, lo querían matar a cada lugar que iba, a veces no tenía que comer, a veces se enfermaba, sufría humanamente pero él en la cárcel estaba cantando, en sus  viajes misioneros estaba predicando, él estaba viviendo en la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios, pero no es como nosotros la pintamos, nosotros decimos que es tener dinero, salud y puras cosas buenas. A veces la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios nos va a doler. Pero si vivimos en santidad será perfecto en nuestras vidas. Si Dios te controla, el día que llegues a la presencia de Dios serás llamado “Bien buen siervo y fiel.”

Vivamos en Santidad para que cuando lleguemos a la presencia de Dios seamos hallados siervos fieles. 

David estaba siendo perseguido por su propio hijo, había perdido el reino, pero más adelante Dios se lo volvería a dar, porque Dios es misericordioso y si tú sientes que el que  está gobernando tu vida eres tú, todavía hay oportunidad para que dejes el lugar al que le corresponde, a Dios. Hay oportunidad para que dejes ese lugar, pero vive en santidad, separate de este mundo, deja todas esas cosas que desagradan a Dios y ya que vivas en separación, entrégale tu corazón a Dios, no seas un fariseo, no tengas un corazón hipócrita no seas como aquellos que quieren recibir un aplauso de los hombres, busca agradar a Dios.

Para que Dios reine en nuestras vidas hay dos requisitos: Separación y santidad. ¿Vas a dejar que alguien tome el control del vehículo? ¿vas a permitir que te saquen del vehículo y se lleven lo más preciado que hay en él o vas a agarrarlo fuerte y vas a permitir que tome  el control Dios? Porque hay dos reyes pero hay un trono.