El perdón de la iglesia

Mateo 18:18-20

18 “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. 

19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 

20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Aquí está hablando de las iglesias locales, de una unidad que tiene que haber en estas para que puedan tener mucha más influencia en el mundo. Tristemente, los bautistas fundamentales somos los que más causamos divisiones y eso es un gran problema porque quita poder a la iglesia, eso quita autoridad ante el mundo. El Señor Jesucristo está dando una verdad muy importante que debemos tomar: Todo lo que la iglesia local atare en la tierra será atado en los cielos y todo lo que desatare también será desatado en los cielos.

Uno de los problemas que hay en las iglesias hoy en día son los problemas y roces que tenemos entre nosotros. No hay iglesia perfecta, todos somos diferentes y eso va a hacer que muchas veces haya roces entre nosotros, que nos enojemos con otros, que tengamos problemas y es algo triste pero eso causa muchos problemas en la iglesia, perdemos influencia del Espíritu Santo.

El Señor Jesucristo versículos antes estaba diciendo: Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Y más adelante dice una parábola acerca de dos deudores y vemos cómo es que esto encaja porque habla de la autoridad de la iglesia. 

Dice Mateo 18:20-27 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A este, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.

Este pasaje es muy conocido y hemos vivido este momento. El Señor nos ha llamado a cuenta. Cuando alguien nos predicó el evangelio fuimos confrontados con la Palabra y teníamos una deuda muy grande, nuestro problema era el pecado y el Señor Jesucristo ya nos ha llamado a cuentas en el momento que se nos presentó el evangelio porque se nos dice nuestra condición. Cuando el Señor tocó mi corazón tuve que ser expuesto a la Biblia y me di cuenta de la gran deuda que tenía para con Dios y no era una deuda pequeña. A veces llegamos al cristianismo y decimos que somos pecadores, pero actuamos como si no lo fuéramos, como si estuviéramos libres de pecado, nos acostumbramos, y como ya nos sabemos versículos, ya sabemos evangelizar, sabemos comportarnos  eso a veces hace que perdamos el sentir de saber quiénes somos y decimos: “El Señor no me ha perdonado mucho” y si nos comparamos con otras personas, decimos: “Es que yo soy mas bueno que esa persona.” ¿Te has comparado con los mandamientos? Mandamiento por mandamiento para saber ¿cuáles hemos roto?

Éxodo 20 dice: “Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí.” ¿Qué es tener un “dioses ajenos delante de mí”? Alguien que ocupa el lugar de Dios. Esto lo podemos hacer muy sencillo. ¿Tienes un teléfono inteligente? Apenas está amaneciendo y tomamos nuestro teléfono y en vez de agradecerle a Dios vamos a ver si ya nos contestaron, que hay de nuevo en facebook y ponemos cosas que no tienen que ser el primer lugar. ¿Hemos roto este mandamiento? Yo creo que sí.

No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.En tu vida pasada ¿Fuiste católico? Teníamos imágenes y muchos nos postrábamos, pero ahora ya no. Pero ahora idolatrámos a la actriz de la telenovela, al muchacho; los jóvenes a Cristiano Ronaldo, a Messi y se hacen una imagen y quieren ser como él; cuando el mandato para nosotros no es ser una celebridad en la tierra, sino parecernos a Jesucristo y nos hacemos imágenes. Otros de los mandamientos está en el versículo 8 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. Es usar el nombre de Dios para nuestros fines carnales y eso lo hemos visto cuando se escudan delante de Dios para no hacer frente a sus problemas, o cuando pasa un accidente dicen “¡Ay Dios mío!” y usamos el nombre de Dios como si fuera cualquier nombre.

Dicen los versículos 8-10Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. En el versículo 9 dice: Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; No dice pues harás la mitad y ya después adorame. El hecho de hacer toda nuestra obra tenemos que cumplir los diez mandamientos para poder guardar un día de reposo y hemos visto que si fallamos en uno ya no podemos guardar el día de reposo porque nuestra obra está incompleta y es lo que pasó con Adán. Él no pudo acabar toda la obra porque en el momento que pecó su obra fue incompleta, pero Cristo cuando estaba en la cruz dijo: “Consumado es”. Por eso, cuando el Señor Jesucristo recogía espigas en el día de reposo, no era que estaba quebrantando sino que sabía que el día de reposo no tenía el énfasis de quedarse quieto y no hacer nada, pero durante la semana, nosotros andamos en el chisme y andamos haciendo barbaridades. No podemos guardar ese reposo, pero Cristo sí.

Otro mandamiento es Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. Como jóvenes batallamos mucho con esto, con la rebeldía a nuestros padres. No matarás. En Mateo 5 Jesús dijo que cualquiera que se enoje contra su hermano será culpable ante el concilio. Cuando nos enojamos con alguien y le decimos de cosas, ese odio que tenemos en el corazón es como si hubiéramos matado a esa persona. No cometerás adulterio.Quizás algunos dicen que no lo han hecho, pero el Señor Jesucristo dijo que cualquiera que mirare con malos ojos a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón. 

No hurtarás. ¿Quién no ha robado nunca jamás en la vida? En la escuela se te perdían tus colores y se los quitaban al amigo y llegabas a tu casa con más. Hemos roto ese mandamiento. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.¿Quién no ha dicho una mentira? Todos las hemos dicho y a veces parece que somos expertos en mentir y el último dice: No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.Vemos ahora el décimo mandamiento que dice: No codiciarás. “¡Ay! Esos tienen y ¿por qué yo no tengo? Ojalá tuviera, él ni se lo merece” Y después lo tenemos y queremos algo más. 

Nosotros estamos como ese deudor. Mateo 18:24 dice: Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Era una cifra que no podía pagar, sus palabras eran vanas porque por más que se esforzara no podía pagar. Hemos roto los mandamientos pero es cuando se nos confronta con la palabra y cuando nos dimos cuenta de nuestra condición lo único que nos quedó fue simplemente clamar. Tal parece que nos está describiendo este pasaje, le rogaba.Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Ese momento cuando fuimos confrontados con el evangelio vimos nuestra condición, pero vimos ese sacrificio perfecto de Cristo, que cuando le maldecían, Cristo no respondía. Vemos ese amor en la cruz, los látigos, la corona de espinas, nosotros merecíamos eso porque nosotros sí pecamos. ¿El Señor Jesucristo mató? No, él dio vida, resucitó a personas. No codiciaba, alimentaba a cinco mil personas. ¿Robó? No, dio su misma vida. ¿Fue infiel? No, sino que fue fiel a su esposa, la iglesia, que fue capaz de morir por ella. Quien realmente merecía el castigo pagar todo lo que debía, somos nosotros y a veces se nos olvida, parece que a nosotros no se nos ha perdonado tanto como aquellos que andan en drogadicción. Dice la Biblia que al que mucho se le perdona mucho ama, pero a veces pensamos que no. Llegamos a la Biblia y vemos que somos extremadamente malos y experimentamos su amor tan grande y maravilloso que en vez de condenar, dijo: “de cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso”; un amor inexplicable, y quizás de boca decimos: “Te amo y soy capaz de cualquier cosa, soy capaz de ir a la China, a la India.” Pero no somos capaces de entender lo mucho que hemos sido perdonados. Este es un gran problema en la iglesia.

Mateo 18:27-28 dice: El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.Tan rápido se nos olvida lo mucho que nos ha perdonado, viene alguien y nos ofende poquito y le empezamos a decir cosas, y el Señor desde los cielos dice: “Todo lo que te perdoné, ve todos los mandamientos que has roto, ve que clase de persona eres y no eres capaz de perdonar un insulto.” ¿Somos mejores que Cristo? De ninguna manera. Y la verdad si merecemos que nos digan nuestras cosas porque a veces tienen razón y la única persona a la que le injuriaban no lo merecía, pero Él callaba, pero a nosotros se nos olvida ese perdón tan grande, y no digo que sea doloroso, a veces nos van a lastimar, a veces intencionalmente o sin intención. 

El problema de cada iglesia que no tiene esa influencia (que debería tener aún mucho mayor), la causamos nosotros mismos cuando tenemos problemas con otros hermanos dentro de la iglesia. Porque trabajamos y ya no lo hacemos con un corazón limpio, con un corazón dispuesto a servir al Señor y le decimos que estamos diesitos a morir por Él pero no estamos dispuestos a aguantar a un hermano de la iglesia, y es bien fácil salir a las calles y encontrarnos a una persona y decirles que Cristo les ama y luego llegan a la iglesia y se preguntan: ¿Dónde está el amor que me decía? Afuera somos expertos en hablar del amor pero en la iglesia hay pleitos entre los hermanos. 

Nunca se nos olvide de donde el Señor nos ha rescatado porque en el momento que se  nos olvide vamos a caer en estos problemas y situaciones.  Veremos tres verdades acerca del perdón.

Mateo 18:28-29 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.  Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Se repite la misma historia, solo que la primera somos nosotros con Dios y la segunda nosotros con algún hermano. Y la primera verdad acerca del perdón está en el versículo 30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. El perdón no se trata de sentimiento o hasta que tengamos paz en el corazón, porque el corazón es engañoso. Si el Señor Jesucristo se hubiera basado en sentimientos cuando él estaba muriendo ninguno de nosotros estuviéramos aquí, pero no se basó en lo que sentía sino que tomó una decisión: “Voy a sufrir porque los amo” y cuando realmente hemos entendido el amor, dice la Biblia que el amor cubrirá multitud de pecados, diremos: Bueno, me ofendió. Él tendrá ese concepto de mí, pero yo sé que el Señor y yo estaremos bien.

Dice 1 Pedro 2:21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; Cristo nos perdonó para que seamos igual a Él. El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; Y yo me imagino esa escena donde estaba Jesús y Barrabás y todo el pueblo gritaba que liberaran a Barrabás. Dice Isaías 53:7Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Lo estaban acusando de cosas terribles, de que Él quería poner a Israel en contra del pueblo romano. Lo acusaban de cosas que Él no hizo y la Biblia nos lo aclara en 1 Pedro que no hizo pecado y no se halló engaño en su boca. Él no abrió su boca y nosotros para todo abrimos nuestra boca. El perdón no se trata de sentimientos sino de una decisión.

Mateo 18:33 dice:¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? La segunda palabra dice ‘debías’ ¿A qué suena esa palabra? A una orden. Independientemente si no lo dijo explícitamente tenemos esa misma orden, no es si queremos. Si alguien te hizo algo, habla con esa persona. El Señor espera de nosotros que perdonemos a otros, que amemos a otros, y sí es difícil y hasta a veces nos van  a hacer llorar, pero ¿no acaso tenemos acceso libre con el Padre y podemos desahogarnos con él? ¿No podemos ir delante del Señor? A mí me impresionan los salmos cuando David decía: “Muchos son mis adversarios, muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación de Dios.” David era rey y mucha gente lo veía y lo criticaba por lo que había hecho pero él se lo decía a Dios. Tenemos acceso a Dios, que así cuando él nos escuchó para perdonarnos, también nos escucha cuando tenemos ese dolor en el corazón.

El perdón es una necesidad. Marcos 11:25-26 Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas. Es una necesidad que perdonemos. Todos tenemos peticiones, necesidades, cargas y nos hemos preguntado ¿cuál es una de la razones por las cuales Dios no nos contesta? El Señor Jesucristo nos dice: “Cuando vengas a mí arrodillado todas las noches a pedirme perdón, perdona.”

Muchas veces nosotros mismos cerramos las bendiciones de Dios. La Biblia habla en Hechos 2 que la iglesia primitiva tenía todas las cosas en común, pero hubo una persona que tuvo un espíritu diferente, tratando de engañar quedándose con dinero, y el problema no era el dinero sino la unidad. La iglesia primitiva crecía, ¡tres mil salvos y tres mil bautizados añadidos a la iglesia en un día! ¿Cuándo perdimos esa influencia? Las iglesias anteriores llenaban estadios de veinte mil personas, pero ahora ¿dónde estamos? El problema no es que la Palabra no tenga poder, sino que es algo interno de la iglesia. Satanás nunca va a atacar desde afuera. Vimos la pandemia y el gobierno trató de evitar las reuniones y vi la iglesia creciendo mucho más, el problema no es afuera, sino adentro.

Cuando una iglesia quiere crecer pero está dividida no va a poder avanzar y muchas veces la culpa la tenemos nosotros porque no sabemos perdonar y porque no sabemos pedir perdón. Muchas veces hemos ofendido y tenemos que acercarnos con esas personas que ofendimos. Si alguien se acerca a pedirnos perdón no nos pongamos duros. El Señor pasó por alto todos nuestros pecados. ¡Cuánto el Señor no pudiera hacer con una iglesia limpia!

Dice Mateo 18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.¿Cuál es el motivo porque nos reunimos? ¿Cuál es el motivo por el cual existe la iglesia? Por Su nombre. Cada vez que venimos a la iglesia estamos reunidos en su nombre y si somos diferentes el que nos une es Cristo. El que hace ese lazo es Él. Uno tiene que morir así mismo como lo hizo Cristo en la cruz, Él se vació de sí mismo e igualmente nosotros sigamos sus pisadas.

¡Imagina el doble o triple de la bendición de la iglesia! Es una bendición tan grande pero si la iglesia no comienza a sanar por dentro, no buscamos el perdón de Dios y hacia con los hermanos en la iglesia, esto va a ser muy complicado y el Señor estará cerrando muchas bendiciones que pudiéramos tener a nivel iglesia y a nivel personal.