Una de las cosas que más fallamos como personas con sentimientos y emociones es la paciencia. Lo digo porque muchas veces por nuestra impaciencia llegamos a tomar decisiones muy apresuradas en nuestra vida. Por culpa de la impaciencia nos encontramos en líos, pleitos y en tantas cosas que no son la voluntad de Dios para nuestras vidas. Dios nos anima en su Palabra a tener esperanza y confiar en Él, pero confiamos más en nuestra propia persona y en lo que podemos hacer que en lo que Él puede hacer.

La paciencia es una bendición porque a través de ella vamos a poder conocer más a Dios. Salmos 30:5 dice: Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; En su palabra he esperado.

Una de las cosas en que más fallamos como cristianos es en esperar el tiempo de Dios, la voluntad de Dios en nuestra vida. No es que Dios no nos escuche, no es que Dios no pueda hacerlo en su momento, es que Dios tiene un plan perfecto en nuestras vidas. La paciencia está ligada a nuestra comunión diaria con Dios porque una persona que denota paciencia en su vida es una prueba de que esa persona está caminando con Dios. Una persona no nace siendo paciente. Hay personas que tienen cualidades que se les hace más fácil ser pacientes. La paciencia se va desarrollando cada día en nuestra vida y a través de la Palabra de Dios. Como dice el salmista “Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; En su palabra he esperado.” Este salmista, sea lo que sea que estaba pasando, estaba diciendo: “Una de las cosas que no he dejado es su Palabra” porque a través de su Palabra vamos a conocer más a Dios.

Si queremos tener paciencia, tenemos que leer la Palabra de Dios, pero por no leer la Palabra de Dios no tenemos paciencia. Como jóvenes, una de las cosas por las que no tenemos paciencia, es elegir una buena persona para nuestra vida. Tal vez la señorita dice: “Me voy a quedar soltera para siempre, el primero que me hable bonito le hago caso.” El joven dice: “La más bonita, no importa si es mundana, si no lee la Biblia, con que me haga caso.” Y si nos damos cuenta por causa de esas malas decisiones en la vida de un joven o señorita llegan a tener un matrimonio destruido, por la impaciencia.

En la espera podemos acercarnos a Dios. Gálatas 5:22 dice: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, Una de las cosas del fruto del Espíritu es que vamos a tener paciencia. Todo esto engloba que no solo vamos a tener paciencia, sino gozo, paz, benignidad, fe. En la paciencia podemos tener estas cosas, pero es necesario que estemos pasando tiempo con Dios porque es un fruto del Espíritu Santo que va a estar morando y controlando nuestra vida.

¿Somos pacientes o impacientes? Si somos impacientes, hay una gran necesidad de que nos acerquemos a Dios. Si somos pacientes sigamos cada día caminando con Dios. Es necesario caminar con Dios para ser pacientes.

Cuántas veces un papá o mamá por su impaciencia ha lastimado el corazón de su hijo, aun los hijos lastima el corazón del padre diciéndole: “Ojalá no hubieras sido mi padre” y es dañado el corazón por la poca paciencia.

Cuando estamos más cerca de Dios vamos a ser como Él, vamos a ser unos verdaderos cristianos. Cuando estamos alejados de Dios nos vamos a parecer más al mundo, que no importa las palabras con las que ofendemos, pero al estar cerca de Dios vamos a poder controlar nuestra lengua, nuestros pensamientos y corazón, vamos a tener más paciencia. 

En la paciencia, Dios puede trabajar con nuestras vidas. Dice la Biblia en Salmos 37:8-9 “Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo. Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.” Y Salmos 27:14 dice: “Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová.” 

Salmos 106 está hablando a cerca del pueblo de Israel, cada vez ellos se rebelaron y dice:

6 “Pecamos nosotros, como nuestros padres; Hicimos iniquidad, hicimos impiedad.

7 Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas; No se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias, sino que se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo.

8 Pero él los salvó por amor de su nombre, Para hacer notorio su poder.

9 Reprendió al Mar Rojo y lo secó, Y les hizo ir por el abismo como por un desierto.

10 Los salvó de mano del enemigo, Y los rescató de mano del adversario.

11 Cubrieron las aguas a sus enemigos; No quedó ni uno de ellos.

12 Entonces creyeron a sus palabras Y cantaron su alabanza.

13 Bien pronto olvidaron sus obras; No esperaron su consejo.

14 Se entregaron a un deseo desordenado en el desierto; Y tentaron a Dios en la soledad.

15 Y él les dio lo que pidieron; Mas envió mortandad sobre ellos.”

El versículo 13 dice: “Bien pronto olvidaron sus obras; No esperaron su consejo.” El pueblo de Israel, cuando estaba caminando hacia la tierra prometida, Dios le mandaba de comer, tenía cuidado de su pueblo, pero Dios cumplía un deseo en su corazón y lo primero que hacía era olvidarse de Dios. En la paciencia, Dios puede trabajar en nuestras vidas. Muchas veces Dios va a tener que reprendernos como a hijos. Dice la Biblia que Dios envió mortandad y lo hizo para hacerles entender que estaba mal.

El objetivo de Dios por el que manda dificultad a nuestra vida, que mande mortandad o enfermedades es para hacernos entender que no estamos bien, que necesitamos acercarnos a Él, pero nos ocupamos más en vestirnos bien, en venir a la iglesia y en servir, pero lo que pasa ciertamente es que nos olvidamos prontamente de Dios.

¿Dios es bueno? Sí. Dios es bueno, el problema somos nosotros. Dios sigue siendo Dios estemos o no estemos; Él sigue siendo fiel, misericordioso, pero lo que pasa es que nosotros preferimos estar tranquilos de decir: “No necesito de Dios”, pero pasa algo en nuestra vida y Dios lo manda y decimos: “Ahora si necesito acercarme a Dios.” Cada día necesitamos acercarnos a Dios no solamente cuando pasa algo en nuestra vida.

Dice Salmos 42:5-11

“5  ¿Por qué te abates, oh alma mía,Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.

6 Dios mío, mi alma está abatida en mí; Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.

7 Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.

8 Pero de día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su cántico estará conmigo, Y mi oración al Dios de mi vida.

9 Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?

10 Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?

11 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.”

Cuando estemos en tribulación vamos a poder notar que tan cerca estamos de Dios. Una persona que está cerca de Dios se nota su paciencia, pero también su gozo. El pastor Andrés Gómez cuenta que un día antes para salir a ganar, uno de los hijos del pastor Wilkerson había salido a un campamento que unos amigos lo habían invitado y durante ese trayecto tuvieron un accidente y murió su hijo. El sábado se enteraron que el hijo del pastor había muerto. Dicen que este joven era muy gozoso y ese tiempo había mucha tristeza porque era alguien muy querido y habían cancelado el ir a ganando almas y cuando ya iban para su casa, vieron entrar al pastor John Wilkerson con su esposa y venían cantando, se pararon al frente y dieron gracias por la vida de su hijo. Es muy impactante ver como este pastor, a través de la tribulación que estaba pasando, estaba confiando en Dios.

Vemos también como Job un hombre temeroso de Dios y apartado del mal, pero de pronto mueren sus hijos, pierde todo su ganado, todo lo que Él tenía, tuvo una enfermedad en su cuerpo todo con el fin de probar la fe de Job. El diablo le estaba diciendo a Dios: “Quita tu cerco de protección y veremos como Job blasfema contra ti”

Muchas de las pruebas en nuestra vidas son para ver qué tan bien estamos con Dios, para ver que tan cercanos estamos con Dios. En Santiago dice que la prueba de nuestra fe produce paciencia. Cuando vengan dificultades a nuestras vidas, ¿cómo vamos a actuar? ¿Cuál va a ser nuestra posición? ¿no venir a la iglesia, no leer la Biblia, no orar o acercarnos más a Dios?

Hasta el final del libro de Job, leemos como el dijo: “Ahora mis ojos lo ven, puedo entender Dios que tú eres el Rey de todo, que si tú quitas algo es por tu voluntad.” Muchas veces Dios va a tener que quitar cosas que amamos que nos alejan de Él.

Romanos 12:10-12 dice: Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;

Hay que ser constantes en buscar cada día a nuestro Dios. Las dificultades y problemas van a llegar a nuestra vida cuando menos lo esperamos, pero ¿cuál va a ser nuestra actitud?

En la paciencia podemos ver a Dios obrar para bien. Romanos 5:1-5 dice: 

1 “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 

2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 

3 Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 

4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 

5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. 

Muchas veces no vamos a poder entender los planes de Dios, pero lo que más podamos acercarnos a Su Palabra, a la oración, eso nos va a ayudar mucho. A través de leer la Palabra de Dios vamos a conocer a Dios, no hay otro método, así vamos a estar cerca de Dios y vamos a saber que Dios quiere en nuestra vida, pero si estamos alejados no vamos a poder y hasta le vamos a reclamar por lo que hace. Se trata de ver lo que Dios quiere para nuestra vida, qué áreas necesitamos cambiar. En la paciencia podemos quitar el pecado de nuestra vida, tal vez indiferencia, apatía, muchas veces venimos a la iglesia sin ganas. Necesitamos venir a la iglesia a escuchar su palabra, necesitamos de Dios cada día, pero si solamente nos acordamos de Dios cada domingo, ¿y los demás días como nos va a encontrar Dios? 

Al final de la paciencia entenderemos cuán débiles somos y cuán grandes y fuertes con Dios. Salmos 40:1-3 dice: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. 2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. 3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová.”

Muchas veces no podemos entender el propósito de Dios en nuestras vidas. Es como una neblina, que podemos ver las tribulaciones y aflicciones pero al final de todo eso, podremos entender porque Dios nos va a sacar del pozo de la desesperación. Cuántas personas se encuentran en desesperación hoy en día por causa de la poca paciencia.

Puso luego en mi boca cántico nuevo El cántico nuevo es consecuencia de que hay gozo en nuestra vida. Nos gusta cantar más cuando estamos felices, luego dice el salmista: “Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.” Somos débiles sin Dios y es por eso que nos acerquemos más a Él.

Al final de todo esto vamos a poder encontrar una petición contestada, una mejor comunicación con nuestros seres queridos, amor hacia a los demás y sobre todo comunión cercana a  nuestro Dios.

Ya vimos cosas acerca de lo que es la paciencia, pero ahora veremos lo que la paciencia no es.

  1. La paciencia no es un don. No es algo que tenga un hermano y el otro no. La paciencia es algo que cada quien puede desarrollar. La paciencia va a estar ligada a nuestro andar diario con Dios. Si queremos ser pacientes debemos caminar más con Dios.
  2. La paciencia no es automática. No es que porque creemos en Dios, porque aceptamos a Cristo vamos a ser pacientes. Cuando he dado discipulado, yo les enseño a las personas que van a venir tribulaciones a nuestra vida y van a ser pruebas hacia nuestra fe, y es que muchas personas recién convertidas piensan que porque venimos a la iglesia y aceptamos a Cristo todo va a estar bien y no es así, van a seguir viniendo aflicciones a nuestra vida.
  3. La paciencia no es de la noche a la mañana. Se va desarrollando cada día. Propongámonos cada día ser pacientes con los hijos, con nuestros papás, con los hermanos, con los compañeros.

La paciencia es necesaria hasta para nuestras decisiones. No tomemos decisiones a la ligera. Hay que tomarlas con paciencia, pensando lo que Dios quiere para nosotros. La paciencia es de cada día, el fruto de caminar con Dios.

¿Qué vamos a hacer? Vamos a querer ser pacientes, pero ¿vamos a querer pasar tiempo con Dios o actuar en nuestra carne? 

Animo a que cada día decidamos caminar con nuestro Dios.