Las Grandes Resoluciones del Corazón

Mateo 16:26

“Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”

1. Asegurarnos de nuestra salvación

El corazón es todo nuestro cuerpo. Ya salvo, por supuesto, hecho de manera especial porque el Espíritu Santo está en nosotros, no por nuestros propios méritos sino por los que hizo el Señor Jesucristo en la cruz del calvario. 

Hemos resuelto tomar una decisión y así como en el caso de Débora y Barac. Ella en su cántico pudo reconocer las cosas que ella y el pueblo había hecho mal, pero Dios lo había hecho para bien como lo que pasó José, fue hecho para bien, así pensemos en las grandes resoluciones del corazón.

Cuando podemos pensar en algún propósito de bajar de peso, no comer tanta grasa, una decisión de con quién se van a casar (en caso de los jóvenes), dónde vivir, qué estudiar, etc. nada de eso aun cumpliendolo tendría sentido o valor si se perdiera el alma. Es lo que dice el Señor Jesús, ¿de qué le sirve si gana todo el mundo y pierde su alma? Pensemos en un ámbito familiar; que nuestros hijos tuvieran una carrera, un auto cada quien, vivieran en una casa muy bonita, tuvieran un trabajo con un sueldo muy bueno, etc. si no son salvos, ¿De qué serviría? Absolutamente de nada, probablemente podrían dar gusto a sus amigos, incluso a los propios padres, pero a Dios no. Entonces, es importante que podamos ver eso. Aquí el Señor Jesús está hablando a cada uno de nosotros ¿de qué nos sirve a nosotros ganar al mundo si perdiéramos nuestra alma?

El punto es acercarnos a la cruz del calvario y a la presencia de Dios y preguntarnos ¿Ya somos salvos? Pensemos en nuestra salvación, es importante y permítame decir algo muy cierto, he visto muchas iglesias que se van por otras cosas, les interesa muchas cosas diferentes y entiendo el porqué cada vez que se recalca en la salvación porque quizá algunos, aun estando en un ministerio o trabajo, aunque salgan a evangelizar o tenga un cargo en la iglesia, he visto casos en los que no son salvos. Pasó algo muy triste a un hermano que conocemos en una reunión de pastores dijo ‘’Yo entiendo todo lo que se estudia y escucha pero nunca he aceptado a Cristo como mi Salvador.’’ Y eso fue un balde de agua fría a todos los que estábamos ahí. En otra ocasión de donde yo vengo pasó algo similar, muchos de los que estaban ahí en esa reunión, que tenían mucho tiempo en la iglesia se les preguntó si habían sido salvos y que recordarán la fecha, dónde y cómo fue, quién les encaminó hacia su salvación dijeron ‘’Llevamos mucho tiempo predicando y leyendo la Biblia…’’ pero nunca habían aceptado a Cristo como su Salvador, algunas lágrimas rodaron de varios hermanos que estaban ahí presentes porque los apreciamos, pero la realidad era esa. No esperemos a que lleguemos a la presencia de Dios y muchos se alejen avergonzados como dice la palabra de Dios porque simplemente no son salvos.

La salvación no se pierde, la sangre de Cristo es suficiente y capaz de perdonar nuestros pecados y no le quito ningún céntimo de valor, es cierto que lo que nosotros decidimos en algún momento fue cierto y el testigo principal es Dios y el Espíritu Santo porque vino a morar en nosotros y es el Señor Jesucristo que entró en nuestra vida, eso es cierto, no dudes de tu salvación o de alguien que te diga que se pierde la salvación porque están tomando como poca cosa lo que el Señor Jesucristo hizo en el calvario. El Señor Jesucristo estando en la cruz del calvario proclamó ‘’Consumado es’’ que quiere decir que la salvación es total y absoluta, no solo una parte como algunos dicen allá afuera, es total y plena, no hay duda de eso.

Así es que con base a lo que acabo de mencionar hay dos preguntas para que podamos pensar. La primera es: Según la Biblia ¿qué tenemos que hacer para ser salvos? No según el pastor o evangelista, tenemos que arrepentirnos y creer, pedir perdón a Dios porque es el único que puede perdonar pecados y entonces el Señor nos dará esa oportunidad de ser salvos. Lo que te salva no son las palabras que dijiste, es la fe en Cristo, creer que Él nos ha dado la salvación porque dio su vida por nosotros y que ahora tenemos ese gran privilegio. En Hebreos dice que somos herederos de Dios y coherederos juntamente con Cristo. Para mí es algo espectacular que no alcanzo a entender el porqué soy hijo de Dios y coheredero juntamente con Cristo porque Él me ha dado esa posición delante de Dios.

Mi segunda pregunta es ¿Cuál es el fruto del arrepentimiento de los pecados? Porque debe haber un resultado. Yo me arrepiento pero puedo seguir pecando. No quiero que nos engañemos, pero ahora tenemos abogado para con el Padre, a Jesucristo el Justo que intercede por nosotros y nos perdona todo pecado, pero cuidado, no porque nos perdona los pecados, seguiremos pecando pues debe haber un cambio, una transformación y ese cambio o transformación se da a conocer por lo que tenemos allá en Gálatas 5:22-23 que dice: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”

No hay ley humana que diga ‘’Yo puedo ver esa fe, ese amor y entonces es como que me dice que no eres salvo’’ al contrario, si vemos esos resultados del cambio es porque somos cristianos por nuestro arrepentimiento. El Señor Jesucristo nos da esa posición tan especial que a veces nosotros como que no le damos la importancia que requiere y decimos: ‘’si soy salvo pues ya no hay nada más que hacer.’’ No, hay mucho que hacer, apenas la salvación y no es para minimizar, pero la salvación es el inicio de un proceso tan especial y que muchas cosas grandes tiene preparadas para nosotros. Una de las tales es que Dios nos ha dado la oportunidad de seguir en está tierra para vivir, pero también para compartir lo que hemos recibido. De gracia recibimos y también debemos de dar de gracia.

Dice Deuteronomio 29:29 “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.”

En la palabra de Dios nos dice que es necesario para ser salvos: arrepentirnos, tener fruto del Espíritu y esas cosas son las que debemos de enseñar a otros, a nuestros familiares, hijos, en la iglesia, a personas que no son salvas, en el trabajo, escuela, etc. Todo esto es importante en nuestra vida para poder llevarlo a cabo.

2. Asegurarnos de alimentarnos bien de la palabra de Dios

Esta es otra resolución que debe salir del corazón, esto es de mi mente, de mis deseos, de mi tiempo, de mis acciones para lograrlo. Predicadores, maestros de escuela dominical, evangelistas, pastores, hermanos en diferentes ministerios, la disponibilidad de los hermanos para tener tal cargo o ministerio, todo eso es excelente y bueno para edificación de los santos, pero ¿qué pasaría si todo el trabajo que se hace en la iglesia y aun fuera de ella, lo hicieran hermanos que nunca leyeran su Biblia de manera diaria? ¿Qué pasaría? Quizá se acabaría lo que se ha hecho y empezamos a dar lo que nosotros pensamos y en segundo, si alguien necesita exhortación lo haríamos como un regaño, no con la mano en el corazón. Tercero, si alguien necesita ver un ejemplo en mí no tendría que ver porque no estaría viviendo la palabra de Dios, en otras palabras no existiría nada de ministerio, ni trabajo ni edificación si no se leyera la palabra de Dios y está es otra resolución que sale del corazón para que lo podamos hacer. Todo esto es muy bueno para poder tomar y poner en nuestra vida como principio y como resolución, pero quisiera que ampliemos un poquito este segundo punto, está segunda resolución, asegurarnos de leer diario la Biblia.

Vamos a hablar de la muerte de Juan el Bautista y en este evento hay varios protagonistas los cuales tienen que ver con el mismo pecado, cada uno en diferente aportación para matar a Juan el Bautista: Herodes, Herodías, Salomé y el verdugo y sacaremos una lección, es una muestra de lo que podemos encontrar por leer la Biblia diariamente por escudriñar la palabra de Dios que a veces nos queda por días meses y años. Recuerdo esto que vi hace 30 años y aun lo sigo teniendo presente, cómo participa cada uno de ellos y que me enseña qué no hacer.

Juan a Herodes Tetrarca le había dicho el pecado que estaba cometiendo, que tenía por esposa a su cuñada. Entonces, Juan le había enseñado este pecado, la primera reacción de Herodes es reconocerlo, se queda pensando y dice ‘’SI es cierto’’ pero en esos momentos sólo tenía dos opciones: 1) Obedecer la ley de Dios de salir de ese pecado y 2) Callarlo. Tomó la segunda opción, tenía miedo de llevar a cabo esta acción pero la petición de la hija de Herodias le dio la excusa perfecta para cometer el pecado que era de matar a Juan el Bautista. Salomé bailó y agradó al rey. Entonces, le ofreció darle lo que quisiera, su madre le dijo que le pidiera la cabeza de Juan el Bautista, nota cómo están participando de pecados ajenos.

Mateo 14:10-11 dice: “y ordenó decapitar a Juan en la cárcel.” Herodes dio la orden, este es un primer paso. Herodías movida por la envidia usó de sus influencias para hacer nacer la orden en el corazón del rey. “Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre.” Se está llevando a cabo un pecado del cual ya están tres de los cuatro antagonistas. Ahora, la hija queda como inocente porque está obedeciendo a su madre pero no porque está hija obedece a su madre quiere decir que la exime de responsabilidad, es tan culpable como los demás, porque fue instruida, le dijo su madre ‘’tu dile al rey que te de la cabeza de Juan el Bautista en un plato.’’ Además, no tenía que estar ahí, no cuidó sus compañías, se vio involucrada en la acción, la tentación está ahí, en cualquier momento y lugar. Entonces no digas: ‘’La tentación está ahí y caí’’ mejor di ‘’La tentación está ahí y hui’’ porque si caemos somos tan responsables delante de Dios que luego tendríamos que pagar duras y crudas consecuencias porque Dios no dará por inocente al culpable; porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará o podremos decir como Adán ‘’La mujer que me diste’’ o como cualquier otra persona ‘’Pues los amigos me invitaron y para no quedar mal hice lo que me pedían.’’ Tú llevaste a cabo la acción y por eso eres responsable delante de Dios. Cuidemos nuestras compañías.

Mateo 14:9 dice: “Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen.”

El último protagonista de está historia es el verdugo, el que le cortó la cabeza de Juan el Bautista. Fue alguien que tenía el valor y las facilidades para hacer eso. Él obedeció las órdenes que le dio el rey, pero también tenía culpa. Cuando se enroló en las filas del ejército de este rey déspota sabía en donde se estaba metiendo y que tenía que obedecer órdenes que sin duda tendría que cumplir. Este verdugo ejecutó la acción de matar a Juan el Bautista. Hubo tres autores intelectuales, pero hubo un autor material, los cuatro estaban involucrados en lo mismo.

Dice Mateo 14:11 “Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre.” Imagínate esta escena. El verdugo llevó la cabeza y una situación tan dramática y triste que nos hace pensar en lo siguiente: 

  • Debemos de cuidar nuestros deseos, no como Herodes. 
  • Debemos cuidar nuestros sentimientos, no como Herodías. 
  • Debemos cuidar nuestras compañías, no como la hija.
  • Debemos cuidar nuestras aflicciones porque estas cosas pueden dar a luz el pecado como en el caso del verdugo.

Recuerda lo que Pablo le dice a Timoteo: “No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.” (1 Timoteo 5:22)