Si me dieras Bendición

1 Crónicas 4:9-10

9 “Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor.

10 E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.”

La oración de Jabes como que no es un tema muy mencionado en iglesias bautistas fundamentales, pero está en la Biblia y para muchos, quizás, la oración de Jabes es algo como medio raro, alocado, como que no se adapta a los canon que nos han enseñado, pero está en la Biblia, y si está en la Biblia se tiene que predicar.

En este año, en nuestra iglesia es el año de la oración. Estamos haciendo énfasis en la oración y por eso quise hacer este estudio de la oración de Jabes.

Jabes fue más ilustre que sus hermanos y la palabra “ilustre” quiere decir que fue más destacado, más noble, o mejor que sus hermanos. 

Toda doctrina cristiana, tiene dos extremos y los dos son igualmente malos. Has escuchado a esos predicadores de la prosperidad, que dicen: “Dios quiere que seas millonario” eso es un extremo malo de la administración de los bienes que Dios nos da, pero también tenemos el otro extremo que frecuentamos nosotros como bautistas fundamentales y es el falso concepto de la pobreza cristiana que dice: “Pues yo con que medio viva, medio coma, medio vista.” Eso también está mal y sacamos de contexto todos los textos. Está un extremo en cuanto a evangelismo, “Ve, y gana almas aunque no te sepas los libros de la Biblia y echa mentiras”; pero también están los del otro lado: “Yo no predico el evangelio puerta por puerta porque el Señor añade a la iglesia los que han ser ser salvos”. Y los dos extremos son malos. Unos ya perdieron el enfoque y los otros no quieren hacer nada por Dios. Todo el secreto en la vida cristiana es balance. Ni muy muy, ni tan tan. Y si aprendes a tener un balance, vas a estar bien.

La oración también es una doctrina cristiana que está muy desbalanceada. Tenemos a lo que decretan y arrebatan y eso no es bíblico, pero también tenemos a los que dicen: “Yo nada mas oro que se haga la voluntad del Señor”, y eso es un pretexto para no orar. Pero Jabes buscó mas, buscó ser más ilustre. Eso quiere decir que Jabes no estaba contento con su situación. Si tú ya estás en Cristo deberías buscar más para la gloria de Dios. La Biblia dice que cuando están en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio y luego dice Pablo: “Corred, de tal manera que lo obtengáis.” Te imaginas a un atleta preparándose por años, preparándose toda su vida para correr en las olimpiadas, fue seleccionado, hay pocos competidores y lo entrevistan y le preguntan que qué espera de esa carrera y que dijera: “Con que esté, es ganancia. La meta no es ganar, es participar.” No es cierto, la meta es ganar. No sé tú pero a mí no me gusta irle a un equipo perdedor, me gusta irle a un equipo ganador. Si yo puedo ser mejor, voy a ser mejor. Si yo puedo ser mejor predicador, me voy a esforzar, voy a invertir, y voy a orar sobre todo para que Dios me dé más gracia y más poder para hacer mejor mi trabajo. Si yo estoy casado voy a buscar tener un mejor matrimonio cada vez. No me voy a conformar, “pues ahí medio nos aguantamos.” No es el propósito por el cual Dios hizo el matrimonio, él hizo el matrimonio para disfrutarlo.

En agosto mi esposa y yo vamos a cumplir diez años de casados, por la gracia de Dios nunca le he gritado, no le ofendido en estos diez años, he disfrutado mi matrimonio como no tienes idea. El propósito no es decir: “Yo no sabía que este viejo era mañoso, nada más estoy por los hijos.” Y si es así estás viviendo y desaprovechando la oración.

El propósito de Dios para tu vida, para tu trabajo no es para que te mal paguen. Si puedes ser mejor en tu trabajo hazlo.

Dice la Biblia que su mamá le puso Jabes y Jabes quiere decir, el que causa dolor. Yo no sé qué haya hecho, pero su mamá lo veía y decía: “¡Cómo me duele haber tenido a este escuincle!” Jabes tuvo una mala infancia, Jabes ni siquiera era del pueblo de Dios. Jabes era de los incircunsisos, no fue judío de nacimiento, pero Jabes se convirtio al pueblo de Dios por eso dice el versículo 10 E invocó Jabes al Dios de Israel, porque antes no era su Dios y le otorgó Dios lo que pidió. La cosa es que tú y yo ya nos creemos la cuarta parte de la trinidad, se nos olvida de dónde venimos, se nos olvida que antes no conocíamos a Dios, por eso, ya no oramos, estamos bien impuestos a los himnos, a las predicaciones, a la Biblia, al templo. Jabes sabía de dónde venía y dijo y me libraras de mal, para que no me dañe Lo que dice en el texto original es “y me libraras de mal, para que no me Jabes” Él usó un juego de palabras, “para que no me duela y no me cause dolor” él sabía quién era y de qué era capaz, por eso, oró por la bendición de Dios. Jabes quiso más, quiso más bendición dijo Oh, si me dieras bendición, y esa exclamación es una petición triple. ¿Hace cuánto que no oramos así? Y luego dice Jabes: “y ensancharas mi territorio, Cuando vivió Javes era el tiempo cuando el pueblo de Dios estaba entrando a la tierra prometida. Habían sacado a los pueblos enemigos de Dios y Dios le dijo: “Vive en una casa que no hiciste, toma agua de una cisterna que no hiciste, come frutos de un árbol que no sembraste.” Dios es bueno con sus hijos, y Jabes pudo haber dicho “Este rinconcito, pero bien contento”; pero él dijo: “Dame más.”

Jabes pidió territorio, pero tú puedes pedir más hijos. Si estás soltero di: “Dios, dame una esposa. Tú dijiste que no es bueno que el hombre esté solo.” A lo mejor ves a alguien en un puesto de trabajo y dices: “Ese hermano ¿como tiene ese trabajo?” No es por su capacidad, es por su oración. Pero menospreciamos la oración. Jabes oró por bendición, por más territorio y Dios se lo dio. Tenemos cosas que ya no las vemos como bendición, pero tenemos cosas que fueron bendición de Dios y las perdemos porque no tenemos la mano de Dios.

Quiero enfocarme en esta parte de la oración de Jabes: y si tu mano estuviera conmigo, Esa es una frase muy impactante en toda la Biblia. La mano de Dios en tu vida. Jabes dice: “Ya no quiero ser Jabes, el que causa dolor, quiero que tú seas mi Dios, ensancha mi territorio, bendíceme.” Y Dios lo bendijo. Dices: “Señor ayúdame” y Dios te ayuda. Las Hermanas oran “Señor, cambia mi marido” y Dios lo cambia porque Dios es bueno. 

Jabes oró y pidió ser más ilustre y Dios lo hizo, Dios lo cambió, él pidió más bendición y Dios se la dio. Quiero animarte a que salgas primero de tu zona de confort y busques más para Dios y pídele más a Dios y él te va a dar, si esa es su voluntad, pero cuando Dios te dé más, no es de que ya se acabó. 

“¡Ay! yo pedí por un esposo y Dios me lo dio medio loco, pero ahí está, y estamos bien contentos” ¿Sabías que el porcentaje de divorcios en las iglesias cristianas es el mismo porcentaje que el de los mundanos? El 50% de los que se casan y asisten a una iglesia cristiana va a terminar en divorcio y es la misma estadística que los mundanos. ¿Por qué los mundanos y los cristianos tienen la misma probabilidad que fracase su matrimonio, si a los cristianos nos unió Dios? ¿Por qué el 90% de los hijos de los cristianos se va al mundo? Son estadísticas reales y crudas. ¿No que herencia de Jehová son los hijos? “Por este niño oraba y Jehová me dio lo que pedí” y que bendición, no dudo de eso. Yo no dudo que no quieras lo mejor para tus hijos. No creo que alguien se casa para fracasar, no creo que alguien emprenda un negocio para quebrar, no creo que alguien busca un buen trabajo para que lo corran, pero esas cosas pasan y no te acomodes en el pretexto de los cristianos mediocres “Fue la voluntad de Dios perder a mis hijos”; “Fue la voluntad de Dios que ya no vayamos al templo.”

El punto es que pedimos la bendición de Dios y él nos da la bendición, pero no conservamos la bendición de Dios porque no pedimos Su mano. Jabes vio el territorio, vio toda la chamba, vio que tan grande era la bendición que Dios le había dado.

Dices: “Dios ya me diste tres hijos y ¿cómo voy a hacer” lo ves comiendo y ves que se toman un litro de leche cada uno y dices: “Señor, ¿como le voy  hacer?” Te casas y te das cuenta que no es lo mismo ser novios que ser esposos, y dices: “Señor, ¿por qué nadie me dijo? Ya pedí bendición, ya pedí esposa, pedí hijos, pedí trabajo y Dios me lo dio  pero ahora ¿cómo le hago? No puedo.” Y ves la serie de problemas que implica, la responsabilidad, la carga, y dices “mejor me regreso”. “Dios, ¿te acuerdas que te dije que ensancharas mi territorio? No te creas, estaba bromeando, ¿me regresas a donde estaba más cómodo?” Y regresamos como el perro con la cola entre las patas y los mundanos dicen: ¿No que eres hermano?, ¿no que decías que tu Dios, que mucha fe? Ves a tus hijos y te dicen que ya no quieren venir a la iglesia, que ya tienen suficiente edad, que creen que Dios no existe, que lo vieron en facebook y dices ¿como le hago?” Necesitas la mano de Dios. 

Empiezas un ministerio y llega la gente, pero cada persona representa un problema y ves a los niños y quieres una clase de escuela dominical y ya das la clase y ves a los escuincles del Señor y dices: “¿Cómo le voy a hacer? Creí que todos eran bien portaditos.” Tú necesitas la mano de Dios. 

Si dices: “Ya no es lo mismo el matrimonio. Antes nos llevábamos bien. Ahora, hay problemas, estamos pensando en separarnos.” Tú necesitas la mano de Dios

Dios te bendijo, tienes cosas que son bendición de Dios. A lo mejor pedías por un carrito y Dios te lo dio y ahora ves cuando cuesta hacerle servicio, cambiarle las llantas, cuanto cuesta la licencia. Si Dios te lo dio, la mano de Dios te lo va a sostener. El Dios que te trajo, es el que te va a sostener. El Dios que nos llamó, es el Dios que nos va a sostener. Necesitamos pedir de su mano, pero la mano de Dios no es un secreto, no es un misterio, no se transmite a través de oración, no es que yo traiga el aceite de la unción del monte los Olivos, es algo que tu debes buscar.

Dice 1 Pedro 5:6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; La mano de Dios viene cuando somos humildes, cuando reconocemos que no podemos, pero preferimos morirnos en nuestra soberbia y Dios quita su mano, y lo quieres hacer en tu fuerza, a tu manera, pero te voy a decir algo: Vas a fracasar, porque Dios te lo dio y Dios lo va a sostener. Dios tiene cuidado de nosotros, no es que él nos salvó y nos dejó a la deriva, él nos ayuda en cada etapa de nuestra vida. Dice la palabra de Dios “El tiene cuidado de vosotros” A él le importan las cosas pequeñas que nos pasan, pero requiere de humildad, de decir: Yo no puedo. Pero no lo decimos.

Estaba hablando con un hermano y me dijo: “Yo no paso al altar porque van a pensar que ando mal.” Sabemos que andas mal porque no quieres pasar, porque de andar mal, todos andamos mal, porque el día que seas perfecto, ya no vengas, te vamos a contaminar con nuestros pecados. Pero mientras estamos en este mundo estamos en un proceso de santificación y crecimiento y mientras Dios nos siga hablando, tenemos que seguir tomando decisiones, pero para eso, necesitamos ser humildes.

1 Crónicas 29:12 dice: Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Dios da la autoridad y si Dios te ha dado autoridad, pero nadie se ha dado cuenta que tienes la autoridad, pídesela a Dios. De la mano de Dios procede la autoridad.

Esdras 7:9-10 dice: Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios. Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos. La mano de Dios viene cuando nos preparamos y cuando inquirimos y esta palabra es profundizar en la palabra de Dios. Jesús dijo: “Escudriñad las escrituras.” Esdras había preparado su corazón para inquirir en la ley de Jehová y para cumplirla. Pero nosotros menospreciamos la palabra de Dios, la predicación, pero si queremos que Dios haga la obra, así no vamos a tener la mano de Dios en nuestra vida.

Dices: “Señor, cambia a mi hijo.” Pero no los traes el domingo, y dices: “Es que no quieren venir y no los puedo obligar.” Los obligas a otras cosas. Los obligas a ir a la escuela, a bañarse, a que se corten las uñas, a que se laven los dientes. ¿Oras para que Dios lo cambie? Dios no los va a cambiar en el fútbol, en el día del campo, en su cuarto viendo perversiones, los domingos ellos deberían de estar en la iglesia; y es en la casa de Dios, con la palabra de Dios que la mano de Dios va a obrar en su corazón. 

Esdras 8:28 dice: Y nos trajeron según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido, de los hijos de Mahli hijo de Leví, hijo de Israel; a Serebías con sus hijos y sus hermanos, dieciocho; La mano de Dios en nuestra vida, nos va a sumplir lo que necesitamos. Dice el versículo 31 Y partimos del río Ahava el doce del mes primero, para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y del acechador en el camino. Lo que nos va a guardar a nosotros y nuestros hijos es la mano de Dios, con humildad y oración. Muchos queremos tener a nuestros hijos en una burbuja y es triste, pero tenemos una generación de cristianitos inútiles, hijos buenos para nada. Te mueres y el junior se va a morir a la semana de hambre. Cuando tu escuincle va a hacer algo malo, aunque lo amarres, lo va a hacer. Cuando esa chamaquita ya disponga en su corazón hacer tal fechoría lo va a hacer. De nada sirve que lo tengas como bebés si no tienen la mano de Dios.

Dice Esdras que la mano de Dios los libró de los peligros del camino. No mamá gallina, ni papá sobreprotector, sino la mano de Dios, pero como no oramos y no tenemos la mano de Dios tenemos que hacer el trabajo nosotros y fracasamos. 

Esdras 7:6 dice: Este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras. La mano de Dios en nuestras vidas nos da gracia con las autoridades. Tienes que hablar con los papás de la muchacha con la cual te quieres casar, necesitas la mano de Dios, porque solo la mano de Dios va a convencer a las autoridades. Vas a hablar con tu patrón para que te de un aumento, solo la mano de Dios te puede dar gracia para que te digan que sí. Vas a ir al gobierno a hacer un trámite para que te den el pasaporte, la visa solo la gracia de Dios les va a decir que sí. La mano de Dios es la que toca el corazón de las autoridades.

Cuando me iba a casar con mi esposa vine a Puebla a pedir su mano, y me decían los hermanos “no va a querer su papá porque ella es la más chica. Tiene dos hermanos mayores, solteros, que todavía viven con su papá y ella es la única mujer.” Pero yo dije: Si Dios quiere, va a decir que sí. Nos venimos a Puebla, hable con el pastor Arturo quien ganó a mi esposa para Cristo y el pastor me dijo que por él estaba bien, que no tenía problemas. Ya había pasado el primer filtro. Después tocó hablar con el suegro. Y ¿sabes qué me dijo? “Mi hija es la mitad de mi alma, pero si es la voluntad de Dios, tienes mi bendición.” La mano de Dios es la que obra en las autoridades.

Dice Esdras 7:28 e inclinó hacia mí su misericordia delante del rey y de sus consejeros, y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, fortalecido por la mano de mi Dios sobre mí, reuní a los principales de Israel para que subiesen conmigo. ¿Sientes que ya no tienes fuerzas? ¿Sientes que ya no puedes seguir adelante? La mano de Dios es la que te fortalece para seguir adelante. 

Pide la mano de Dios. No solamente es pedir la bendición como Jabes la pidió, no solamente es recibir la bendición y perderla por causa de capacidad, sino que tenemos que orar todos los días: “Dios, gracias por la bendición. pero ahora dame de tu mano para conservar la bendición que ya me diste.”