La bendición de diezmar

Malaquías 3:6-12

6 “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.

7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?

8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.

9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.

10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.

12 Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.”

El libro de Malaquías es el último libro del Antiguo Testamento, después de Malaquías hubo un silencio de 400 años. La palabra de Dios se despide con el pago de los diezmos y después hubo 400 años de silencio.

Dios bendice a los cristianos que diezman, que oran, que leen la palabra de Dios, que vienen a la iglesia  que sirven, que se involucran. El pago de los diezmos es algo que Dios ha mandado, no es idea de ningún hombre. Dios así lo planeó. La verdad es que Dios no necesita de nuestros diezmos, no necesita de nosotros, pero hay una obra terrenal entre los cristianos que sí necesitan los diezmos para que la iglesia siga adelante. Dios quiere ejercitar nuestro corazón.

Malaquías 3:6-7 dice: “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?” El pueblo de Dios, Israel había pasado por muchos problemas, ya había pasado el tiempo de los jueces y reyes y hemos leído que cuando eran bendecidos por Dios poco a poco se iban apartando de Dios, y otra vez venían castigos, consecuencias y otra vez el pueblo de Dios volvía nuevamente a él. Y parecía que el pueblo estaba jugando con Dios, como diciendo: Si me bendices, me acerco; y si estoy bendecido, me empiezo alejar. Así iban y venían, el pueblo de Dios estaba jugando con él y ya se habían hecho religiosos, se habían acostumbrado a sacrificios, a fiestas, pero su corazón ya no estaba involucrado en ello. Hay una parte del libro de Isaías donde dice que los sacrificios que hacían le daban asco a Dios, él quería su corazón, que quisieran estar en sus caminos.

Dice Malaquías 3:6 “Porque yo Jehová no cambio” Dios no cambia, Él es eterno, su palabra no cambia, pero desafortunadamente nosotros como cristianos si cambiamos. Algunos podemos ser de doble ánimo. De repente estamos bien y luego nos desanimamos y para que un cristiano se desanime no se necesita mucho, con poquito se anda desanimando, es bien difícil animarlo, pero para desanimarse con una simple mirada. Dios no cambia, sus promesas no cambian. 

“…hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes,” Ya hemos leído la palabra de Dios en otros años y qué bendición que la volvemos a leer, pero qué triste que nos empecemos a apartar de Dios, “ y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros,” Si nosotros nos volvemos a Dios, él se vuelve a nosotros. Y el pueblo dijo “¿En qué hemos de volvernos?” Ellos estaban confrontando a Dios y podemos leer el libro de Malaquías y Dios hace varias preguntas y Dios les pudo haber dicho muchas cosas como vuelvan a leer la palabra de Dios, vuelvan a su primer amor, vuelvan a venir a la iglesia, vuelvan a orar, vuelvan a animarse, pero Dios les dijo En vuestros diezmos y ofrendas. 

Sabemos que como cristianos aunque llevamos muchos años hemos dejado de hacer varias cosas. Tal vez nuestros amor se ha enfriado, quizás nos hemos acostumbrado a varias cosas y la gente estaba tal vez dando algo a la iglesia, pero ya no estaban diezmando y ofrendando, no estaban sacrificando, no estaban dando más allá de sus fuerzas. 

¿Qué habrá de especial en volvernos a Dios en nuestros diezmos y ofrendas? Ahí lleva corazón, Dios trabaja con nuestro egoísmo. ¿Dios necesita de nuestro dinero y sacrificio? No lo necesita. Él quiere trabajar en nuestro corazón.

Cuando vamos a la iglesia y se nos habla del diezmo muchos ya no queremos venir. Pero Dios dice que diezmemos, Dios quiere trabajar con nosotros. Todo cristiano que ya diezma sabe del dolor que se siente cuando se empieza a diezmar. Cuando recibimos nuestro sueldo no debemos decir: “Primeramente voy a pagar mi internet, las colegiaturas, la comida o la gasolina, primero pago y si me sobra voy a diezmar.” Porque ¿funcionará cuando lo hacemos así? ¿Cómo debe diezmar un cristianos maduro? Primero aparta lo de la obra de Dios antes de sus gastos, porque si empezamos al revés nunca nos va alcanzar. Entonces, es una bendición diezmar, Dios quiere trabajar en nuestro corazón.

Ellos preguntaron ¿En qué hemos de volvernos? y Dios dice ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.

Entonces, ¿el no diezmar es un robo? Sí, es un robo. Sabemos que Dios no necesita de nuestro diezmo pero la obra de Dios sí lo necesita. La iglesia funciona con diezmos y ofrendas. ¿Le podemos robar algo a Dios? Sabemos que aquí en la tierra sí nos pueden robar cosas como el carro, la casa, nos pueden asaltar en la calle, hay muchas formas de robar, y es impresionante cuánto la gente gasta para protegerse de los robos. Es grave que un delincuente robe, pero sería grave que un cristiano robe también? 

Debemos entender que el diezmo no es de nosotros a pesar de que trabajamos. Hay algo que le corresponde a Dios y tenemos la oportunidad de regresarselo a Dios o quedarnoslo, pero ahí perdemos la bendición si decimos quedárnoslo.

Todo cristiano debe anhelar crecer espiritualmente y parte de ese crecimiento espiritual es diezmar porque si no le estamos robando a Dios. 

El diablo no solamente pide el diezmo, él pide mucho más. Cuando alguien gana su salario, el diablo le pone el yugo del alcoholismo, de drogadicción, de la perversión en la vida mundana. Les quita todo y él también quiere quitarse la vida.

Malaquías 3:9 dice: Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. De manera general, el pueblo de Israel no estaba diezmando, estaban dando, pero no diezmando, ni dando una ofrenda con calidad. Recordemos a Caín y a Abel. Los dos dieron, pero había diferencia en su manera de dar. Uno estaba dando lo mejor y el otro solo por dar para sentirse bien.

El no diezmar trae maldición de parte de Dios. Malditos sois con maldición…Al que Dios bendice no hay quien lo pueda maldecir, pero al que Dios maldice, ¿quién lo puede bendecir? 

Es una maldición no diezmar. El no diezmar frena la obra de Dios, frena el evangelismo mundial, nos quedamos con nuestro corazón egoísta. Cuando estamos ofrendando y diezmando Dios está quitando el egoísmo de nuestro corazón, nos hace pensar en otros, que conozcan a Cristo, que la obra de Dios funcione. Cuando no diezmamos hay falta de fe, de sabiduría, se cierran las ventanas de los cielos, lo que tenemos es como estarlo echando en saco robo, el dinero no nos rinde, trae maldición, por mucho dinero que pase en nuestra manos se va como el agua.

Dice el verso 10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Dios manda que ofrendemos, que diezmemos, que demos a la ofrenda misionera, que lo traigamos a la iglesia. Dios quiere trabajar en nuestro corazón, quiere quitar nuestro egoísmo, y si no la traemos dice Malditos sois con maldición…” 

“… y haya alimento en mi casa; ” que la obra de Dios pueda funcionar, que se pueda pagar la luz, la renta, el teléfono, lo que se necesita pagar y que el pastor no esté ahí tronandose los dedos pensando que no hay para pagar la luz. Que en la casa de Dios haya lo que debe haber.

… y probadme ahora en esto,” Dios dice prueba. Prueba diezmar medio año, un año, haz la prueba. Analiza cómo has vivido el tiempo que no has diezmado. ¿Te alcanza? ¿Te sobra? ¿puedes ahorrar? Chécalo. Prueba. Dios dice: “y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos,” ¿Ya hemos vencido ese asunto de diezmar o siempre sentimos el gran dolor?

Todos queremos que nos suban el salario y una manera de que nos suban el salario es diezmar de lo que ya estamos ganando. Es una bendición ganar $500 a la semana, hay mucha gente que gana $500 o menos a la semana y el que gana $500 a la semana, va a diezmar $50 ¿y eso es difícil o fácil? Pues fácil, es poquito, pero el que gana $5,000 ¿Cuánto tiene que diezmar? $500. Tenemos que aprender a diezmar de lo que ya ganamos  para que Dios nos suba el sueldo, para que él abra puertas para que se nos suba el salario. Cuando aprendamos a dar los $50 ya estaremos listos para dar los $100, los $200.

Todos los casados un día fuimos jóvenes. Un joven no se la complica mucho. Gana $1,000 come gorditas toda la semana, una torta y él siente que la pasa bien, y la mayoría no pagan agua, no se pagan ni la escuela, pero el casado  no. Nos enamoramos de la muchacha, y no pensamos en todos los compromisos que íbamos a tener. Si nos hubieran leído la cartilla de todos los compromisos que nos estábamos echando encima ¿qué hubiéramos dicho? Los que estamos casados sabemos lo que es tener compromisos. Si no aprendemos a ser responsables desde la casa, si nos robamos la luz, ponemos un diablito, comemos un día con la suegra, el otro con la mamá, estamos en el buró de crédito y cargamos esas complicaciones ¿crees que vamos a poder diezmar? Pero si empezamos a diezmar, Dios va a empezar a ordenar esas cosas, que nuestros problemas se vayan disipando. El aprender a diezmar nos trae crecimiento espiritual, nos hace responsables. 

Dice Malaquías 3:11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.Si como cristianos maduros, aprendemos a diezmar, Dios va aa reprender al diablo, nos va a evitar problemas en nuestra vida, nos va a evitar deudas, nos va a ordenar nuestra vida, nos va a hacer buenos trabajadores.

Job tenía un tremendo testimonio delante de Dios hasta el diablo lo sabía y Dios estaba bien contento con Job con su manera de vivir pero un día el diablo pidió permiso para atacar y se le dio permiso y a pesar de eso, Job mantuvo su integridad, pero Dios lo tenía cercado y bendecido. Qué bendición cuando hay un cristiano que Dios lo bendice, el diablo no puede hacer nada contra él. El diablo es el acusador, es el tentador, y lleva un reporte de la vida de cada cristiano, el diablo está tomando nuestro testimonio, y llega con su lista  “¿Este hermano diezmó?” 

Los ojos de Dios están con los que tienen el corazón en la obra de Dios  “Donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón” ¿Estará nuestro corazón en la obra de Dios o en el mundo? La Biblia nos dice que en la tierra la polilla y el orín corrompen, todo lo que tenemos aquí se queda, se gasta o alguien se lo malgasta, pero dice la Biblia que Dios nos puede bendecir en la tierra. Dios sabe quien diezma y quien no, y el diablo pregunta “¿Cómo anda fulano de tal?” y hay ciertos permisos que se le da, sus bienes no van a estar protegidos, el cerco de Dios se va a ir descomponiendo.

El diablo anda como león rugiente buscando a quién devorar, anda cercando nuestra vida y nuestra familia y donde haya un hueco por ahí entra. Dios reprenderá al enemigo cuando empecemos a diezmar y a ofrendar . 

Hay bendiciones por aprender a diezmar y ofrendar. Dice Malaquías 3:12 Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos. Dios dice: “Cuando mi pueblo diezma, cuando ofrenda, cuando su corazón está en mi obra, cuando se le está quitando el egoísmo van a ser bienaventurados, felices, dichosos, van a prosperar, van a tener una iglesia bendecida, unos hijos benditos y todo irá bien.”

Si ya estás diezmando te animo a que lo sigas haciendo, y si no lo estás haciendo te animo a que lo hagas para que Dios te dé madurez espiritual y te bendiga y te guarde de la maldición. Hay que obedecer a Dios con amor, con gratitud, la obra de Dios lo necesita, hay gente que necesita seguir escuchando el evangelio, pero se necesita que la iglesia funcione, que tenga lo necesario para seguir funcionando.

Un cristiano aunque no sea maduro puede comenzar a diezmar y la madurez va a llegar más rápido. y si ya es un cristiano que lleva más de tres años en la iglesia debe diezmar, ofrendar, dar a misiones, estar involucrado.

Le hicieron una pregunta a Dios ¿en qué hemos de volvernos? Vuelve a orar,  vuelve a leer la biblia, vuelve a venir a la iglesia, vuelve a ganar almas, vuelve, pero Dios dice vuélvete en los diezmo y ofrendas y en todo lo demás hay que irse volviendo, vuelve a tu primer amor. “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

Dios quiere usarnos como iglesia, quiere que nos volvamos a él, quiere que seamos cristianos obedientes en nuestro primer amor, quiere una iglesia que diezme, que ofrende y dé a misiones, que evangelice. Hay que volvernos a Dios en nuestros diezmos y ofrendas para que se abran las ventanas de los cielos.

Si queremos vivir una vida estancada o que en vez de ir para adelante vamos para atrás, no vamos a diezmar, pero si queremos que Dios nos bendiga tenemos que aprender a ofrendar, a diezmar. Que nuestro corazón esté en la obra de Dios por amor y gratitud.