Termina lo que empezaste

Hechos 20:22-24

22 “Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer;

23 salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.

24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.”

Vemos que el apóstol Pablo sí batalló, sí sufrió, pero si algo podemos aprender de él es que terminó bien su carrera.Yo estaba entrenando para ser atleta, pero no terminé, lo que empecé no lo terminé. Vieron en mí un potencial para que yo pudiera representar al país, pero hubo situaciones muy difíciles y ya no pude. En un maratón me ponían a hacer calentamientos, después correr dos vueltas al campo, saltar y yo decía ¿por qué me están entrenando en todo esto si ustedes quieren que participe en maratón? y ellos me decían que era una preparación y después me ponían una hora corriendo y luego me ponían una llanta y me decían que tenía potencial, pero bueno, Dios tiene sus propósitos. A veces no lo entendemos y al principio me amargué con mi padre porque yo necesitaba su firma para que pudiera representar al estado de Veracruz en la olimpiada nacional y mi padre no quiso. Al principio me enojé, me puse triste, pero Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros.

Dice el versículo 24 “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.” Una de las primeras cosas para que terminemos las carreras es no hacer caso de lo que la gente dice. 

Cuando conocemos a Cristo, la gente nos comienza a decir ¿por qué vas a la iglesia? y a veces nos desanima, pero dice el apóstol Pablo “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo” Él estaba diciendo: Yo ya no importo, no voy a hacer caso de lo que la gente diga, me van a decir hipócrita, pero voy a seguir adelante, mis amigos me van a criticar pero yo voy a seguir adelante.

Cuando inicie en el cristianismo me decían que era un hermano hipócrita, y sentía feo, pero de ninguna cosa hago caso. Joven, la gente te va a decir que para que vas a la iglesia. No hagas caso de lo que la gente diga. 

Hay hermanas que a veces dentro de la iglesia hablan mal de alguna hermana, y después esa hermana ya no viene a la iglesia. ¡Cuántos cristianos he visto que han estado así!, pero doy gracias por esos hermanos que siguen en la iglesia que ya tienen 18 o 20 años, y si tú estás así estás terminando lo que empezaste. Tengamos el propósito de decir: Yo empecé en esta iglesia y voy a terminar en esta iglesia y no importa lo que la gente diga o critique o lo que la familia diga.

Pero mucha gente empieza a hacer caso y dicen: “Ya no voy a ir a la iglesia.” Acuérdate de lo que dice Pablo: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo” Tenemos que aprender de Jesucristo. ¿A Jesucristo lo criticaron? Sí, los fariseos lo criticaron, pero él siguió su ministerio. A Jesús le dijeron: ¿Cómo te vas a juntar con esos pecadores? Pero él decía: “Yo no vine a salvar a justos sino a pecadores.” Te van a decir “Ya te crees muy santo, solo porque vas a la iglesia una vez a la semana” Pero tu dile: “No no soy santo, pero estoy trabajando en eso, porque Dios quiere que sea eso.” Pero cuando hacemos caso y queremos hacer algo para Dios nos desanimamos.

Una vez un hermano estaba bien animado y fuimos a ganar almas y el hermano estaba bien emocionado y dio un folleto a una persona y esta lo agarró, lo rompió y se lo aventó en su cara. Primera vez que va a ganar almas y le hacen eso y ya no volvió a ganar almas, pero debemos aprender lo que dijo el apóstol Pablo: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo

Si Dios te permitió empezar algo tienes que terminarlo y no hagas caso de lo que la gente diga, pero también no haciendo caso de los deseos carnales. 

Dice la palabra de Dios en Romanos 7:14-25 

14 “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.

15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.

16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.

17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.

18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.

19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.

20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.

21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.

22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;

23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?

25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.”

Tenemos un cuerpo con el que vamos a estar batallando toda nuestra vida, hasta que Cristo venga o hasta que Dios nos llame a su presencia, mientras vamos a estar batallando todos los días. El apóstol Pablo dijo: “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?  Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.” Gracias a Dios que nos ha dado libertad.

Cuando aceptamos a Cristo tenemos dos naturalezas: la carnal y la espiritual y es como poner a pelear a dos perros. A uno le damos de comer bastante, lo alimentamos todos los días y al otro no lo alimentamos, lo dejamos una semana sin comer ¿qué va a pasar? ¿Quién va a ganar? el que alimentamos bien. Es lo mismo en la vida espiritual. Muchas veces alimentamos más  nuestra carne, viendo televisión, viendo internet, escuchando chismes, malas palabras y ¿la Biblia? solo los domingos la leemos y eso porque se tiene que leer en la iglesia y cuando viene la tentación ¿qué va a pasar? La va a ganar la carne porque espiritualmente no tenemos nada de alimento y por eso, muchos cristianos no terminan la carrera y después decimos ¿por qué cayó el hermano? ya cayó en pecado porque empezó a alimentar la carne.

¿Cómo se alimenta el espíritu? Lee tu Biblia todos los días, ora todos los días. Hay hermanos que agarran la Biblia para dormir en la noche. No pueden dormir por tanta televisión y como ya hay que dormir, toman la Biblia. No leamos la Biblia solo para dormir, tenemos que hacernos el hábito de leer la palabra de Dios porque luego va a venir la tentación y Satanás nos va poner tropiezo. Dios sabe de qué pie cojeamos y cual es nuestra debilidad, por eso dice que te alimentes espiritualmente, pero muchas veces no hacemos eso. Aléjate de esos deseos carnales, de esas amistades que te dicen vamos a ver esto, aléjate de esas malas amistades que te están jalando y si tú no lees la Biblia para nada y no oras pues rápido te van a jalar. Si quieres terminar lo que empezaste, debes leer la palabra de Dios, dice la Biblia “no satisfagaís los deseos de vuestra carne.” No satisfagas tus deseos porque nos pasamos dos horas en Facebook y ni un capítulo de la Biblia leemos. Nos aventamos dos días metidos en Internet. Joven, te metes en Xbox tres horas, pero te dicen que vayas a la iglesia y dices que no. 

A veces nos aventamos dos películas al día y ni una porción de la palabra de Dios y oramos solo por los alimentos “Señor, te damos gracias. Amén” Y ¿así queremos ganar la batalla? ¿así queremos acabar la carrera? No vamos a poder. El Señor Jesús oró una hora en el Getsemaní y cuando regresó sus discípulos estaban durmiendo. El Señor no necesitaba orar porque él es Dios mismo, pero lo hizo para darnos ejemplo, pero muchas veces nosotros no lo hacemos.

Otra cosa que podemos hacer para alimentar a nuestro espíritu y vencer la carne es ayunar. En este año ¿qué hemos hecho para ayunar? Le metemos bonito a las cemitas, a los tacos, a las memelas aunque después estemos enfermos. Ayuna. Jesucristo lo dijo: Este género no sale más que con ayuno y oración. A veces decimos: “Quiero que mi esposa cambie” pero ¿cuándo hemos doblado nuestras rodillas y hemos hecho un sacrificio? pero no nos sacrificamos y queremos todo fácil y rápido. No alimentes tu carne. Deja la tele, el Internet, deja de ver películas, deja esas malas amistades porque te van a destruir, ven a la iglesia, es la manera que te vas a alimentar, pero piensas que con venir una vez a la semana ya te llenaste. Come un día a la semana y ¿cómo te vas a sentir? Todo débil y es lo mismo que estamos haciendo si solo venimos una vez a la semana.

No hagas caso a los problemas que vengan. Dice 2 Corintios 11:24-28

24 “De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.

25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;

26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;

27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;

28 y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.”

La gente te va a traicionar. ¿A Jesucristo lo traicionaron? Sí. “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, ” Y vienen los problemas. Y ¡cuántos cristianos cuando vienen los problemas se alejan de Dios! Dicen: “Tengo una deuda ¿cómo le voy a hacer para pagar esa deuda? Me ofrecen trabajo un domingo, voy a dejar la iglesia, pero voy a trabajar” y vienen las pruebas y Dios quiere ver tu corazón. Las pruebas nos ayudan a madurar y a crecer más en Dios. Si tú dices: Dios dame más fe, pues Dios te va a mandar una pruebita para ver si aguantas.

Cuando estaban los discípulos en el mar y vieron a alguien caminando pensaron que era un fantasma y Jesús dijo: No se espanten, soy yo. Y Pedro dijo: “si mandas yo voy” y ahí va Pedro y después empezó a ver la posición en donde estaba, estaba caminando sobre el agua y mientras tenía puesta su mirada en Jesús, Pedro seguía caminando, pero cuando vio la situación empezó a hundirse. Y muchos cristianos somos como Pedro. Decimos: “Dios va a solucionar mi problema”, pero después decimos: “no, esto no se puede resolver. Voy a pedir un préstamo” y en vez de solucionar empeoramos las cosas. Confiemos en Dios. Sé que no es fácil a veces, pero se necesita fe. 

Viene el problema de la enfermedad, por ejemplo cáncer y dicen es incurable y te empiezan a meter ideas y desconfías de Dios. Y Antes de que vayas con un médico, confía en Dios. Él puede hacer un milagro, él no cambia. Él no es el problema, el problema somos nosotros que no tenemos fe suficiente. Dijo el Señor Jesucristo: “Si tuvieras fe como un grano de mostaza…” y la mostaza es una semilla tan pequeña, pero cuando crece el árbol, es grande y vienen aves y se anidan ahí.

Cuando vengan los problemas, confía en Dios. Tomate de la mano de Jesucristo. Él sabe el problema que tienes y sabe que estás batallando, pero tienes que tomarte de él. Y si no terminamos lo que empezamos es porque no confiamos en Dios. Pero cuántos cristianos cuando vienen los problemas empezamos a “solucionar” nuestros problemas. Tenemos a un Dios grande y poderoso y él nos va a sacar del problema, pero confiar en Dios es tiempo, pero somos bien impacientes, queremos que se resuelva rápido.

Confía en Dios. Acuérdate de Abraham. Dios le dijo que saliera de su tierra y parentela y lo hizo por fe y Dios lo fue guiando y así es nuestra vida, si queremos terminar no confiemos en el nombre. La Palabra de Dios dice que maldito es el hombre que confía en el hombre, mas bienaventurado es el que confía en Dios. Tenemos la dicha de tener un Dios vivo, pero a veces no lo entendemos. Cuando dejas a Dios y buscas la solución por otro lado, vas con un psicólogo para que te ayude en tu matrimonio, pero él no te va a ayudar, pero Dios hizo el matrimonio y él sabe lo que necesitas. Tenemos un Dios de poder que conoce todo nuestro ser, pero confiemos en Dios.

No dejes las cosas de Dios. Si ves que no hay respuesta y parece que entre más oras, más problemas tienes, confía en Dios.

Termina lo que empezaste no haciendo caso a lo que viene, al futuro. Dice la Palabra de Dios en Hechos  20:22-23 Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.

Eso quiere decir que vamos a pasar situaciones difíciles, pero dice la Palabra de Dios: Confiad en mí porque yo he vencido. Confía en Dios, él ha vencido. Dice el apóstol Pablo: No sé qué me va a pasar en Jerusalén, pero yo voy a ir.

Muchas veces no lo hemos entendido, estamos tan aferrados al materialismo “Quiero un carro, una casa mejor” ¿Para que nos materializamos con este mundo? No te vas a llevar esa casa ni el carro, se le van a quedar a los testigos de Jehová. Eclesiastés 2:17-19 dice: Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu. Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí. Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad. Leemos la Biblia y parece que nos entra por un oído y nos sale por el otro. Nos aferramos a este mundo. Como dice el dicho: “Nadie sabe para quién trabaja.” Salomón dice que te esfuerzas, quieres tener una casa y tú no sabes. 

El Señor Jesucristo dijo de un hombre que decía: “He llenado mi granero, alma regocíjate.” Y el Señor Jesucristo dijo:Hombre necio, esta noche vienen por tu alma y todo lo que has hecho ¿para quién será? 

En Hebreos 12 dice que nuestra vida es como neblina, de repente estamos y luego ya no. Nos afanamos tanto en esta vida y qué bueno que Dios te está bendiciendo, pero no te afanes. Las personas quieren poner un negocio y no saben que sus hijos lo destruyen. Conozco a gente que son empresarios y después vienen sus hijos y lo derrochan. Tantos años sus papás se esforzaron, echándole ganas y sus hijos se lo acabaron todo. Por eso, no te afanes. La Palabra de Dios dice que debemos tener contentamiento, mientras tengamos sustento y abrigo. Gracias a Dios tienes una casa, ya comiste hoy. Mateo 6:34 dice:Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.” 

Muchas veces vivimos con “y mañana ¿qué va a pasar?” y todavía no acaba el día y ya estamos pensando en el día de mañana y en los días que siguen, y estamos pensando en la quincena y muchos todavía no acaba el mes y ya estamos pensando en el siguiente y así vivimos. Vivimos en el mañana. Somos bien necios. No te preocupes por mañana vive el día de hoy con gozo. Acaba tu carrera de hoy con gozo.

Quizás tenías muchos planes en el 2020 y Dios permitió el Covid para ver si así entendemos, pero a veces ni así entendemos. Hay que decirle a Dios que él nos vaya guiando. Dejemos de estar presionados por el día de mañana porque así no vas a terminar y si terminas, terminarás todo enfermo, lo digo por experiencia. Dios me habló a mí para que yo entendiera que tengo que vivir el día tranquilo.

Terminemos bien la carrera. No hagamos caso de lo que la gente diga, no hagamos caso de nuestros deseos carnales, no hagamos casos de los problemas que vayamos a pasar y vivamos al día, el presente. Terminemos nuestra carrera con gozo.