La Importancia de los Hijos

Salmos 127

1 “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.

2 Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño.

3  He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.

4 Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud.

5 Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.”

David dice: Si Jehová no está en nuestra vida en vano es todo lo que hagamos. Dios es muy importante en nuestra vida. Muchas veces hacemos hogares, hacemos casas pero si Dios no es el principal, tarde o temprano se va a derribar nuestro matrimonio, nuestra familia, nuestros hijos. Necesitamos a Dios en nuestra vida porque Él fue quien nos creó y Él sabe lo que nuestros hijos y nosotros necesitamos. 

La Biblia dice: “Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores;” y a veces como padres nos esforzamos por nuestros hijos, nos desvelamos, trabajamos por nuestros hijos, pero muchas veces sin que Dios esté al principio, y luego decimos ¿por qué mi hijo salió así? porque nunca hemos puesto a Dios en primer lugar. Tratamos de dar a nuestros hijos lo que quieren, lo que no tuvimos se los queremos dar pero a en vez de hacer un bien. hacemos un mal porque lo principal es que esté Jehová en nuestra vida.

Si Jehová no está en primer lugar en tu vida y en tu familia tarde o temprano va a ser destruida y los hijos van a andar en cosas malas y perversas. Muchas veces decimos que nuestros hijos salieron así, pero no salieron así, los hicimos así. Nuestros hijos son el reflejo de cada uno de nosotros. No le echemos la culpa a la sociedad, ni a las escuelas, la responsabilidad es de nosotros.

He aquí, herencia de Jehová son los hijos” La Biblia nos enseña que nuestros hijos son una herencia de Dios. Podemos tomar dos maneras de verlo: Una herencia como posesión y herencia como regalo. Dios nos está prestando a los hijos, no son para toda la vida, sino por un tiempo porque el día de mañana se van a casar y se van a ir del hogar. Debemos consultar a Dios y preguntarle qué debemos hacer con nuestros hijos porque son herencia de Jehová, posesión  de Dios. Yo no sé cuantos hijos te ha dado pero ¿por qué no le dices a Dios: ¿Qué tengo que hacer con mis hijos?

Moisés, cuando era pequeño, su mamá lo tuvo que poner en el río y la hija de Faraón tomó ese bebé, pero cómo es Dios tan grande que Moisés volvió otra vez a su madre y su madre le dio amor. Debemos mostrar amor a nuestros hijos, pero muchas veces no lo demostramos y en nuestro matrimonio son puros pleitos, peleas, discusiones groserías y, ¿qué estamos enseñando a nuestros hijos? Por eso nuestros hijos se van de nuestro hogar, se van con los amigos, con las pandillas porque allá sí hay amor, se van con los abuelitos porque allí sí hay amor y nos preguntamos porqué son así y es porque no estamos haciendo lo correcto delante de Dios.

Pablo le dijo a timoteo: “La fe no fingida la cual habito en tu abuela Loida y tu madre Eunice.” Una de las cosas por la que Dios nos da a nuestros hijos es para inculcarles la fe en Cristo, en Dios. 

Dios nos da a nuestros hijos por poco tiempo. A Algunos por veinte días porque mueren pronto, a otros 18 o 22 años y se van. El tiempo que Dios te dé a tus hijos, incúlcales el amor a Dios, incúlcales la fe en Cristo, que nunca se aparten, que digan: “Mi padre, mi abuela me inculcó la fe en Cristo”; que se acuerden que tú seguías a Cristo.

Los hijos son herencia de Jehová, Dios te ha dado a tus hijos como un regalo. Muchos no tienen ese privilegio. Unos no pueden tener hijos y muchos que los tienen los andan abortando y no saben que es un regalo de Dios. Este mundo ha ido en decandencia y en perversión, ya son lícitos los abortos y esto está en contra de la voluntad de Dios porque es un regalo de Dios y un regalo se cuida. Muchos no quieren tener hijos porque quieren vivir mejor, les estorban los hijos y el día de mañana quieren tener hijos y es demasiado tarde. La sociedad de hoy no quiere tener hijos porque quieren vivir bien, sin tener responsabilidad. Otros no quieren para que sufran. Dios nos va a dar la gracia para educar a los hijos como Él quiere; otros los dejan al cuidado de personas para que ellos puedan ganar dinero. Muchos dejan a sus hijos con la abuelita, pero la responsabilidad es de los padres. Los abuelitos ya no están para educar, sino para consentir.

Buscamos que nuestros hijos estén bien económicamente y trabajamos y dejamos a los hijos y que otras personas los críen y no sabemos lo que les están enseñando, pero la responsabilidad es de nosotros como padres.

Los hijos son un regalo de Dios y a veces exageramos y los consentimos demasiado y hacemos unos niños bien rebeldes, consentidos, faltan al respeto porque les damos todo, pero el darles todo no los hará un buen hijos.

Dice el versículo 4 “Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud.” Dios nos ha dado a los hijos por cierto tiempo y nos dice la Palabra de Dios que son como saetas como una flecha, y una fecha no sale de repente, se forma. Primero, se saca de un árbol y esta chueca pero la vamos a enderezar, esos son nuestros hijos que Dios nos da para que los tengamos como una fecha para que el día de mañana los aviente y ellos vuelen, pero ¿qué flechas estamos haciendo? 

Creo que queremos que nuestros hijos sean mejores que nosotros. Yo no quiero que mis hijos hagan lo que yo cometí. Pero eso depende de nosotros, tenemos que formar esas flechas, esas saetas.  Nos corresponde a nosotros como padres, no al maestro, al tío o a la abuela. Necesitamos formar a nuestros hijos.

Una de las cosas que debemos enseñar a nuestros hijos es ética de trabajo, que no sean flojos y muchas veces no lo hacemos. Dice Efesios 6:5-8 “Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.

Vemos que el apóstol Pablo les está diciendo cómo debe ser un siervo, debe obedecer a sus patrones. Eso debemos enseñar a nuestros hijos, pero les decimos: “no lo obedezcas, no te paga bien.” Debemos enseñar el trabajo, que aunque no esté el patrón que trabaje, que deben ser honrados. En la escuela no le van a enseñar eso, eso se enseña en el hogar con la Palabra de Dios. La Biblia es el manual de cómo criar a nuestros hijos, pero el problema es que muchos no buscamos a Dios. 

1 Timoteo 6:10 dice:porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Otra de las cosas que debemos enseñar a nuestros hijos es a manejar el dinero, que no sean ambiciosos. Enseñarles que el amor al dinero nos va a destruir. A veces uno quiere y quiere más y no se sacia y luego busca la manera de robar y estafar a las personas. La Palabra de Dios dice que debemos estar contentos con sustento y abrigo, pero queremos que nuestros hijos ganen más dinero y luego andan haciendo cosas perversas y andan en la cárcel y somos culpables porque no hemos enseñado a nuestros hijos. Nuestros hijos son saetas, hay que formarlos. 

Dice 1 Corintios 15:33 No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Hay que enseñarles buenos modales a nuestros hijos. Si no les dices: hijo, no te juntes con ellos.” Después vienen los problemas. Si no les enseñas buenas costumbres, peor van a ser las cosas. Esa es nuestra labor, por eso ahora que ellos están pequeños es tiempo. Hay niños que quieren venir a la iglesia pero los padres no quieren, y cuando los padres quieren venir los hijos ya no quieren. Aprovecha, los años se van rápido.

Dice Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Cuando son pequeños debemos instruirlos y el día de mañana ellos no se van a olvidar de Dios. Dios permitió que mi padre me enseñara el temor a Dios, después me metí a la drogadicción y alcoholismo, pero lo que me enseñó mi padre quedó marcado y gracias a Dios volví a Cristo. La palabra de Dios se cumple y es verdad.

Josué 24:15 dice: Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.Una de las cosas que Josué dijo fue: Si Ustedes no quieren servir a Jehová, no importa pero yo y mi casa vamos a servir a Dios.

El día de hoy decide buscar a Dios, entrega a Cristo tu corazón y cuando lo hagas Cristo va a transformar tu vida, Él te dará vida eterna, Cristo quiere tu corazón. Decidamos seguir sirviendo a Jehová, no es en vano.

Génesis 18:17-19 dice: Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer,  habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.

Dios estaba diciendo que sabía que cuando muriera Abraham, sus hijos iba a tener temor de Dios. Dios quiere que cuando partamos dejemos ese legado a nuestros hijos: El amor y el servicio a Dios, pero ¿Qué legado le estas dejando?¿‘un malviviente, un golpeador de mujeres, una mamá gritona, un papa flojo? Muchas veces nos afanamos por dejar una herencia, y que bueno si se lo puedes dejar, pero lo más importante es dejarle la herencia del amor y servicio a Dios, porque ahí está la bendición de Dios. La bendición de Dios es la que enriquece y no añade tristeza. 

Salmos 127:5 “Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.” 

Que el día de mañana esas flechas van a dar al blanco perfecto. Nos van a decir: “¡Qué tremendo hijos tienes, que bendición! ¿Cómo lo hiciste?” y tú vas a decir: “Gracias a Dios Dios me dijo cómo porque no nacieron así, se necesita forjar esas saetas.” Que no nos digan: “Oye tu hijo hizo esto” y que eso nos cause vergüenza. 

Cuando uno cree en Jesucristo, serán benditas la primera, la segunda y hasta la cuarta generación. ¿Queremos que nuestra generación sea bendita por Dios? Busquemos a Dios, entreguemos nuestra vida a Cristo y Él hará una diferencia. Que Cristo esté en nuestro matrimonio y en nuestros hijos.