El Hábito

Es necesario como padres enseñar a nuestros hijos un buen hábito. Necesitamos en nuestra cultura mexicana tener buenos hábitos. En nuestros tiempos, hay muchos malos hábitos como estar en Internet porque daña a nuestra niñez.

Un hábito es un comportamiento que se repite regularmente cada día hasta llegar a ser como una costumbre.  México tiene buenas y malas costumbres. En los pueblos de la sierra tienen muy buenas costumbres y una de esas es que se levantan temprano a las cinco de la mañana ya estar arriba y en la ciudad a las ocho dicen que es de madrugada. Eso es un mal hábito. 

Eclesiastés 8:11 dice: Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.”  Y dice: 1 Corintios 15:33 No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.

“Yo soy constante compañero, soy tu mejor ayuda o tu peor carga. Te empujaré hacia delante o hacia el fracaso, estoy completamente bajo tus órdenes. La mitad de las cosas que haces deberías dármelas a mí y yo las haré más rápido y correctamente. Me puedes manejar fácilmente, simplemente sé firme conmigo y después de unas cuantas lecciones lo haré automáticamente. Soy el sirviente de los grandes hombres y mujeres, y también de los peores fracasados. Los que son grandes los he hecho grandes, los que son fracasados, los he hecho fracasados. Me puedes usar para producir ganancias o producir una ruina. Tómame, entréname, sé firme conmigo y pondré el mundo a tus pies. Sé débil conmigo y te destruiré.” Ese es el hábito. Qué importancia es tener un buen hábito. Las grandes personas son grandes porque tienen buenos hábitos y lo podemos aplicar a toda nuestra vida.

Muchas veces los malos hábitos se van formando por nuestras manera de vivir. Veamos lo que dice Jeremías 13:10 y 23 Este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón, y que va en pos de dioses ajenos para servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto, que para ninguna cosa es bueno. “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?” 

Una de las cosas que corrompen los hábitos es el pecado. Por eso dice Jeremías “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas?” Pues no cambia, pero el pecado está. Una de las cosas por las que tenemos malos hábitos es porque somos pecadores. De chiquitos tenemos malos hábitos y cuando el niño nace comienza a gritar porque quiere la mamila, ya trae esa maldad, pero podemos ir cambiando ese hábito. Una de las cosas por las que hay mal hábito es por el pecado.

1 Juan 2:15-17 dice: No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Otra de las cosas que nos hace tener malos hábitos es la sociedad, el mundo en el cual vivimos, y es que si el mundo lo hace nosotros también, seguimos la corriente y lo vemos normal. Un mal hábito que tenemos en nuestros tiempos es estar metido en Facebook, ¿por qué mejor no tenemos un buen hábito de hacer ejercicio? No lo hacemos. El mundo quiere tener dinero y malgastarlo y a veces tenemos ese mal hábito de estar gastando. Pero tenemos que controlar ese hábito. 

Eclesiastés 8:11 dice Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. Una de las cosas para evitar esos malos hábitos es que hay que meter corrección. Eso lo hacemos con los niños, pero nosotros no somos constantes. Un niño cuando toma una cosa le decimos que no y viene la sentencia: NO y ¿qué hace? Lo vuelve a hacer y le decimos otras vez NO y comienza a saber que no está correcto lo que hace, pero a veces decimos: “Déjalo, está chiquito”, y formamos un mal hábito con nuestros hijos y hasta en nosotros mismos. Dios manda sentencia en nuestros malos hábitos, pero somos bien cabezones. Por ejemplo, la Biblia dice: “No glotonerías” pero nos metemos lo que caiga, eso es un mal hábito porque a futuro nos perjudica.

Dice Juan 8:34-36 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” 

Vemos la diferencia en Cristo. Vemos que los malos hábitos vienen por el pecado por lo que este mundo enseña, pero gracias a Cristo, nosotros somos libres del pecado, de los malos hábitos. Cristo nos libra y nos ayuda a no tener esos malos hábitos que a veces tenemos. Nosotros ya no somos esclavos del pecado, ya no somos esclavos de los malos hábitos gracias a Cristo, por eso dice 2 Pedro 2:14 Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. Eso está hablando del adulterio, de que tienen mal hábito al pecado. Esos eramos muchos pero ahora en Cristo somos diferentes. Entonces, si usted tenía el hábito de ser mujeriego y codicioso, deje ese hábito porque tarde o temprano va a venir la sentencia de Dios.

La Biblia dice en Proverbios 23:29-30 “¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura.” Dice que el ay es para los que están tomando y es cierto ahí están los ay. “¡Ay! ya se cayó, ¡Ay! ya se enfermó” y sigue con ese mal hábito de la borrachera y muchos cristianos en nuestros tiempos piensan esto: “Antes tomaba mucho, pero ahora una copita no pasa nada, al cabo el apóstol Pablo le dijo échate un vinito por tu salud.” Y de ahí le agarran. Lea Proverbios 23 y se va a dar cuenta de los problemas que trae la borrachera. Andar de borracho es un mal hábito. Los que hemos creído en Cristo somos verdaderamente libres, ya no debemos estar viviendo de esa manera.

Otro hábito está en Proverbios 19:15 “La pereza hace caer en profundo sueño, y el alma negligente padecerá hambre.” Por ejemplo para venir a la iglesia: “Cinco minutos más” y esos cinco se hacen en media hora y de repente son las nueve de la mañana. La flojera es un mal hábito y a veces se las estamos inculcando a nuestros hijos y nietos. La flojera es un mal hábito en todos los aspectos. Por ejemplo, en el trabajo decimos “Si los demás lo hacen, yo también. Ganamos igual.” Tenemos que tener un buen hábito. Necesitamos dejar malos hábitos. No nos juntemos con gente floja. 1 Corintios 15:33 dice: “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.” “El que se junta con lobos a aullar se enseña.”

Dice Proverbios 22:24-25 “No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras, y tomes lazo para tu alma.” El enojo es un mal hábito. Si sabemos que una persona es así, debemos alejarnos de ella porque se nos va a pegar, si de por sí nosotros nos prendemos muy rápido. Si tenemos el mal hábito de enojarnos con nuestra esposa, nuestros hijos, cuidado. Un mal hábito va a destruirnos. Primeramente va a destruir nuestra relación con Dios, luego en nuestro matrimonio y con nuestros hijos. 

Proverbios 17:4 dice: “El malo está atento al labio inicuo; Y el mentiroso escucha la lengua detractora.” Otro mal hábito es la mentira. Eso lo hace el mundo, pero nosotros en Cristo tenemos que hacer la diferencia, dejando esos malos hábitos.

Entonces, ¿qué debemos hacer con esos malos hábitos? En Cristo tenemos que cambiar y tener buenos hábitos, tenemos que alejarnos de ese tipo de personas. Si sabemos que nos está dañanado, si nos come el oído por chismear, alejémonos de eso.

La disciplina nos va a yudar como vimos en el libro de Eclesiastés 8:11 Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.”“ Cuando no hay corrección, no va haber una ejecución. Los hijos o nosotros mismos vamos a estar repitiendo lo mismo.

Dice Proverbios 19:18 “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se apresure tu alma para destruirlo.” Una de las cosas para quitar un mal hábito es llevar la corrección a nuestros hijos mientras hay esperanza, mientras están pequeños.

Tenemos muchos malos hábitos desde que llegamos a Cristo, yo puedo decir que soy el primero que tenía muchos malos hábitos, pero Dios me los ha ido quitando a regaños, a corrección y Dios dice: “No está bien esto.” Así es nuestro Padre porque nos ama. Creo que amamos a nuestros hijos y también les decimos “no” por su bien. Pero tenemos que ser constantes.

Proverbios 22:6 nos dice: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Debemos estar constantemente instruyendo a nuestros hijos. Eso nos va a ayudar a tener buenas costumbres. Un hábito comienza despacio y debemos seguir y seguir hasta que lo hagamos. Dios es constante con nosotros. No sé que habito malo tenga usted, pero primero hay que llevarlo a Cristo.

Debemos enseñar a nuestros hijos a que tengan buenos hábitos. Uno de ellos está en Efesios 6:1-2 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.  Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; Es un buen hábito que necesitamos enseñar. En el mundo no lo enseñan. Los niños faltan el respeto a los padres y maestros, les avientan cosas. ¿Cuando íbamos a ver eso que un niño aventara algo al maestro? Al contrario, nos aventaban el borrador, pero ahora le faltan el respeto al maestro. En ciertos lugares, he visto que todavía cuando pasa un hombre de canas se ponen de pie, es el respeto que se le tiene a una persona mayor. Pero ahora dicen: “¿Este viejito que me va a enseñar?” Pero nosotros somos los culpables porque no hemos enseñado la Biblia a nuestros hijos que deben respetar a los mayores, sea como sea, es mayor y se debe respetar. Debemos enseñar decir “Buenas tardes” pero muchas veces como burros entran cuando se va a una casa y se sientan, pero eso nos corresponde a nosotros. Necesitamos enseñar buenos hábitos a nuestros hijos.

Proverbios 20:20 dice: “Al que maldice a su padre o a su madre, se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa.” Eso es para enseñar a nuestros hijos, que por eso deben respetar. Dice la Palabra de Dios: Honra a tu padre y a tu madre para que tus días se alarguen. Y se cumple. Tenía un amigo que tenía malos hábitos. A la edad de 10 años se drogaba, a su madre le gritaba y le aventaba piedras, él era malo. Su madre para corregirlo lo tenía que corretear, él se subía a los árboles, era muy tremendo. Él murió a la edad de 17 años. La Biblia es verdad. Honra  a tu padre y a tu madre para que Dios te bendiga. He conocido a personas que han muerto a los 90 años porque han honrado a su padre y a su madre y Dios le ha dado larga vida. Dios cumple.

Necesitamos enseñar a nuestros hijos a respetar, que tengan buenas relaciones con las personas correctas. Debemos no solo corregirlos y enseñar, sino también decirle: No te juntes con ese ladrón, con ese marihuano, con ese borracho, pero si no les decimos nada, nuestros hijos seguirán igual. Si su esposa te junta con una mujer chismosa, dile: “Te quiero mucho, pero no te juntes con ella.” Hermana, si su esposo se junta con hombres que son muy mujeriegos, póngale un alto. “Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.”

Cuántos cristianos he visto que han caído por juntarse con gente que no debe juntarse. Necesitamos hacer que nuestros hijos no tengan una relación con gente perversa.

Demostremosle afecto a nuestros hijos, cuidemos su vocabulario, enseñemosles a dar gracias a Dios por los alimentos, eso es un buen hábito; cuidamos que escuchen buena música porque la música de hoy en día es perversa, pero dejamos que escuchan lo que sea reguetón, rock y después andamos diciendo “anda endemoniado.” Otro hábito es venir  a la iglesia, orar, que nuestros hijos nos vean que no solo oramos cuando estamos en la iglesia, a leer la Biblia, y eso se le llama devocional familiar, que leamos la Biblia, a ser agradecidos estemos bien o estemos mal. Enseñemos a nuestro hijos buenos hábitos.

Dijo el hábito: “Tómame, entréname, sé firme conmigo y pondré el mundo a tus pies; sé débil conmigo y te destruiré.” Los malos hábitos nos pueden destruir.